Si en la IV República Teodoro Petkoff, como Ministro de Hacienda de Caldera, robo las prestaciones a los Trabajadores; en la V República Maduro, como Presidente del país, desmanteló a los trabajadores su plataforma social, borrando de un plumazo las reivindicaciones conquistas a lo largo de su historia.
El Movimiento Obrero y Popular vive un período de reflujo, en el contexto de una crisis económica, política e ideológica; sin precedentes en toda la historia moderna del país. Debilidad para enfrentar la crisis y represión del Estado y los patronos, que se manifiesta en la caracterización de su accionar: ¡lucha por supervivencia!.
La magnitud de la crisis venezolana y su impacto en los trabajadores, hace que el centro de la reivindicación del movimiento obrero y social sea conquistar las más primarias y elementales condiciones de vida y trabajo. Esto, después de más de siglo y medio de reivindicaciones sindicales. La situación vivida hoy es como si estuviéramos en los inicios del Movimiento Obrero, sólo que sin el ímpetu y la fuerza que tenía en esa época.
El movimiento social y la lucha obrera, después de la arremetida del Estado patrón junto con el patrón privado, comienza a emerger desde los escombros de su desmantelamiento. En el trascurrir de estos años de penuria ha venido emergiendo un movimiento obrero subterráneo, a pesar del gobierno, más allá de la burocracia sindical, y a pesar de una izquierda que no existe.
La prensa ha recogido algunas de esas acciones reivindicativas; pero son noticias marginales frente a los otros acontecimientos. Para el 2022 se registran, hasta septiembre (8meses), 5609 protestas, que son el equivalente a 19 paros diarios; según la OVCS (2). Data que es agrupada por la organización en: unas como protestas por "derechos sociales" y otras por "derechos laborales". Es significativo que la protesta obrera representa cerca de la mitad del total. Cifras que superan las del 2021 en el mismo período.
¿Qué lectura podemos hacer de estos indicadores?
Independientemente del carácter ideológico de los centros de investigación, de las distintas metodologías empleadas, o del acercamiento hacia una visión de la realidad; hay un hecho innegable que va más allá de la data: ¡Hay un movimiento de clase obrera y popular que se manifiesta a partir de su propia realidad y por su propio desarrollo! Su peso específico y su fuerza, está en relación con su constitución. Algunas luchas han derrotado al Estado y la burocracia sindical psuvista, tal y como se dio con los maestros y profesores. Lo importante aquí es la significación y el potencial de poder que representa.
Este proceso es histórico, se repite, es parte de la dialéctica del movimiento. Una lectura acertada es vital para toda perspectiva de acción con carácter de clase. Es un dato de la realidad que todo militante debe tener presente en su horizonte político. Necesario es superar la tentación del "tacticismo", la búsqueda de "atajos políticos" que llevan al poder a caudillos, mafias y oportunistas. Para decirlo con el tango, acaso es que "¿20 años no es nada?" La historia obrera está llena de estos capítulos protagonizados por aventureros.
Los sectores que se han movilizado abarcan un amplio espectro de los trabajadores y sectores populares: sector salud, manufacturero, educación. Trabajadores de las grandes y medianas empresas; así como obreros en general y profesionales: enfermeras, médicos, maestros, profesores, etc., etc. Trabajadores todos, tanto de la capital como de los distintos Estados del interior del país.
Participan una amplia gama de sectores de trabajo, como de trabajadores de diversos puntos del país. El desafío está en que ese amplio movimiento encuentre su curso en sus propios intereses, y se consolide como movimiento social con autonomía e independencia de clase. Allí debe estar la atención y la plataforma de acción de todo militante del Movimiento Obrero y Social.
Históricamente los trabajadores en sus luchas han tenido un relato que acompaña la acción. Un horizonte donde enmarca la reivindicación inmediata, donde ella encuentra dimensión más allá de lo inmediato reivindicativo, donde cobra sentido político la lucha. En la historia del Movimiento Obrero, el relato por excelencia lo representa El Manifiesto Comunista.
Hoy, en nuestro contexto, ese relato no existe. El pragmatismo-oportunismo domina en la mentalidad de los políticos progres; y cuando hay algún discurso, es débil, sin fuerza, confuso. La coyuntura histórica exige del debate ideológico político, ir más allá del pragmatismo que lleva a cargos políticos electoreros o de la política como espacio del negocio, en razón de una realpolitik. La realidad actual exige del renacer de la utopía social.
La patronal ocupa todo el espacio de opinión que ha dejada la ausencia de una izquierda revolucionaria y la debilidad del Movimiento Obrero. Han copado todo el escenario de la opinión pública erigiéndose en los salvadores del país por "su condición de honestos, trabajadores y sacrificados venezolanos". "Son los hombres que en plena crisis representan la Venezuela del futuro, gracias a la producción" Esa trama ideológica ha penetrado el entramados de la sociedad venezolana. No hay emisora de radio o TV (Grupos Trasnacionales de la Comunicación), que no los convoque a diario para entrevistas y explayen sus discursos sobre el país. Esta dada la condición necesaria y suficiente para la emergencia del fascismo.
El gobierno llama al capital extranjero y privado a "invertir" en el país. Les ofrece ZEE. Zonas Económicas Especiales; es decir, prácticamente por su ubicación y extensión todo el país. Allí no existe ley, salvo la del patrón, no hay sindicatos, ni contratos, etc. Volvemos a los primeros años de las concesiones a las trasnacionales del petróleo donde surgió un país dentro del país, situación que rigió hasta que el Movimiento Obrero Petrolero transformó esa realidad en la primera parte del siglo XX, cuya manifestación más evidente fue la huelga petrolera del año 1936, y con ella nació el país y democracia.
Ni que hablar de la minería en Guayana, convertida en botín de guerra por las trasnacionales, contrabandistas y minería mafiosa allí presentes, con el aval gubernamental. Del mismo modo, actualmente los empresarios están buscando imponer la "ley de emergencia laboral" donde se busca eliminar el salario y remplazarlo por bonos. Es el resultado de la tripartita: Gobierno, OIT, y los Patronos con sus cámaras y sindicatos. Jorge Roig, ex presidente de Fedecamaras es uno de los principales voceros.
Las acciones de la derecha patronal, los políticos "progres" y un gobierno disfrazado de socialista, develan el neoliberalismo al que han llevado al país. La realidad para los trabajadores se hace cuesta arriba. Los desafíos para el Movimiento Obrero y Popular son grandes. La mirada en el horizonte requiere claridad de los militantes y las organizaciones de clase y de base. Recordemos la vieja consigna: desechemos las ilusiones, profundicemos la lucha obrera.
1 Para artículos relacionados y literarios el lector puede visitar el blog:
Americaseryliteratura.blogspot.com
2 OVCS Observador venezolano de conflictividad social.
Cambural, Yaracuy, Noviembre 2022.