A 999 días del inicio de la contingencia en la República Bolivariana de Venezuela producto de la pandemia global de la Covid 19, en la finalización de la semana 143 de esta contingencia, y siendo el viernes 09 de diciembre de 2022, hoy quisiera referirme al último mensaje público dado por el Comandante Hugo Chávez, un sábado 8 de diciembre del año 2012.
Este artículo debió haber salido el día de ayer. Pero quería terminar las entregas de la Conferencia realizada por este servidor a una unidad militar de importancia en Fuerte Tiuna, y por eso no lo hice. No obstante, cabe recordar que dentro del contexto de este último mensaje dado por Hugo Chávez hay que recordar dos fechas: La madrugada del 7 de diciembre, que fue cuando regreso de Cuba, el mismo 8 de diciembre, cuando dio este mensaje que nunca hubiésemos querido escuchar, y el 9 de diciembre cuando la Asamblea Nacional autorizó por unanimidad su viaje a Cuba y su partida hacia ese hermano país para la intervención quirúrgica a la que se sometió. Lo demás es historia y es muy conocida por todas y por todos.
Particularmente, viví la coyuntura del Comandante de modo particular, ya que mi padre también se encontraba delicado de salud, y me tocó ir a su encuentro. Salí vía terrestre a Puerto Ordaz la noche del 13 de diciembre de 2012, llegando a dicha localidad a las 5:20 minutos de la mañana del 14 de diciembre. De ahí apenas cepille mis dientes en el terminal privado de la empresa de autobús que me condujo hasta el estado Bolívar y de ahí cruce la calle para ir al terminal público que sirve a dicha ciudad, el cual está enfrente y de ahí me dirigí a Maturín, que es donde vivía mi papá. Fue un día muy particular y fue el día que papá eligió para su cambio de paisaje.
Pero no es de esto que quiero referirme en el presente escrito, así que pasemos sin más preámbulo al tema que hoy nos ocupa.
A diez años del último mensaje público del Comandante Hugo Chávez, y 9 del Día del Amor y la Lealtad a Chávez. Necesariamente debemos hacer una reflexión sobre lo que es el chavismo, y sobre el verdadero concepto de la lealtad, como mejor tributo y homenaje a la memoria de nuestro Inolvidable líder.
Al chavismo no sólo le toca confrontar contra el imperialismo, la oligarquía y la oposición abiertamente declarada y fascista. El chavismo en estos momentos es amenazado por un enemigo silencioso que emerge de sus propias filas, que pronuncia un discurso aparentemente revolucionario para disfrazar su viraje entreguista y empujar a la Revolución por el precipicio del capitalismo.
El chavismo no es reformismo como lo hubiese dicho el Comandante William Izarra, y cómo lo hubiese dicho el propio Comandante Chávez. Fue el propio Chávez quien nos advirtió y señaló: "Cuidado con el reformismo, porque ese es el camino más fácil pero eso significa también abandonar la batalla. Hay bastantes ejemplos en la historia reciente y no en el pasado lejano. Alejémonos del reformismo y tomemos de verdad el camino revolucionario, radical revolucionario, radical socialista.
Yo voy a seguir en esa dirección hasta que me toque. Voy a seguir profundizando, arengando, latigueando la marcha. Es mi tarea, así la entiendo y así la asumo, y pido a todos que nos radicalicemos".
Con la muerte física del Comandante Chávez, el reformismo se libró de sus amarras y asumió el control de vastos sectores del gobierno venezolano. Ahora cabría responder la siguiente interrogante: ¿Cuál es el papel del reformismo?
El papel del reformismo es vital para el sistema capitalista porque brota de las entrañas de la Revolución y su objetivo es extraviar el camino y debilitar la posibilidad revolucionaria. La historia nos indica que las revoluciones han sucumbido más por el reformismo que por la lucha frontal en contra de sus oponentes aparentes y abiertamente identificados. Lo cierto es que el reformismo poco a poco desgaste a la Revolución hasta empujarla a la capitulación o a una rendición pactada.
El reformismo es sinónimo de complicidad con el capitalismo, no enfrenta las contradicciones sino que las maquilla, le tiene fobia a la lucha de clases. Por eso apuesta a la colaboración con las clases dominantes, negociaciones, tripartitas, pactos con el capital privado. Sueñan con lobos que supuestamente se convierten en ovejas.
Frente a la posibilidad de profundizar el proceso, prefiere negociar con el enemigo. Su principal argumento es que "no hay condiciones". Y así van posponiendo la posibilidad revolucionaria, mientras las condiciones se van desgastando. Están convencidos de que existe una burguesía mala, parasitaria, improductiva y mal portada y otra no tan mala, a la que le llaman burguesía revolucionaria o burguesía amorosa, como recientemente una alta funcionaria del gobierno nacional la ha denominado, con la que se acuerdan políticas como por ejemplo que en estos dos últimos meses el bolívar se haya depreciado en más de un 70% y tal vez me esté quedando corto, o alianzas privatizadoras o se negocian jugosos financiamientos. De esto espero poder referirme en próximas entregas de esta columna.
Ambas están desfalcando a la nación, exprimiendo a los trabajadores y trabajadoras, especulando con el dólar como ya lo he señalado producto de una dolarización chucuta como lo señaló Andrés Giusseppe en uno de sus más recientes escritos, y cuya debacle cambiaria debería ser explicada por las autoridades del Banco Central; porque están saqueando el bolsillo de los más pobres, fugando capitales y cuanta marramucia se inventan.
"¿Qué es la política y para qué la política? ¿Para buscar cargos? ¿Para enriquecernos? ¿Para hacer grupitos que están enfrentados allá en un municipio por alcaldías, en estados por la gobernación, o por los negocios de mis amigos y mis familiares, de las empresas que yo conozco? No, para eso no es la política". Hugo Chávez Frías.
Estos reformistas, mucho de ellos devenidos en una clase nueva empresarial, quiebran empresas públicas y después deciden que hay que privatizarlas a precio de "gallina flaca". El reformismo cree también que hay una derecha "buena" y una derecha "mala". Están desesperados por lograr un Acuerdo de gobernabilidad con esa derecha bien portada, están convencidos que el pueblo no está preparado para asumir el poder, pero se atornillan al poder sobre los hombros del pueblo.
¿Qué ocurre entonces? ¿El gobierno está traicionando el legado de Chávez? ¿O se trata simplemente de un movimiento táctico para engañar al enemigo mientras nos recuperamos? ¿El gobierno actual es continuación o ruptura del proyecto de Chávez?
"Ya basta de traiciones, este pueblo ha sido traicionado muchas veces. Nosotros llegamos acá a hacer una Revolución o morir en el intento, pero no podemos permitir una nueva traición al pueblo de Bolívar, mil veces traicionado, demasiadas veces traicionado. Como ha batallado nuestro pueblo". Hugo Chávez.
Lo cierto es que el chavismo es mucho más que el gobierno, mucho más que el partido. Es un proyecto diverso, conflictivo y contradictorio, pero que frente amenazas imperiales y agresiones fascistas se cohesiona y cierra filas para proteger al movimiento.
"Esta revolución es pacífica, pero es una Revolución armada, de ideas y de fusile, para defenderse, para defender a su pueblo, para defender su proyecto, y para defender su esperanza". Hugo Chávez.
El chavismo no es sumisión, es rebeldía, el chavismo no es adulación, es autocrítica, el chavismo no es sometimiento, es irreverencia, el chavismo no es pragmatismo, es pensamiento y acción transformadora, el chavismo no es oportunismo, el chavismo es compromiso militante. El chavismo entiende que la lealtad no es complicidad, que la crítica no es traición, que la disciplina no es obediencia.
Y es que el chavismo es una fuerza viva dotada de pensamiento, voluntad y acción, capaz de resistir a imperios, atemorizar oligarquías, derrotar reformismos y construir utopías concretas.
"Y cuando digo chavista, estoy es recogiendo una expresión popular, porque la esencia del chavismo, así llamado, a mí no me gusta hablar del chavismo, pero anda por todos lados y el antichavismo, y el chavismo sin Chávez, y yo lo leo y lo vuelvo a leer y ahora también habló pues. Me sumo al chavismo pues, al chavismo con Chávez, con Chávez al cuadrado o al cubo". Hugo Chávez.
El comandante Hugo Chávez merece todo el reconocimiento de todos los venezolanos. Y debemos asumir la Agenda Alternativa Bolivariana como compendio de su ideario político y revolucionario.
Ahora bien, lo que debo señalar en esta columna es que cuando se habla hoy en día de lealtad se debe ser leal a un proyecto, a una propuesta antes que a las personas o individualidades. Por lo tanto, en lo particular soy leal al proyecto, a la idea y a la propuesta levantada por el Comandante Hugo Chávez Frías.
No acompaño a otros que hoy en día hablan de lealtad y que han tirado por la borda ese proyecto histórico de liberación nacional. A esos no acompaño, aunque se pongan boina roja y digan que son del PSUV.
Y que vienen actuando y vienen trabajando abiertamente con los sectores que se identifican con el nombre de nueva burguesía revolucionaria o amorosa para recomponer el pacto de élites antes conocido como Pacto de Punto Fijo. Y con ese pacto yo no comulgo y no camino.
Y eso debe quedar bien claro, eso es en verdad ser consecuentes y leales con la memoria del que lo dio todo, hasta su propia vida, por darnos la patria que hoy en día tenemos. Hay que ser leales con un proyecto estratégico de transformación de la sociedad venezolana. La lealtad no es un principio o un valor para seguir individuos que traicionan el proyecto estratégico nacional.
Y es por eso, cuando se habla de lealtad o se nos plantea ser leales con el presidente Hugo Rafael Chávez Frías es a esa idea, a los valores que levantó y reivindicó para defender los intereses del pueblo y los trabajadores venezolanos y las trabajadoras venezolanas.
¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y patria socialista!
¡Viviremos y Venceremos!