Según una leyenda, El Paraíso Terrenal está en América; pero Dios lo cubrió con un velo de apariencia vulgar y durante miles de años quiso que el hombre creyera que ya no existía, para preservarlo de la depredación de quienes inútilmente tratarían de agotar las abundantes riquezas con las que lo dotó.
También afirma que Dios creó simultáneamente todas las razas de los hombres, en diferentes lugares del mundo, para que se desarrollaran de acuerdo con sus esfuerzos y los recursos propios con los que contara cada región; posteriormente deberían compartir sus bienes y experiencias con otros pueblos, para que todos crecieran juntos como hermanos.
Narra la leyenda que quiso Dios crear un lugar maravilloso con todo lo que el hombre pudiera necesitar, para que fuera un templo abierto de adoración a Él. Su Asistente en la Creación, al contemplar tanta hermosura y riquezas juntas, le interrogó asombrado: “¡Señor! ¿No les estás dando demasiado?”.
Él respondió: “No les estoy dando suficiente, porque este lugar no podrá permanecer oculto hasta el final de los tiempos; otros pueblos lo descubrirán y se arrojarán sobre él cual aves de rapiña, tratando de arrebatarle cuanto posee”.
“¿Porqué no has creado ninguna raza humana para que habite en él y defienda sus riquezas?” –le preguntó su Asistente–; Él añadió: “Con el paso del tiempo, todas las razas del mundo vendrán hasta acá, y serán aceptadas sin discriminación alguna; de su mezcla saldrá el hombre que heredará la tierra; éste será el verdadero Adán, a quien no arrojaré de El Paraíso, porque deberá permanecer en él para preservar la herencia de la humanidad”.
Continuó Dios formando El Paraíso Terrenal mientras le explicaba a Su Asistente la finalidad de cada componente que le agregaba: “Tendrá altos picos para que aprendan a elevar su espíritu hasta Mí; la nieve los enseñará a buscar la pureza de sus almas; la soledad de los páramos les permitirá encontrarme en la majestuosidad del paisaje; el frío les recordará que muchos de sus hermanos necesitan abrigo”.
“Les daré un cálido desierto, para que no les falte la sed de aprender; al sentir la arena escapando entre sus dedos, comprenderán que no se es dueño de lo que se posee, si no se ha luchado para merecerlo; al caminar contra el viento, entenderán que deben enfrentar las dificultades para seguir adelante y realizar sus sueños.
“Guardaré grandes riquezas en las entrañas de la tierra, para los tiempos difíciles; pero la codicia de propios y extraños convertirán en una maldición lo que Yo les he dado como una bendición.
“Poseerán extensas planicies en las que podrán cultivar todo cuanto necesitarán para alimentarse sanamente; pero los persuadirán de que el pan de otras tierras es mejor que el suyo y les harán pagar con sus riquezas por mendrugos que les enfermarán.
“Sin necesidad de sembrarlas, en su suelo encontrarán todas las plantas medicinales que necesitarán para curar sus enfermedades; pero otras naciones los convencerán de que ellos poseen la panacea, y los persuadirán para consumir substancias que los harán sentir peor”.
Siguió el Creador agregando cada parte a Su Obra Maestra, mientras le hacía ver a Su Asistente la razón de cada una de ellas: “No habrá otro lugar en la tierra con un pozo de agua dulce como el que ahora les doy; pero vendrán los días en que no podrán beber de él, porque la ambición de riqueza lo contaminará.
“Las abundantes aguas de sus ríos los proveerán de todo cuanto puedan necesitar para convertirse en el pueblo más poderoso de la tierra, como Yo lo espero; pero otras naciones les harán creer que fue a ellos a quienes escogí para regir al mundo.
“Mientras crean este engaño, no descubrirán el mayor tesoro que les daré: la capacidad de llevar las bondades del Paraíso a toda la humanidad.
“Por mucho tiempo no entenderán que no deberán adorar los falsos ídolos que otros les presentarán, porque sólo buscarán impedir que cumplan Mi Mandato.
“He aquí un mar inmenso, lleno de riquezas para compartir con sus hermanos del mundo; pero su propia perdición llegará navegando a través de él”.
“Vendrán hombres que serán confundidos con Mis Mensajeros, y en Mi Nombre esclavizarán a sus primeros pobladores; pero sólo lograrán reforzar su amor por la libertad con la cual fueron creados, porque la recuperarán y la llevarán hasta otras tierras; su hazaña no tendrá igual en el mundo.
“Mediante el engaño, los poderes terrenales harán pelear hermano contra hermano; fingirán apoyar a quien les prometa entregarles sus riquezas: lo harán en el nombre de la paz, el progreso y la libertad; pero todos deberán comprender que no hay paz sin hermandad; ni progreso sin justicia; ni libertad sin respeto al libre albedrío.
“¡Derribaré los imperios que se levanten sobre el engaño, la explotación y la sangre de sus hermanos! Bendeciré las naciones que usen los dones y riquezas que les he otorgado para ayudar a los más desposeídos”.
Maravillado por lo que oía, Su Asistente le preguntó: “¿Cómo sabrán los hombres que han encontrado El Paraíso”? Entonces, Dios respondió: “Porque derramaré continuamente Mi Gracia sobre él, como río que cae desde el cielo; Mi Luz iluminará cada noche su sendero; Mis Siete Arcángeles, y Yo lo guardaremos, como Ocho Estrellas en el Azul del Cielo”.
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