“La directora general de la ONU para la oficina del Espacio Exterior (Unoosa), la astrofísica Mazlam Othman, dijo ayer que “por estadísticas” puede haber vida extraterrestre en forma de bacterias… /… “al tiempo que agregó que igual que se descubren planetas existe la posibilidad que […] se encuentre vida fuera del sistema solar” / “No tengo una respuesta sobre una posible amenaza extraterrestre por bacterias o porque vayamos a ser atacados por naves espaciales...”. (15/10/10).
La declaración de la astrofísica pudiera parecer “intrascendente”, puesto que desde hace algunos años la ciencia ha estado informando sobre el hallazgo de componentes orgánicos en asteroides; también, sobre las probabilidades de existencia, sólo en nuestra galaxia, de planetas con ambientes parecidos a los nuestros que pudieran albergar vida.
En cuanto a que el nivel de inteligencia extraterrestre deba ser proporcional al parecido corporal con nosotros, que su ambiente de desarrollo pueda ser semejante al nuestro, o que sus viajes deban cumplir con nuestras leyes físicas; son vanas presunciones terrícolas.
Hasta aquí, todo pareciera normal; pero, si se toma en cuenta que no hace mucho tiempo el Vaticano declaró en torno a esta misma “posibilidad de existencia de vida extraterrestre”, entonces surgen muchas preguntas, comenzando por aquella de ¿cuál será el organismo mundial que dará la siguiente declaración? ¿Los Estados Unidos aceptarán como cierto aquello que han negado durante sesenta y cinco años?
Una institución tan rígida, como la Iglesia Católica, que en sus dos milenios de existencia solo ha admitido como extraterrestres a los ángeles y demonios; que no emite ninguna declaración oficial sin haberla analizado cuidadosamente; que no necesita reiterar la existencia de seres angelicales y demoníacos como una novedad, tampoco los llamaría extraterrestres, para enmarcarlos en el concepto científico y respaldar con ello a quienes alguna vez combatió ferozmente.
La misma Biblia, fundamento literal de la fe católica, contiene descripciones de sucesos que podrían interpretarse como causados por la presencia de seres físicos en naves desconocidas entonces y ahora; los cuales parecieran enviados a cumplir una misión muy específica, que contribuiría al avance espiritual, no tecnológico, del ser humano.
Escenas religiosas, plasmadas en pinturas que la iglesia ha oficializado, muestran detalles que contrastan con la ostentación física del poder de Dios, a lo cual el mismo Maestro Jesús se opuso. Aún así; las autoridades eclesiásticas nunca pretendieron ofrecer una explicación de la ocurrencia y existencia de todos ellos, que no fuera trascendente del conocimiento humano.
Es necesario recordar que los Estados Unidos se plantearon el objetivo de vencer a la extinta Unión Soviética en la carrera por “conquistar la luna”; porque presumían la existencia de minerales que pudieran ser explotados en “beneficio de la humanidad” (!). Son varias las razones aducidas, extraoficialmente, por las cuales la luna dejó de tener tanta importancia en la carrera espacial: primero, porque, aparentemente, no existen minerales explotables; segundo, porque, supuestamente, encontraron seres inteligentes que alegaron la intrusión terráquea en áreas de su dominio. En respaldo de está última tesis está la interrupción de las comunicaciones en el momento que uno de los primeros astronautas, en pisar la luna, expresara su asombro al observar algo insólito.
La verdad de cuánto se conoce y oculta, tal vez nunca la sepamos; pero, es presumible en función de los hechos expuestos y las declaraciones divulgadas. Como “cuando el río suena, es porque piedras trae”; podría conjeturarse que nos están advirtiendo sobre la pronta aparición pública de “naves extraterrestres” (cuya existencia se dice conocida desde hace tiempo por las naciones de mayor avance tecnológico) y el potencial desarrollo de una guerra bacteriológica (¿por vulgares terráqueos?) para tratar de evitar el cumplimiento de la misión que les ha sido asignada a las primeras: ¡Proteger a la humanidad de la extinción masiva planificada por algunos grupos de poder! Si aceptamos que Dios nos asignó un Ángel de la Guarda personal; ¿por qué no suponer que también designó a seres físicos y suprafísicos para resguardar a la Madre Tierra?
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