En la edición precedente había indicado que me referiría a la articulación de países OPEP con otros no OPEP, lo que ha devenido en señalarlo como el mecanismo "OPEP, OPEP Plus" versus la estrategia de la precandidata presidencial de la extrema derecha venezolana, María Corina Machado.
La OPEP (En inglés, OPEC por el acrónimo Organization of Petroleum Countries) es la organización creada en 1960 y reconocida por la ONU el 6 de noviembre de 1962 por los mayores países exportadores de petróleo en aquél entonces para controlar la producción de esta importante materia prima y, por ende, incidir en su precio en el mercado mundial.
Entre los integrantes de ese bloque de países, tenemos:
En Asia: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irán y Kuwait
En África: Angola, Argelia, República del Congo, Gabón, Guinea Ecuatorial, Libia y Nigeria.
En América Latina: La República Bolivariana de Venezuela.
Algunos países con una producción no excesivamente grande, como Qatar, Indonesia o Ecuador han pertenecido a esta organización en el pasado, pero la han abandonado por diferentes discrepancias. Por ejemplo, Ecuador la abandonó en el año 2020 porque el gobierno de Lenín Moreno no la consideró importante para los intereses de su nación y fue ratificada esta decisión durante la gestión del ultraderechista Guillermo Lasso.
Indudablemente que el peso de la OPEP en la exportación mundial de petróleo es muy significativo, ya que se ubica entre un 35 a 40%, además de representar el 80% de las reservas certificadas del planeta en estos momentos. No obstante, a pesar de esta considerable capacidad de suministro, en situaciones concretas esto puede no ser lo suficientemente determinante para fijar los precios del crudo, y esto fue lo que motivó a la creación del mecanismo OPEP Plus que es una especie de "OPEP ampliada" que permite un mayor dominio del mercado, ya que alcanza el 60% de la producción mundial de petróleo.
La OPEP+ u OPEP Plus está formada por los países integrantes de la OPEP además de Azerbaiyán, Bahréin, Brunéi, Kazajstán, Malasia, México, Omán, Rusia, Sudán y Sudán del Sur.
Estos países participan en reuniones con la OPEP y pueden decidir conjuntamente las acciones a realizar, pero las disposiciones que acuerde la organización principal no son vinculantes para ellos. Es decir, puede darse el caso de que la OPEP decida recortes en la producción, y los miembros añadidos de la OPEP+ no los apliquen. Cabe señalar que los productores de mayor peso dentro de la OPEP-+ son Arabia Saudí y Rusia.
El objetivo tanto de la OPEP como de la OPEP+ es unificar las políticas de sus Estados miembros en relación a la exportación de crudo, para conseguir un precio estable y que ellos consideren justo y suficiente para permitir la explotación de esta materia prima y el suministro al resto de países de forma regular.
Los ministros de la OPEP se reúnen dos veces al año para establecer sus cuotas de producción. Al ser el petróleo un producto con una demanda bastante rígida (ya que no tiene una fácil sustitución por otro), los recortes de la producción provocan casi de manera automática aumentos de precio. De igual forma, el incremento de la oferta hace bajar el precio del crudo en los mercados. Además, estas variaciones afectan a otros productos energéticos, como el gas natural y el carbón, e indirectamente al costo de la electricidad.
El mayor productor de petróleo a nivel mundial es Estados Unidos, pero al ser también el mayor consumidor, históricamente ha sido importador neto de esta materia prima, y aunque en 2020 (con la pandemia) sí exportó parte de su producción, en 2021 y 2022 ha vuelto a ser importador.
El ranking de países exportadores varía en función de los períodos considerados, pero ha estado tradicionalmente liderado por Arabia Saudí, un país que cuenta con las segundas reservas más grandes del mundo, por detrás de Venezuela, pero mucho más fáciles de extraer que las de nuestro país.
Tras Arabia Saudí se sitúa Rusia (país de la OPEP+), si bien habrá que ver finalmente cómo le afecta las sanciones de los países del G7 y la UE por la guerra de Ucrania y la capacidad de seguir desviando sus exportaciones hacia China e India.
Canadá es otro de los principales exportadores a nivel mundial, situándose en el tercer lugar, mientras que el cuarto puesto sería para Irak.
Con la vista puesta en su objetivo de conseguir un nivel de precios adecuado, la OPEP acordó en la reunión de octubre de 2022 un recorte de la producción en 2 millones de barriles diarios (mbd), superior al esperado por los mercados, que preveían una reducción de 1 mbd. No obstante, el impacto puede no ser tan relevante, debido a que muchos países de la organización ya no venían alcanzando las cuotas fijadas previamente.
De esta manera, la organización intenta frenar la caída de los precios del crudo, que tras superar los 100 dólares por barril en verano, se ha situado alrededor de 80 dólares a finales de 2022 (datos referidos al petróleo West Texas Intermediate o WTI).
A pesar de los esfuerzos de la OPEP por controlar la oferta para mantener los niveles de precios, la cotización del crudo ha sufrido grandes oscilaciones a lo largo de la historia, afectado por los cambios en la demanda y por la imposibilidad de acumular reservas más allá de cierto nivel: si se continúa produciendo petróleo y las ventas bajan bruscamente, el precio se desploma, como se vio con el parón mundial ocasionado por la pandemia del COVID-19.
Factores como la guerra de Ucrania habían propiciado anteriormente la escalada desde menos de 80 dólares con que se cerró el 2021 hasta 120 que se alcanzaron en junio (una subida del 50%), pero cuestiones como la reducción de la demanda de crudo por parte de China, ocasionada por los confinamientos masivos para evitar contagios, o la liberación de reservas por parte de Estados Unidos, han contribuido a que el precio baje a finales de 2022.
Sin embargo, este mecanismo ha sido importante para mantener de alguna manera el equilibrio en el mercado energético global.
Pues bien, la precandidata María Corina Machado ha catalogado como una de sus prioridades en caso de llegar a la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela (será después del 2030 cuando cese la sanción de inhabilitación política impuesta por la Contraloría General de la República por falseamiento de su información patrimonial en el año 2015) será la recuperación de la economía, y de ahí insiste en su iniciativa de privatizar Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Esto no debería extrañarnos no sólo por los orígenes oligárquicos de la "aspirante" a la silla de Miraflores, sino que ya expresé en una entrega anterior que además funge como agente del imperialismo en Venezuela. Además no nos olvidemos que hace casi 11 años, cuando de igual manera fue precandidata y no estuvo inhabilitada, su propuesta central era la del "capitalismo popular" (Cualquier parecido a la propuesta de Margaret Thatcher en la década de los 80 del siglo pasado a su paso como Primera Ministra del Reino de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte no es mera coincidencia).
Pero no es sólo la privatización de PDVSA sino de todo un conjunto de empresas estratégicas del país que hoy en día están en manos del Estado venezolano.
No sólo se trata por parte de Machado de repudiar el modelo político, económico y social implementado por Hugo Chávez y continuado por Maduro en estos últimos años. No sólo se trata de que el país "abandone el camino del socialismo" sino que "avance hacia el crecimiento económico" pero sin igualdad social, aplicando las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) del neoliberalismo.
Corresponde nuevamente a los revolucionarios y revolucionarias desenmascarar a la señora de fina estampa en su estrategia de reeditar la estrategia de Luis Giusti.
Es decir, una privatización de PDVSA que no obedezca al Estado (Nación) venezolano, pero sí que se alinee a la estrategia imperialista de EEUU. Sencillamente al igual que Giusti en 1997-1998, violar las cuotas de producción de la OPEP (en este caso sería de la OPEP+ u OPEP Plus) para colocar el precio del crudo a niveles irrisorios y que perjudique a los productores y beneficie a EEUU, al contar con energía barata (además que bajaría los precios de los combustibles en ese país) no solo para la movilidad interna de sus ciudadanos sino además apuntalar su maquinaria de guerra en contra de gigantes como Rusia y China, en los actuales conflictos que se sostienen con Ucrania y Taiwán, respectivamente.
No en balde, dentro de los planes de la OTAN de cara al año 2030, figura un escenario de Venezuela invadida, porque Estados Unidos y sus aliados de la Unión Europea requieren con extrema urgencia el acceso a nuestras fuentes energéticas, para poder disputar a China y Rusia la disputa por la hegemonía en el planeta.
Por eso, es que EEUU apuntala a su agente María Corina Machado no sólo como su candidata sino ficha que ya dan por sentado que estará en Miraflores, para que les permita el saqueo de nuestras riquezas.
Pues no se lo vamos a permitir.
¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!