A propósito del ALBA

La Union Europea, ¿un espejo para América latina?

Desde su Creación con los tratados de Roma en 1957 (desde el Paneuropeísmo, pasando por la Santa Alianza y los embates de la post guerra), la Unión Europea ha mostrado grandes avances de integración a regional, básicamente en el nivel económico, demostrando así que es el mejor modelo de integración a nivel mundial que se ha logrado. Luego de la Segunda Guerra Mundial, Europa Occidental se encontraba devastada, no tenía la capacidad suficiente de poder progresar ya que grandes gigantes como Gran Bretaña y Francia se encontraban en condiciones precarias y abrumadoras, esto sin mencionar a Polonia, Italia, Alemania entre otros que se encontraban en condiciones iguales o peores.

Tras la guerra, la producción agrícola y carbonífera europea era casi inexistente, con el consiguiente perjuicio para la población. Los europeos tampoco tenían el dinero necesario para comprar las materias primas y la maquinaria estadounidense que les permitiera reconstruir sus maltrechas economías. Paralelo, después de terminada la Guerra, Europa Occidental se enfrasca justo en medio de una nueva guerra (no solo geográficamente), de lucha entre bloques. El comunista liderado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y el capitalista liderado por los Estados Unidos de Norteamérica, con una Guerra Fría que inició incluso antes de terminada la Segunda Guerra Mundial con la carrera por la toma de Berlín.

De algún modo, la Europa capitalista buscaría salir de sus problemas lo más pronto posible a lo que comenzó a tomar distintas medidas proteccionistas acatando en toda y cada una de sus partes, el "Programa de Reconstrucción Europea" o "Plan Marshall" que respondía a cuatro intereses sumamente marcados por parte de los Estados Unidos.

Primero, Europa había sido el principal y mayor mercado de los Estados Unidos, y sin una Europa próspera sufriría una profunda depresión económica semejante a la de los años 20 del siglo pasado, que le costaría mucho más que los 13. 000 millones de dólares estipulados para el referido Plan. Segundo, la ayuda a través del Plan Marshall, tenía como justificación política, evitar que Europa Occidental cayera en manos del comunismo, con el que los líderes estadounidenses veían amenazada su seguridad.

En ese sentido, no podían permitir que los países occidentales se tornaran al Comunismo ya que se podían convertir en una amenaza de mayores proporciones, tal cual lo creían los pensadores e intelectuales de la derecha estadounidense, en algún momento, con respecto a China. Tercero, Europa Occidental parecía estar dispuesta a dejarse influenciar por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), potencia que Estados Unidos ya consideraba en sus escenarios hipotéticos de guerra, como su principal rival en el planeta. Cuarto, Alemania Occidental, que históricamente había sido el eje industrial del continente, tenían que convertirla en el freno a la expansión soviética.

Tras esto, no obstante que si existió un adelanto en las economías del hemisferio occidental, esto significaba en la realidad, la consolidación de un escenario de polarización mundial entre los dos bloques.

PROCESO DE INTEGRACIÓN

Al analizar el mercado unificado europeo y su proceso hacia la creación y fortalecimiento de una Unión Europea de carácter más global, vemos como en las sucesivas etapas de la construcción europea, se han logrado avances significativos.

Retomando el concepto de paneuropeísmo, distinguimos que la alianza desde el Tratado de Paris en 1951 o los Tratados de Roma en 1957, buscan fundamentalmente evitar nuevos conflictos bélicos en Europa, donde vemos que en efecto (más allá de Bosnia y los Balcanes), no han existido grande confrontaciones europeas en el ultimo medio siglo, o por lo menos entre sus miembros, procurando

alcanzar una significante alineación y reconstrucción económica; llevando como consecuencia la creación de tres Comunidades Europeas y una Unión Europea.

Desde entonces, todos los esfuerzos por la integración han logrado significativos avances, tan solo en 1986 se firma la Acta Única Europea, la cual complementa los Tratados iniciales constitutivos de las Comunidades. De esta acta, lo principal que podemos rescatar es primero, que las modificaciones propiciaron una aceleración al proceso de creación del Mercado Único Europeo, donde el Consejo Europeo adquirió una mayor credibilidad al otorgársele un mayor poder de cohesión o personalidad jurídica.

El Parlamento Europeo logró tener mayor voz e influencia; y los estados miembros acordaron unificar normativas fiscales, sanitarias y referentes al medio ambiente. Además, se estableció el Tribunal de Primera Instancia para atender las apelaciones a las decisiones de la CE que presentaran organizaciones, personas naturales y jurídicas; donde cada Estado miembro decidió alinear su política económica y monetaria con la de sus vecinos. Pese al gran esfuerzo, algunos países como, Dinamarca e Inglaterra, se mostraron muy poco dispuestos a renunciar al control nacional de sus respectivas políticas monetarias; al menos, hasta 1992.

En cualquier caso y no obstante los desencuentros, desde que se plantearon las bases de la Unión Europea se estimó, como efectivamente ocurrió, la conveniencia en el futuro de su integración económica a partir del uso de una moneda única, que después conocimos como el euro.

Este hecho, nada sencillo, fue consecuencia de un proceso de planificación surgido desde 1970 con el Plan Werner y con el Plan Maastritch, donde se logró una importante planificación que constó de tres etapas; siendo capaz de integrar el plan de la evolución del sistema monetario hoy vigente.




PROCESO DE AMPLIACIÓN

La ampliación de la Unión Europea siempre se ha visto envuelta en controversias, y se ha ido, poco a poco, haciendo más grande pasando de seis miembros en 1958, a nueve en 1973, diez en 1981, doce en 1986, quince en 1995 y finalmente 25 en 2004. Sin embargo, la entrada no ha sido tan libre como se estipuló en un principio mostrándose cada vez más cerrada al ingreso de nuevos miembros; argumentándose problemas de orden tecnológico, ecológico y sobre todo políticos; siendo que varios de los países que han ingresado sus candidaturas, han sido rechazados.

Hoy en día países como, Croacia, Bulgaria, Rumania y Turquía –rechazada varias veces- engrosan esa lista.

La Unión Europea se venía mostrado “cuidadosa” a la hora de analizar los procesos de solicitud de integración para con los países del centro y oriente de Europa quienes luego de la desintegración de la URSS, han gestionado su ingreso. Algunos de sus miembros originarios llegaron a manifestarse en contra de la adhesión de nuevos socios por sus antecedentes comunistas, llegándoles a considerar seriamente como una amenaza. Obviamente, Tío Sam y sus aliados estratégicos impusieron esos criterios.

En la actualidad, ese postulado con el paso de los años fue perdiendo fuerza y para el 2004 vemos como han ingresado países que eran considerados como una amenaza a la integración. Como bloque y sus integrantes como miembros individuales, tiene gran participación en el orden internacional.

Mediante el principio de una Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), desarrolla su participación en política exterior; teniendo incluso intervenciones en el ordenamiento de la paz no obstante que en una de sus pruebas más recientes, mostró una severa ineficacia (caso de la ex Yugoslavia), al tratar sin éxito en la mediación para alcanzar un acuerdo diplomático que pusiera fin a la lucha fraticida y genocidio que se produjo en esa región.

Sin “capacidad” de intervención, los países de la Unión Europea sólo asistieron como parte de la fuerza de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz y posteriormente, bajo el liderazgo de Estados Unidos, desde la OTAN tal como hicieron en Bosnia y Herzegovina, Kosovo y la antigua República Yugoslava de Macedonia.

En cuanto a Venezuela se refiere, nuestras relaciones con la UE se vienen regulando fundamentalmente a través de organismos multilaterales (CAN, Mercosur), siendo que hasta fecha reciente estábamos vinculados a ésta por medio del denominado Sistema Generalizado de Preferencias “SGP” (UE y los países andinos), al igual que otros países de nuestro continente.

Al respecto, “recientemente”, la UE promovió un “SGP” más amplio (el anterior era solo referido a las drogas), y de mayor cobertura denominado, SGP–PLUS que contempla otras “exigencias” o requisitos de carácter general, políticos y económicos que cumplidas permitiría comenzáramos a usufructuar las bondades de un mercado “seguro” hacia el 2006.

Sin embargo, especialistas sobre la materia sugieren que las exigencias de la UE no son más que un sofisticado y novedoso mecanismo de dominación neo imperialista europeo, que no dista mucho del modelo que los gringos nos intentan imponer a través del ALCA. Sea o no verdad, al respecto, el Ministerio del Trabajo estaría considerando (no obstante las presiones devenidas desde el MILCO y el hecho particular, de que dicho instrumento jurídico ya habría pasado su examen en la Asamblea Nacional), aspectos de tipo “técnico” a ser revisados antes de que el prenombrado Acuerdo sea depositado por ante la OIT.

Este SGP-Plus a juicio de expertos debemos revisarlo con cautela pues aun cuando se nos lo presenta como Light, en la práctica sería una suerte de lobo con “piel de oveja”; o dicho de otra forma, un neo modelo de dominación made in el viejo Continente, con o hacia sus ex colonias de ultra mar.


Además de las relaciones vía la UE, tenemos relaciones bilaterales con aquellos países que aspiran integrarse pero aun no coronan su aspiración frente a la UE (Bulgaria, Rumania, Croacia, Turquía y Macedonia), por razones diversas. No obstante y pese a que nuestro país pasaría a negociar con preferencia dentro de la UE desde América latina, tenemos la posibilidad real de concretar actuaciones económicas importantes (vistas las ventajas comparativas y competitivas de nuestros productos tradicionales y no tradicionales), respecto de los que esos países que aun no ingresan en la UE deben adquirir en otras regiones del mundo a costos muy elevados; incluso, a través de relaciones económicas bilaterales con países (miembros de la UE), que siendo no productores terminan vendiéndoles materia prima o productos terminados a costos exageradamente elevados.

Los países que conforman el eje geopolítico de la región del Mar Negro, verían con agrado un acercamiento por parte de Venezuela; dicho acto, sería percibido como un gesto positivo, un claro mensaje de parte del Gobierno Bolivariano, a los fines de asegurar a los pueblos y sus gobiernos en esa parte del mundo que podemos ser, sin equívocos, un proveedor seguro, serio e importante, de rubros vitales en sus economías que en la actualidad son adquiridos a un costo muy alto incluso desde regiones y latitudes menos privilegiada que la nuestra.

De allí la importancia, que en el marco de una posible agenda futura de visita al Viejo Continente, se prevea la posibilidad de incorporar algunos de estos países arriba citados (que aun no son parte de la UE), donde con seguridad se suscribirían instrumentos jurídicos internacionales, que garanticen en el corto o mediano plazo, estrechar relaciones (políticas y económicas), con esas naciones (algunas de ellas nacidas luego de la disolución del Bloque Soviético), que siguen siendo, hoy por hoy, claros objetivos estratégicos imperiales que en la geopolítica hacia esa región, mantiene la Administración Bush. De allí que confirmemos la importancia estratégica (que en el marco del anillo debemos cerrar con Rusia y demás aliados), la reciente visita bielorrusa a nuestro país y la futura apertura de una embajada bolivariana en ese importantísimo país.

En lo político (considerado éste como el nivel cinco a los fines de la integración total), existe en el tapete un Proyecto de Constitución Europea (cuestionado desde su inicio), cuya adopción pasa inexorablemente por romper las barreras políticas donde cada país aun mantiene actuaciones interna y externa distintas unas de los otra, que se reflejan inequívocamente en las costumbres o la vida diaria de cada uno de esos países. Al respecto y a manera de ejemplo, Inglaterra y la España del ex presidente Aznar (en cuanto a la invasión e intervención en Irak promovida por USA), mostraron posición distinta a la del resto de los países que en la UE deseaba la no intervención. Este es un puro y llano ejemplo de lo que la integración no es. Al menos, por los momentos es una clara expectativa que caracterice a la Unión Europea de hoy.

No obstante las “apreciaciones negativas” con relación a la Unión Europea como modelo, que algunos han querido estimular (más no les resulto), a propósito del último periplo del Presidente Chávez por Europa, sin lugar a dudas y más allá de esas apreciaciones, podemos afirmar que nos encontramos en una situación privilegiada desde un espacio que nos garantiza conocer de primera mano (salvando nuestras propias particularidades), lo que podría ser una línea de conducta de un camino ya andado que bien interpretada, ayudaría a resolver e incluso adelantar, nuestro propio proceso de integración político, social, cultural y económico Continental.

(*) Politólogo e Internacionalista,

Magíster en Seguridad y Defensa


monlan2001@yahoo.com


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Manuel José Montañez Lanza (*)


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