Si algo le pasa a Chávez, aténganse a las consecuencias

Si algo le pasa a Chávez, aténganse a las consecuencias

No creo exista un militante de la revolución venezolana, que no esté consciente del peligro que representa la impunidad con la que actúan los enemigos de la patria. Ellos se dieron el lujo de planificar el asesinato de decenas de personas para justificar un golpe de estado y secuestraron al Presidente sin que nadie los haya tocado ni con el pétalo de una rosa.
Esos grandes carajos hacen guarimbas, asesinan campesinos, cierran canales de televisión, especulan, acaparan alimentos e intentan violar mujeres policías y no hay quien les ponga un “parao”.

Están envalentonados y le sobran motivos para ello. Ni las autoridades imponen la ley, ni el pueblo hace que la impongan.
Allí está como demostración de esto, la reciente actitud de un hombre que participó en un golpe del estado, allanó oficinas de organismos públicos, saboteó la industria petrolera y tiene mil acusaciones de corrupción. Ante la decisión de una jueza que ordena pagarle a los jubilados de la gobernación del estado Zulia; Manuel Rosales dio por respuesta una criminal represión contra los ancianos y un insulto a la dama.

Ellos saben que perdieron la calle y que no tiene pueblo; pero también saben que el Ministerio Público está lleno de aliados que harán lo imposible por torpedear cualquier acción en su contra.
Esa impunidad es la que alimenta los planes de magnicidio en los que ahora trabajan, y sí seguimos confiando en que la guardia de honor y la inteligencia militar impedirán que el Presidente sea asesinado; lo más probable es que un día cualquiera amanezcamos sin presidente.

No le temen a la posibilidad de que se desate una guerra como en Colombia, y razones tienen para no temerle. La oligarquía colombiana consiguió su objetivo de preservar el poder tras haber asesinado a Gaitán, y alto costo del crimen lo ha pagado un pueblo que, bien como guerrillero o bien como soldado, ha regado el suelo patrio con su sangre y sus huesos.

Por ello es que resulta urgente la organización popular para la defensa de la vida de Hugo Chávez. No puede el pueblo delegar esta responsabilidad.
Obligados estamos a definir cuales acciones habrán de tomarse y contra quien, en caso de que osen atentar contra la vida del Presidente. Que cada quien sepa cual es su objetivo y donde buscarlo.
Los Marcel, los matacuras, los Ledezma, los Rosales, los Ravel, los Álvarez, los Recao y todos sus cómplices deben tener en claro que están identificados, y que ellos y sus propiedades se convertirán en objetivos de la justicia popular, si algo llegara a ocurrirle al comandante.
Hasta ahora han sabido evadir la justicia bobalicona que tenemos, pero no escaparán de la furia del pueblo si se pasan de la raya.


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Alexis Arellano


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