La revolución iniciada por Chávez está, en mi opinión, en peligro de perderse. Y no sólo me estoy refiriéndome a lo electoral, donde inclusive ganando las próximas elecciones tal peligro continuaría.
En mis escritos semanales he dado prioridad a hablar sobre esto. He señalado la urgencia de buscar la organicidad de la disidencia que, la gestión de gobierno, está produciendo.
No me refiero a construir algún movimiento y muchos menos un partido, como algunos maledicentes pretenden endilgarme. Se trata de impulsar, dentro de la revolución y dentro del Partido, la discusión y la crítica sin que, acusaciones destempladas y amenazantes, nos atemoricen.
Una forma primaria de darle organicidad a la crítica argumentada -bien alejada del chisme y la bajeza- es darle toda la difusión que podamos, por las redes, a lo que escriban los revolucionarios, en uso del derecho a disentir de las líneas que el Gobierno traza.
Para los que en estos momentos sentimos profunda preocupación, esa es la tarea.