Los conversos criollos

LOS CONVERSOS CRIOLLOS

Mariadela Linares


El diccionario dice que se llama conversos a los moros y judíos convertidos. Pero aquí hay más de uno que, sin religión de por medio, se la pasa saltando la talanquera sin el menor prurito moral. Cruzan de la siniestra a la diestra como quien atraviesa una plaza. Son los tránsfugas de la “izquierda” venezolana.

No se contentan con el disenso de sus propias ideas. Piensan que la ideología es algo acomodaticio a las circunstancias. Vale decir, si hoy me conviene estar aquí, pues soy ñángara, pero si mañana no me sirve, no tengo ningún problema en volverme “ultroso”, aunque sea de derecha.

Muchos de esos correcaminos nacionales militaron en los partidos que tomaron la ruta del monte en los tiempos betancourianos. Algunos fueron presos y torturados, más de uno empuñó un fusil en las montañas venezolanas. Y ahora que les llegó su turno, pues se les ve tranquilamente del otro lado de la acera, más furibundos que los propios “propietarios” de esa acera, más papistas que el Papa.

Estos fenómenos políticos son unos verdaderos cadáveres insepultos. Varios hasta fueron candidatos presidenciales; a uno por ahí se dice que le robaron la Silla de Miraflores pero se quedó tranquilo. Ahora como que empiezo a entender la tal pasividad. Pero hay otros que fueron aguerridos dirigentes sindicales, activistas duros, diputados de los descamisados criollos. ¿Y quién los entiende?

A otros se les reconoce por su mala fama. En el pasado se les atrapó en manifestaciones con el revolver al cinto. Tienen expedientes de pendencieros y pinta de asaltantes. Cosas de la guerra urbana, decía uno. Y todo lo justificaba.

(*)Periodista.

Son cosas que no termino de comprender. Esta cambiadera de ideología como quien se quita un saco para ponerse una camisa más cómoda. ¡Dónde se ha visto! ¡Aquí!. Los hemos escuchado dando declaraciones iracundas contra todo lo que huela a revolución o a comunismo. Salen airados a tocarle las puertas a los militares en La Carlota para que salgan a salvar la patria.

Acuden como focos fijos a cuanto programa de opinión existe. Cada vez que la oposición necesita que alguien se enjuague la boca con el trabajo sucio, allí están ellos, prestos a abrirla para decir lo que se les mande. Unos, incluso, tienen el descaro de integrar eso que llaman Coordinadora Democrática y hablan de los desmanes de este gobierno de izquierda como si ellos vinieran de la Alemania nazi. Son más fascistas que la verdadera derecha venezolana.

Hay otros agrupados en partidos que deberían cambiarse el nombre porque se mueven más hacia el republicanismo de Bush que hacia el socialismo tropical. Otros todavían usan la bandera roja y terminan entrenando vecinos del Este para que se defiendan de las “hordas” aquellas que nos iban a invadir el 23 de enero. No tienen ni siquiera la vergüenza de callarse para no convertirse en traidores. Uno los ve y no puede evitar pensar que menos mal que no ganaron la guerra de guerrillas porque seguro hubieran terminado vendiéndole el país al mejor postor (y que perdonen aquellos que actuaron de buena fe entonces y siguen siendo fieles a su causa).



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Mariadela Linares(*)


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