Crónicas cotidianas

Nadie se ocupará de él

Mientras hacía la cola para pagar en el supermercado de chinos, que es mayorista y minorista al mismo tiempo, se me acerca un niño moreno, muy famélico y me comenta: "señor, me da un dólar para comprar un paquete de caramelos, para venderlos en el autobús". Ignoraba por supuesto, que un pobre diablo no carga dólares. "Hijo, dólares no tengo, pero haces la cola conmigo y te pago el paquete de caramelos para que lo vendas". Los ojos le brillaron y de inmediato le surgió una sonrisa. Como había problemas con las plataformas bancarias, lo cual es bastante común en Flor Amarillo, la cola consumió tiempo, que aproveché para hurgarlo, auscultarlo como si fuera un paciente.

.- ¿Y cuántos caramelos tiene el paquete?

.- 100

.- Y a cómo los vendes

.- A bolívar

.- Pero eso no te da mucho, porque si vendes los cien, tienes que apartar 50 para volver a comprar, o sea que solo te vas a ganar 50 bolívares, o sea, un dólar.

.- No, pero hay gente que me da el bolívar y no se queda con el caramelo.

.- Igual. Imagina que te ganas 60. Esa no es mucha plata para llevar para la casa.

Entendí que no le gustó el argumento, por lo que evadió al diálogo y miró a los lados, como diciendo no me preguntes más. Pero volví a arremeter dando la vuelta.

.- Y cómo es esa vaina que tú a las 10 de la mañana estés pidiendo caramelos para vender. ¿No tienes clase? Le pregunto ya sabiendo la respuesta.

.- No. Yo no voy a la escuela.

.- No puede ser. Cómo te llamas. ¿Cuántos años tienes?

.- Llenaiker. Tengo 13 años.

.- En serio, pero pareces un chamo de 8. ¿Cuántos hermanos son ustedes?

.- Somos 5. Yo soy el del medio. Tengo dos hermanas mayores y dos menores.

.- Y tú mamá y tú papá

.- No. Yo no vi a mi papá. Mi mamá me contó que lo mataron cuando yo estaba chiquito, en un autobús donde se montaron unos malandros y le dispararon a él y a otro tipo para atracarlos.

.- Pero hay muchos niños que no tienen papá y van a la escuela

.- Pero nosotros no podemos, porque mi mamá se enferma mucho. Y cuando consigue un trabajo, a las pocas semanas se comienza a enfermar, tose mucho y le duele la espalda. Va para el médico y la mandan para la casa. Y la compañía la bota. Por eso, mis hermanas y yo nos ponemos a trabajar y llevar la comida para la casa.

Me cuenta que no llegó a tercer grado. No sabe leer ni escribir, y no le interesa para nada volver a la escuela. La madre se la pasa tomando té de lo que sea para calmar los dolores. No soy médico, pero por los síntomas que me dijo, pareciera estar viviendo un principio de pulmonía o tuberculosis. Dolor de cabeza, toser mucho, dolor permanente en la espalda, que en mi opinión son los pulmones, a veces desmayo, escupir sangre. Por eso Llenaiker, el mejor método que ha conseguido, es pedirle a la gente que le pague un paquete de caramelos que cuesta un dólar y cualquiera se lo puede dar. Sus hermanas de 15 y 16, trabajan en un almacén en el centro. Una trabaja en el depósito y la otra es del grupo de las vendedoras. Trabajan a escondidas por el tema de la ley, pero infiero, por lo que cuenta el chamo, que la mayoría son menores de edad. Llenaiker me cuenta que a veces las chamas traen ropa y la venden y que compran cosas para su mamá y para los dos menores. Él quiere esperar a los 15 para que le den trabajo en un almacén. "Ellos pagan 40 semanal y te dan un bono a fin de mes. Mis hermanas ganan 180 más la ropa que venden".

.- Hijo pero tú no puedes estar esperando hasta tener 15 años para conseguir un trabajo. Cuando llegue el momento, conseguirás un trabajo, que a lo mejor no es ese, sino otro. Pero lo importante es estudiar, tienes que ir a la escuela a formarte, es en la escuela donde vas a encontrar cosas que te ayuden a entender. Y además, para que no te traten mal. Y vender caramelos en los autobuses, tampoco te ayuda mucho. A los 13 años andar de autobús en autobús, lo que puedes encontrar es que unos tipos mayores que tú, te quieran violar, o te maltraten.

.- Pero es que tengo que ayudar a mi mamá y a mis hermanas. Ahora, Yelenia, la mayor, me dijo que teníamos que reunir para comprar los materiales y echar una cerca en la parte de atrás, porque ese barrio es candela y se roban todo. No joda, el otro día se robaron un racimo de cambur que no estaban jechos, y mi mamá estaba esperando que crecieran un poquito más para hacer unos bollitos de plátano. Entonces tengo que ayudar a mis hermanas y a los dos menores, y a mi mamá, para que no busque trabajo y se pueda curar. A lo mejor después estudio. Pero yo me voy temprano pa´la casa porque el barrio está peligroso.

.- ¿Qué barrio es ese?

.- Uno que queda por la recta de Majagual que se llama La Ensenada. Antes estaba tranquilo, pero regresaron unos tipos de Colombia y lo tienen azotao. Mis hermanas y yo salimos temprano cuando ellos están durmiendo, y mi mamá se tranca y no deja salir a mis hermanos; y regresamos temprano, antes de que los malandros comiencen a echar vaina como a las cinco o seis.

.- O sea que ninguno de ustedes estudio

.- Yelenia entró a primer año y creo que lo abandonó por la enfermedad de mi mamá, y Yolanda terminó el sexto.

.- Y tú piensas que siempre vas a conseguir a alguien que te dé un dólar para comprar un paquete de caramelos.

.- Siempre dan. La gente es buena. Como no ando jodiendo ni malandreando a nadie. A veces alguno te regaña, pero siempre dan.

Le di el paquete de caramelos y se fue emocionado. Cómo me gustaría saber cuál será su destino. Seguro que no será un diputado de la república. Mucho menos ministro o general de la república. Seguro que nadie se ocupará de él.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 372 veces.



Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

Visite el perfil de Rafael Rodríguez Olmos para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Rafael Rodríguez Olmos

Rafael Rodríguez Olmos

Más artículos de este autor