En nombre del partido en construcción "Vanguardia Ciudadana por la Democracia", queremos fijar posiciones de rechazo al bullying político existente en el sistema político venezolano, que se ha convertido en una práctica común, intolerante, que mantiene a la sociedad polarizada, siendo una de las principales causas del retraso económico y social existente en Venezuela.
En el contexto político actual, esa práctica no solo deslegitima a los actores involucrados, sino que, lo más preocupante, afecta directamente a la población. Este fenómeno, caracterizado por el hostigamiento y la descalificación de oponentes, ha llevado a una descoordinación que perjudica a los trabajadores, pensionados y a todos aquellos que, en medio de esta crisis, buscan una vida digna.
En tiempos postelectorales presidenciales que cerró con la Juramentación de Nicolás Maduro ante la Asamblea Nacional el pasado 10 de enero, es imperativo reflexionar sobre cómo esta polarización autodestructiva puede ser superada.
¿Qué es el bullying político?
El término "bullying político" se refiere a prácticas de hostigamiento, acoso o descalificación que se producen en el ámbito político, donde los actores políticos (como partidos, candidatos o figuras públicas) atacan, ridiculizan o menosprecian a sus oponentes o a ciertos grupos de la población. Este fenómeno puede manifestarse de diversas maneras, incluyendo:
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Descalificación personal: Ataques a la integridad personal o profesional de los oponentes, en lugar de centrarse en el debate de ideas o políticas.
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Manipulación mediática: Uso de los medios de comunicación para difundir información sesgada o falsa con el fin de desprestigiar a un adversario político.
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Campañas de desprestigio: Estrategias organizadas para desacreditar a un rival, a menudo utilizando rumores, mentiras o exageraciones.
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División social: Fomentar la polarización y el enfrentamiento entre diferentes grupos de la sociedad, lo que puede llevar a un clima de hostilidad y desconfianza.
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Distracción de problemas reales: Enfocar la atención en ataques personales o conflictos menores en lugar de abordar cuestiones importantes que afectan a la población, como la economía, la salud o la educación.
El bullying político es una de las consecuencias de la descoordinación y el enfrentamiento entre diferentes sectores políticos, lo que ha llevado a que los verdaderos problemas de la población, como la pobreza y la falta de derechos, queden en un segundo plano.
Consecuencias del bullying político
Las consecuencias del bullying político son devastadoras. En primer lugar, la descoordinación entre los actores políticos ha generado un ambiente de desigualdad y empobrecimiento colectivo.
La guerra económica, la solicitud de sanciones y bloqueos, la especulación y la corrupción han exacerbado la precariedad de la vida de los venezolanos, quienes ven cómo sus derechos fundamentales son sistemáticamente vulnerados. La migración masiva de ciudadanos en busca de mejores condiciones de vida es un claro indicador de que la situación es insostenible. La fuga de cerebros representa una pérdida significativa de talento y recursos humanos que el país no podemos seguir permitiendo.
Además, el bullying político ha alimentado la desconfianza en las instituciones. La manipulación de promesas electorales y la falta de cumplimiento de la Constitución por ambos bandos polarizados, han llevado a que la población dude de la capacidad del gobierno y de la oposición para garantizar sus derechos y necesidades. Porque ambos bandos han mostrado incapacidad para generar bienestar y progreso en función de la población sino más bien en función de sus intereses personales y grupales.
Por ejemplo, cada uno ataca y acusa al otro de corruptos, pero ambos han mostrado hechos contundentes de corrupción. Cada uno dice que el otro es ineficiente, fascista y autoritario, pero ninguno plantea una solución concertada de unidad nacional sino de aplastar, apresar, y exterminar al otro. Lo peor ha sido, que cada uno le pone precio a la cabeza del otro. Sobre esos hechos montan sus narrativas de ataque del otro de forma agresiva, persecutorias y hostil de manera pública tanto en redes sociales como en foros internacionales.
Este ciclo de desconfianza y deslegitimación solo perpetúa la crisis y aleja a los ciudadanos de la política, creando un escenario de ilegitimidad muy peligroso para la democracia en Venezuela.
Soluciones al bullying político
Es hora de que los actores políticos dejen de lado las prácticas de bullying y se enfoquen en construir un diálogo significativo. La Constitución de Venezuela establece claramente la importancia de respetar los derechos humanos y garantizar el bienestar de todos los ciudadanos. En este sentido, es fundamental que los líderes políticos miren hacia adentro y se comprometan a trabajar por el bienestar de la población, en lugar de centrarse en luchas de poder que solo benefician a unos pocos.
Para avanzar hacia un cambio profundo, proponemos las siguientes acciones:
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Fomentar el diálogo constructivo: Es esencial que los actores políticos se reúnan en espacios de diálogo donde se prioricen las necesidades del pueblo. Este diálogo debe incluir a todos los sectores de la sociedad, desde trabajadores hasta organizaciones de derechos humanos.
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Promover la transparencia y la rendición de cuentas: Las instituciones deben ser transparentes en sus acciones y decisiones. La rendición de cuentas es clave para recuperar la confianza de la población en el sistema político.
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Priorizar políticas sociales: Las políticas deben centrarse en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, garantizando acceso a servicios básicos como salud, educación y empleo. Esto implica un compromiso real por parte del gobierno para atender las necesidades de los más vulnerables.
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Educar sobre la importancia del respeto y la tolerancia: Es fundamental promover una cultura política que valore el respeto y la tolerancia entre diferentes opiniones y posturas. Esto ayudará a reducir la polarización y a construir un ambiente más saludable para el debate político.
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Involucrar a la sociedad civil: La participación activa de la sociedad civil es crucial para garantizar que las voces de todos los sectores sean escuchadas. Las organizaciones comunitarias y de derechos humanos deben ser parte integral del proceso de cambio.
En conclusión, el bullying político y la descoordinación entre actores políticos han llevado a una crisis que afecta a todos los venezolanos. Es un llamado a la reflexión y a la acción para mejorar la calidad de vida del pueblo.
Ya entrado en el nuevo ciclo político post 10 de enero de 2025, es fundamental que los líderes se comprometan a dejar atrás las prácticas destructivas y a trabajar juntos por un futuro más justo y equitativo para todos. La verdadera democracia se construye desde el respeto y la colaboración, del reconocimiento del otro, incluso de los antes estaban contigo y que ahora te adversan, es hora de que los venezolanos de a pie, dentro y fuera del país, sean el centro de este proceso.
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