Economista Criollo insiste

Maduro debe introducir de manera urgente la recuperación del salario en su agenda económica

"La voluntad política antes que todo"

- Es necesario comenzar señalando que solo los actores de la sociedad política venezolana actual, es decir, aquellos que en los últimos años nos han llevado a las circunstancias políticas, económicas y sociales que vivimos, son los únicos que pueden acordar resolver los problemas de manera integral. Por tanto, son decisiones políticas las que pueden mejorar nuestra calidad de vida en el corto, mediano o largo plazo. Todo se reduce a voluntad, acuerdos y planificación política.

- Ha-Joon Chang (2011), en su libro "23 cosas que no nos dicen del capitalismo", aborda esta idea desde una perspectiva economicista:

*"El debate sobre el comercio justo gira en torno a valores morales y decisiones políticas, no en torno a la economía en su sentido habitual; y aunque versa sobre un tema económico, no es una discusión cuya última palabra competa especialmente a los economistas, con su instrumental técnico."*

- Basado en lo anterior, el debate sobre el nivel del salario mínimo en Venezuela debe centrarse en valores morales y políticos, no en discusiones académicas ni en tecnicismos económicos. Incluso, no es un tema que dependa exclusivamente del bloqueo internacional o de la reactivación del aparato productivo.

- Para los moralistas económicos, el Estado debe garantizar salarios justos tanto en tiempos de bonanza como en tiempos de guerra económica. ¿Cómo lograrlo? Ese es un problema que deben resolver los planificadores y estrategas del Ministerio de Finanzas, del Trabajo y del Banco Central de Venezuela. ¿De dónde obtendrán los recursos? Ese es un dilema que corresponde resolver a quienes gobiernan, ya sea el Ejecutivo, la Asamblea Nacional o las mesas de negociaciones interpartidistas.

- Resulta preocupante observar cómo este tema, que afecta económicamente a la mayoría de la población, no está incluido en la agenda económica, en los discursos públicos ni en los debates comunales. Pareciera que el nivel del salario mínimo justo no es una prioridad para los actores dominantes del sistema político venezolano, a pesar de que el país lleva ocho años en un contexto de guerra económica, sanciones y bloqueos, denunciado reiteradamente por el propio Gobierno. En este escenario, el gran perdedor sigue siendo el trabajador venezolano, cuyo salario mínimo real (integral) ha caído drásticamente: de 670 dólares en 2012 a 132 dólares el 1 de marzo de 2025, mientras que la Canasta Básica Familiar se ubica alrededor de los 730 dólares.

- Esta situación es moralmente inaceptable, tanto desde una perspectiva socialista como capitalista. Sobre todo en Venezuela, donde durante los últimos 60 años nos habíamos acostumbrado a un Estado presidencialista e interventor en la economía, con un rol preponderante en la industria petrolera, principal generadora de divisas, y con una tradición de defensa de los derechos de los trabajadores, a pesar de las concesiones otorgadas a los intereses del capital.

- Durante la Cuarta República, los gobiernos neoliberales pedían a los trabajadores que depositaran su confianza en el mercado "libre". En la Quinta República, se les pidió que confiaran en el Estado. Sin embargo, en las mesas de negociaciones donde participan tanto los defensores del libre comercio (empresarios) como los representantes de los derechos de los trabajadores y la sociedad comunal (la izquierda gubernamental), resulta inexplicable que ninguno haya planteado como punto de agenda un acuerdo nacional para revertir el deterioro del salario. Este deterioro nos sitúa entre los países con la mano de obra más barata del planeta, incluso por debajo de China e India, naciones que históricamente han sido criticadas por aprovechar su mano de obra barata para competir en los mercados globales. Los economistas coinciden en que esta estrategia fue clave para el crecimiento comercial y económico de ambos países en las últimas tres décadas.

- Somos conscientes de que el enfrentamiento entre los principales actores del sistema político nacional (partidos políticos), impulsado en parte por ideologías, intereses corporativos y gobiernos extranjeros, ha impactado negativamente la economía y los ingresos fiscales del país. Conflictos políticos como intentos de golpes de Estado, las "guarimbas", la manipulación del dólar paralelo (una herramienta estratégica manejada desde el exterior), las medidas coercitivas, los bloqueos económicos, las autoproclamaciones presidenciales y la falta de transparencia electoral en las elecciones de 2024, entre otros eventos, han sido consecuencia de la falta de coordinación entre los políticos de oficio. Estas desavenencias han tenido como resultado el empobrecimiento colectivo de la mayoría de los trabajadores venezolanos.

- Con responsabilidad, insisto en que los líderes de la sociedad política venezolana deben incluir en sus negociaciones la recuperación del poder adquisitivo de los venezolanos mediante la regulación de los niveles de salario mínimo para la clase obrera profesional y técnica.

- Es un hecho tangible, medible y palpable, además de ser público, legal (por decreto gubernamental) y noticia cotidiana, que el salario mínimo referencial en Venezuela se ubica en alrededor de 2 dólares al tipo de cambio actual. No se está revelando nada nuevo ni oculto a los ojos de la sociedad venezolana. Es un tema que debe debatirse y que requiere un acuerdo nacional para resolver una problemática que no es exclusiva de los trabajadores y sus familias, sino que fue generada por los enfrentamientos y antagonismos políticos e ideológicos de la clase dirigente. La derecha ha utilizado la economía, la manipulación del dólar paralelo y ha promovido sanciones unilaterales y medidas coercitivas para alcanzar el poder político, en detrimento del bienestar moral, social y económico de los trabajadores venezolanos.

- Desde mi perspectiva crítica, uno de los temas centrales de la discusión económica nacional debería ser la recuperación del salario mínimo en Venezuela. Sería un acto bien recibido por el país, un desagravio moralmente aceptable y una reafirmación del principio revolucionario de garantizar la mayor suma de felicidad posible para el pueblo venezolano.



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Andrés Giussepe

Doctor en Gerencia, Especialista en Política y Comercio Petrolero Internacional y Economista de la Universidad Central de Venezuela. Secretario Nacional del Movimiento Profesionales de Venezuela.

 agiussepe@gmail.com

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