Pareciera que los anillos de desinformación que envuelven a todos los mandatarios del mundo son tan silenciadores como hablar a solas con uno mismo.
Por estos medios hemos llamado la atención a nuestro Presidente Chávez para que , de una vez por todas, le meta su gran lupa a los asuntos de Pdvsa, y regule mejor su agenda que, tan diseminada como se halla, pareciera que está siendo inducida por interesados en mantenerlo aislado de los grandes temas nacionales, más allá de las dosis de poder que indudablemente está repartiendo como aquellos panes que Jesús de Nazareth redistribuyó entre tantos hambrientos juntos y simultáneos de marras.
El Presidente no sólo debe asumir una vigilancia horaria y diaria de informes de todos los sectores en relación a la actual Directiva de Pdvsa, y del propio Min. Minas, sino que debería redimensionar de una vez por todas su composición actual de meritócratas, la que, a mi juicio, ya cumplió (mal que bien) su cometido emergencial.
Este tipo de instituciones es como los cuerpos policiales, donde la permanencia reiterada de sus agentes suele desembocarlos en desviaciones indeseadas e inconvenientes, aun sin que sus miembros se lo propongan.
Ya la crisis productiva provocada por aquellos saboteadores dicembrinos, supuestamente, pasó, al decir de su directiva y afines quienes se jactan pomposa y aspaventosamente de haber restaurado (ellos, los meritócratas) los estadísticos diarios de producción.
Porque, si a ver vamos, ya sus actuales gerentes dieron lo suyo, y si hay problemas como los denunciados directamente desde la base misma del trabajador petrolero extragerencial, estos deben tener prioridad ante otros tópicos de la agencia presidencial ora nacionales, ora internacionales.
Resulta curioso que, mientras hay una duradera y viva huelga de hambre revolucionaria de trabajadores petroleros ente las narices de Miraflores, nuestro apreciado y respetado Presidente esté cumpliendo compromisos internacionales ajenos, en cierto modo, a Pdvsa, y cuyos objetivos sean, paradójicamente, potenciar a los pueblos latinoamericanos y caribeños para que dejen de hambre pasar.
Sin una Pdvsa integrada a Miraflores no hay nada, ni integración latinoamericana, ni ALBA, ni qué ocho cuartos.
Las desviaciones programáticas de los pocos y principales medios informativos que tanto alaba el Presidente, como son la VTV y RNV, están dejando abiertamente mucho qué desear, y desde hace varios meses seguidos.
Sus asesores cercanos no le enseñan la práctica de la eubolia política, sino que, por el contrario, le explotan su enardecido y vivaz discurso que estuvo y estará muy bien en las campañas periódicas electorales, pero no, para suplementar sus importantes mensajes de logros presidenciales y afines dominicales. En esa conducta, curiosamente politizada, para un militar que funge de político y debe comportarse como tal, sus anillos íntimos dejan mucho qué desear.
Reciba, pues, distinguido Presidente Chávez esta segunda alerta. Las culebras y serpientes que usted conoce parecen estar anidadas y ahuevadas más cerca de lo que usted se imagina. Una buena gerencia política impone el acompañamiento de sabias estrategias con su oportuna celeridad de toma y ejecución. Vacilar es perderse.