León Moraria
La libertad nunca es mucha, siempre es poca. Nunca habrá exceso de libertad lícita. El enigma de la libertad está en la ubicación: mente y conciencia. O en el uso: individual, comercial, político, civil, de expresión, etc. El gran problema de la libertad son los límites que la rigen, aceptados por unos, rechazados por otros. La libertad auténtica sólo existe en la mente. De ahí el lema del libre pensador: “pienso lo que quiero y digo lo que pienso”. Lo cual exige unidad de la inteligencia. Ya Averroes (1126-1198), el filósofo árabe, levantaba fronteras infranqueables entre la razón y la creencia, dos saberes con su propia concepción del mundo y de las cosas.
Gritar libertad en la Venezuela actual es como buscar agua en medio del océano. Que unos jóvenes estudiantes universitarios, todavía en proceso de abandonar la cáscara, vengan a decirnos que en la Venezuela actual no hay libertad, es un insulto al intelecto de quienes durante setenta años hemos vivido y conocido los gobiernos habidos desde Eleazar López Contreras hasta Hugo Chávez. Durante esos setenta años conocimos los variados matices de la lucha por la libertad. El conocimiento, de setenta años y de la historia, nos autoriza a decir que en la Venezuela actual existe la libertad que nunca existió en toda nuestra historia republicana. Hoy, las actividades lícitas gozan de absoluta libertad. Sólo existen las restricciones que establecen las leyes y que en algunos casos deben ser derogadas, por ejemplo, la penalización del aborto, la penalización del tráfico de drogas, la eutanasia, etc. La despenalización del aborto ya es un avance para que la misoginia de la sociedad deje de ver a la mujer como delincuente; y la despenalización del tráfico y consumo de drogas, liquide el insólito poder económico de los narcotraficantes.
Al ver las manifestaciones de algunos estudiantes en su mayoría de universidades privadas y algunas públicas, al oír su discurso, llegamos a la conclusión que es en las universidades donde no existe libertad ni de pensar ni de conciencia ni de expresión. Los estudiantes al comprobar la libertad que existe fuera de sus universidades conservadoras, oscurantistas y tradicionalistas, ajenas al devenir del país, en su confusión, no realizaron la introspección de si mismos ni de sus centros de estudio y salieron a reclamar ante la comunidad nacional un problema que sólo existe en sus mentes alienadas.
Entonces ¿en dónde está la falta de libertad? No es en el ámbito del país nacional ni de sus instituciones ni de sus leyes ni de las mayorías nacionales, sino, en el seno de las universidades conservadoras, oscurantistas y tradicionalistas; en los dueños de televisoras, emisoras de radio y alguna prensa escrita. La lucha por la libertad hay que llevarla al seno de las universidades, así como a los medios hablados y escritos, para que comiencen a transitar en el devenir cultural del país, del cual han vivido ajenos, por estar al servicio de valores consumistas, antinacionales y mercantilistas.
leonmoraria@cantv.net
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