El Viaducto

Estrené el famoso viaducto horas después de que Chávez lo inaugurara. Confieso que no se me hizo un nudo en la garganta. He pasado tantas veces el Puente sobre el Lago. Tampoco soy de los que se emocionan con las carreteras ni de los que creen que el gobierno es cemento, asfalto y cabilla.

Para mí es realmente conmovedor, vencer, por ejemplo, el analfabetismo. O escuchar en la OEA y en la ONU a un Presidente como Chávez o un Canciller como Nicolás, hablando con la voz soberana y heroica del Pueblo de la Patria de Bolívar. Eso a mi me representa y reconforta. Me enorgullece pues.

Yo quiero un Gobierno para mi país, que tenga a la persona como centro de su acción. A la persona como ser colectivo que irriga la vena nacional. “La Patria es el hombre”, me tatarea desde adentro mi alma de cigarra. Y, corrige mi sintáctica conciencia de género, La Patria es el hombre y la mujer. En resumen, sobreviene la cita: Patria es humanidad.

Un Gobierno con mayúsculas lo necesitamos para atender la deuda social acumulada por la falsa democracia capitalista. Es rico ver a nuestra gente atendida con dignidad en Barrio Adentro, en un CDI, en un CRI o en un CMAT. Lo celebro de manera especial porque vimos a mucho pobre de este rico país morirse de mengua a las puertas de los antros que llegaron a ser los ambulatorios y hospitales. Y lo celebro doble por la solidaridad cubana.

Me regocija el enorme esfuerzo de nuestro Gobierno por ayudar a las familias más necesitadas a acceder a una alimentación adecuada con MERCAL a la cabeza y todos los programas alimentarios escolares. Qué grande hace a nuestro Gobierno esa preocupación sincera por la gente.

Admiración me causa observar ese torbellino de compatriotas entusiasmados con la posibilidad de reiniciar estudios primarios, secundarios y universitarios. Son el espejo sonriente donde se mira la nueva Venezuela. Por eso, soy un enamorado de esas multitudes que miran al lejano horizonte como a un hermano que regresa. Esa gente nuestra nuestra que vuelve a soñar con sembrar la tierra y ser el arado que surca esperanzas.

Este es mi Gobierno porque es el Gobierno que más ha apostado por el movimiento cultural. Nunca vio este país tal magnitud de gestión cultural como vemos emerger hoy del esfuerzo colectivo que lidera un poeta. Aquí los poderes creadores del pueblo se pasean por el balcón del Preámbulo constitucional y bajan a las calles a derrotar los oscuros imperios.

Pero pasar por encima de este viaducto apenas unas horitas después que Chávez lo inaugurara, me hace verlo como algo magnífico, grandioso, arrecho. Es que el olor a asfalto recién echado, me rememora juegos infantiles en el pueblo petrolero de donde somos, y el vértigo por la altura me recuerda el verso de la gaita “el corazón se me exalta”.

Me digo hacia mis adentros: Que bueno que lo logramos. Y viene a mi memoria el texto aquel de Jibrán que habla de un puente que se hizo gracias a los lomos de las mulas que trajeron las piedras de Constantinopla. Pues le digo mi querido poeta árabe: este viaducto se hizo con las manos de nuestra clase trabajadora, asalariada aún de una empresa privada eficiente, gracias a la voluntad de un Gobierno de multitudes decididas a hacer historia y cambiar realidades. Se hizo pese a la brujería malvada de unos ruines.

Les confieso que sentí una íntima y pícara satisfacción, de pensar en la cara de idiotas que pusieron los opositores apátridas que apostaron a nuestro fracaso. Porque aquí si hay Gobierno, sea para los sueños, o para el concreto armado.

caciquenigale@yahoo.es


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Yldefonso Finol

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

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