Respeto su desacuerdo con que haya mostrado la carta de felicitación que, con motivo del Día Nacional del Periodista, y para mi sorpresa, me dirigieron Juan Fernández, Horacio Medina y Edgar Paredes, con los logotipos de Gente del Petróleo y Unapetrol.
Entiendo su rabia, que es la mía, por el daño que esas (y otras) personas le causaron al país con el paro petrolero de diciembre y enero pasados.
Tengo tranquilidad de espíritu y de conciencia por haber denunciado ese paro y, en particular, el fondeo de un buque con 44 millones de litros de gasolina frente a la ciudad de Maracaibo, como un vulgar acto de terrorismo.
Fui el primero en hacerlo públicamente, incluso antes que el presidente Hugo Chávez, lo cual me valió duras críticas (que me enorgullecen) en diversos medios de comunicación social. Eso lo recordé el día que mostré la misiva de los ex petroleros.
Lo que no entiendo es cómo mostrar esa carta en pantalla equivale a “arrodillarse ante el agresor” y otras indignidades que usted me atribuye.
¿Debía guardarme esa carta y escamotearle a usted y al resto de los televidentes su derecho a estar informados de que esa comunicación había sido enviada? ¿Debo aplicar la censura que prohíbe expresamente la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela?
Yo, que fui censurado durante la mini-dictadura de Pedro Carmona, pues “En Confianza” y todos los programas de VTV fueron sacados del aire por el fascismo, no puedo vetar ninguna información que considere de interés para el público, gústele o no a parte de éste.
Si mostrar una carta es arrodillarse ante alguien, entonces dejaré de mostrar los libros, afiches, volantes, esquelas y demás papeles que me llegan, pues nunca estaré en esa posición indigna frente a nadie, por más elevado, meritorio, revolucionario o santo que sea.
Quién sabe si su rabia porque yo mostré esa carta se parezca a la de algunos opositores que no entienden cómo Fernández, Medina y Paredes gastaron en tinta, papel y motorizado enviándosela a un tipo como yo, que les revuelve el estómago todas las mañanas. Esos talibanes de oposición también preferirían ver sentado allí a uno como ellos, pero de signo contrario, que rompiera en pantalla la fulana carta, para poder decir que "esos bichos" carecen de cultura política. Afortunadamente están equivocados y cada vez son más los ciudadanos conscientes de este país, los chavistas que llaman a RNV para quejarse por fallas del Gobierno y los antichavistas que dejan de ver Globovisión.
En el marco de nuestras sanas diferencias, reciba usted un cordial saludo.
Ernesto Villegas Poljak
Periodista
02-07-2003