Dice Cynthia Machado Zuloaga que en el acto convocado por los estudiantes en el estadio universitario de la Universidad Central de Venezuela, o sea, en la UUUUCV, cantó una señora que se llamaba Soledad, y te confieso amigo, que aquello lo que causó fue tristeza, sobre todo porque cantó una canción de un tal Silvio Rodríguez, que seguro solo lo conocen ustedes los chavistas, y dijo que era La Canción del elegido, y el elegido por ella fue Nixon Moreno, un estudiante que está preso, creo, en la nunciatura, y lo peor es que la canción al final habla de un tipo que iba matando canallas con su cañón de futuro, o sea, nosotros, que somos pacíficos, cantándole a un tipo que iba matando canallas, o sea que, soledad y tristeza y unas ganas inmensas de ponerme a llorar, amigo.
Llama al mesonero que corre presto a atenderla. Pide su botellita de agua y el café negro para el marginal chavista este que me acompaña. El mesonero sonríe y sale, como siempre, de espaldas para seguir disfrutando del par de frutas frescas y apetecibles que están en el abierto escote que se puso Cynthia Machado Zuloaga. Ella sonríe y sigue contando su experiencia al lado de las mayorías nacionales.
Se muerde la boca con rabia cuando dice que, esa cantante es ñangara, Roberto, y no tenía que estar allí, porque esos chamos no conocen sus canciones, y mucho menos canciones cubanas, a quién se le ocurre, menos mal que no gritó que mueran los yanquis que viva Fidel, porque de ahí no salía viva. Ya esa señora ocupó su espacio con ustedes los izquierdozos, es decir, los fracasados, y ahora es tarde. Para el próximo acto hay que traer a Shakira, esa sí es una cantante. Te juro que todavía no se me ha pasado el malestar.
El mesonero llega y coloca allí su botellita y mi café. El hombre me mira, como esperando que nuevamente Cynthia me ofenda, pero ella no dice nada, solo toma un breve sorbo de su botella y con picardía se abre un poco más el escote y el mesonero está que se infarta allí, pero ella sigue diciendo que estamos a punto de alcanzar el poder, con cuatro marchas más y un buen festival de la canción moderna, tumbamos a Chávez, ya los estudiantes no soportan el cierre de la libertad de expresión, o mejor dicho, o sea, el cierre de Marcel Granier, pero eso sí, sin esa señora que se llama Soledad, porque entonces sí que nos vamos a quedar en soledad y tristeza.
robertomalaver@cantv.net
