Está triste la princesa.
Cynthia Machado Zuloaga está llorando. Suspira y luego, con su pañuelo de marca, se seca una lágrima que bajaba por su mejilla. Dice que hemos llegado al peor momento de la historia de Venezuela.
Que no hay hombres para salir de esta tiranía. Que es lamentable que sólo contemos con Oscar Pérez –qué dolor, qué dolor, qué pena–, con Henry Ramos Allup –salió a buscar las pruebas del fraude hace tres años y todavía lo estamos esperando–, con Álvarez Paz –quien es muy bueno tomando de todo menos decisiones–, con Antonio Ledezma –el jefe de campaña de Alfaro Ucero–, con Andrés Velásquez –el hombre de acero, de a cero cincuenta.
Se levanta y dice que va al baño. El mesonero se acerca y comenta que esa mujer hasta llorando se ve bien buena. El hombre deja sobre la mesa la botellita de agua Evian y el café negro.
Y cuando ve que Cynthia se acerca nuevamente, se aparta de la mesa para dejarla entrar como una reina a su asiento.
Ella se lo agradece con un gesto pícaro y él se retira.
Y sigue diciendo Cynthia que este Presidente tuyo nos va a imponer ahora una reforma constitucional y no hay nadie con quien contar para evitar esta dictadura que se nos viene encima así, sin Carnaval ni comparsa. Sólo nos quedan los hombres lamedores. Los zucaritas Kellog’s, los que no se atreven, Roberto, a dar un paso al frente para salvar lo que queda de país.
Levanta su botella de agua y se toma un sorbo, luego acaricia la bandera de Estados Unidos que había colocado sobre la mesa, y sigue diciendo: Sólo nos puede salvar Bush, pero tampoco es capaz de atreverse con este dictador tropical. Ya utilizamos a los estudiantes y protestaron publicitariamente, creativamente, pero eso no basta, ya se fueron de vacaciones y ahora no hay nadie para salir a la calle a decirle no a este autócrata, como dice mi viejito Pompeyo.
Se ve linda Cynthia. No se ve derrotada. Se ve triunfante montada en su belleza. Y dice que esto es insoportable, Roberto, qué vacío tan vacío, qué falta de hombres, de líderes, sólo nos está quedando Globovisión, pero eso es pura pantalla.
Se despide y sale llorando la princesa. Está bien triste la princesa Cynthia.
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