¿Porqué el Obispado Católico encubre a los sacerdotes pederastas?
En muchos feligreses de la Iglesia Católica venezolana, hay todo un velado temor o vergüenza a denunciar los casos de pedofilia cometidos por sacerdotes sodomitas contra niños impúberes y adolescentes (¿?)
No es nada nuevo que salga a la luz pública esta clase de delitos ‘sin delincuentes’, sólo que ahora lo que sucede en EU, Inglaterra, Irlanda, Méjico, España, Canadá o cualquier otro país del mundo, ahora con la magia globalizada de la TV, Internet y de los medios digitalizados, se hace más fácil enterarse de los velados delitos que comete esa inquisitiva e intocable casta sacerdotal, y solo se sabe una vez que los padres de familia se deciden a denunciar públicamente ante la justicia, esta clase de abusos sexuales cometidos contra sus menores hijos.
En Méjico, por tomar un ejemplo, se estima que un 30% de los 14.000 sacerdotes que existen en ese país –unos 4200— cometen algún tipo de abuso sexual con su feligresía. Tales cálculos provienen de los dos únicos centros de derechos humanos que investigan en el país los atropellos de los ministros de culto: el Departamento de Investigaciones sobre Abusos Religiosos (DIAR) y el Centro de Investigaciones del Instituto Cristiano de México (ICM). Caso parecido al de Méjico se observa en España, que también se estima en un 30% los casos de abusos sexuales contra la feligresía, en especial contra los más inocentes e indefensos como lo son los niños.
Un vocero del DIAR (Méjico), el abogado Raymundo Meza Aceves, director jurídico de esa institución le formulan la siguiente pregunta:
¿Tan grave es el problema?
-Por supuesto. Es muy alarmante, y no sólo por la cantidad de casos, que van en aumento, sino, sobre todo, porque quedan en la impunidad, sea por los privilegios del clero o porque la gente no se atreve a denunciarlos. El abogado muestra gráficas, folletos y estadísticas elaboradas por el DIAR, en las que se mencionan otras cifras sobre el problema: Del total de abusos cometidos por los ministros de culto de las diversas confesiones, 35% son “abusos sexuales”, y en 30% de los casos las víctimas son menores de edad.
-Continúa el abogado Raymundo Meza con sus registros sobre los casos de abusos sexuales por sacerdotes, y la intervención del obispado a favor de los inculpados: Ejemplifica con un caso que, en 1994, trató en León, Guanajuato. El religioso salesiano Juan Manzo Cárdenas abusó sexualmente de varios menores, en la casa hogar Niño Don Bosco. Se introducía a los dormitorios donde pernoctaban 120 menores y abusaba sexualmente de algunos de ellos. La madre de una de las víctimas, el menor Carlos Rafael Rey Osorio (cuyo nombre se publica con autorización familiar) fue la única que se atrevió a denunciar los hechos. Se integró la averiguación previa número 203/994 y se descubrió que el director del plantel, el salesiano Juan Manuel Gutiérrez Guerrero, ya tenía conocimiento de los ilícitos.
Jorge Erdely, Doctor en filosofía y en teología por la Universidad de Oxford, Inglaterra, es uno de los pocos especialistas en México que, durante años, ha venido escribiendo sobre el tema. Autor de las investigaciones Pastores que abusan, El Evangelio Social y Terrorismo Religioso, entre otras, ha combinado el aspecto académico con la defensa de los derechos humanos en ese terreno.
Comenta, rotundo, que para el episcopado mexicano sería muy fácil dar a conocer sus cifras de sacerdotes pederastas.
“La jerarquía católica tiene acceso a esas cifras, por supuesto. Sólo basta con que concentre la información del tribunal eclesiástico que tiene en cada una de sus diócesis. Incluso, puede hacerlo desde las parroquias. Y si además quisiera dar a conocer esas cifras, podría hacerlo fácilmente”. Sin embargo, “el episcopado está empeñado en minimizar el problema y exculpar a sus sacerdotes pederastas. Al mismo tiempo, le carga toda la responsabilidad a la víctima, haciéndola sentir culpable de que, si denuncia al sacerdote, dañará la imagen de la Iglesia”.
Considera que la pederastia “es un problema que radica en la estructura misma de la Iglesia: la imposición del celibato sacerdotal, la cultura del secretismo y los amplios espacios para la impunidad. El problema es interno, no externo”. Esta “estructura perversa” -dice- se ve apoyada por las leyes canónicas, cuyas leves sanciones, como la de la “amonestación”, solapan aún más las prácticas pederastas.
* Parte de este escrito fue extraído de artículo “El Manto Sagrado Cobija a Los Abusadores”, del autor Rodrigo Vera (Web: www.sectas.com)
joseagapo@cantv.net