Hoy uno de los peligros que confrontan los países desarrollados, los que han predominado en el mundo y en todos los tiempos, los saqueadores de siempre, los que han dirigido la vida de los pueblos y usufructuado sus riquezas, lo constituye la Venezuela de Hugo Chávez Frías, capaz de romper con su política independiente, arrojada y soberana el equilibrio del orden constituido, del orden de la subordinación.
Retar a esos países, principalmente al país imperial; tener una concepción propia y creativa de la política; recuperar la industria petrolera; repartir la tierra entre los campesinos; rescatar empresas fundamentales como las eléctricas y las de telecomunicaciones; alfabetizar al pueblo; crear las misiones como medio idóneo para la distribución del ingreso; nacionalizar todos los campos petroleros; construir dispensarios para velar por la salud popular; curar a miles y miles de personas de ciertas enfermedades; subsidiar la alimentación de los pobres; generalizar y profundizar la educación; reducir la jornada diaria de trabajo; emprender la construcción de una infraestructura vial como no se veía desde los tiempos de Pérez Jiménez, dictador, duro, pero buen gerente; aumentar sustancialmente el salario del trabajador; reducir la pobreza y la economía informal; emprender un desarrollo industrial con nuestras materias primas y afianzar nuestra soberanía.
Son logros dirigidos principalmente al mejoramiento de la vida de los humildes, lo que explica el odio que algunos gobiernos, las oligarquías y sus medios de información, sienten hacia el proceso revolucionario venezolano. Y si añadimos los fracasos con que se ha lapidado a una oposición mediocre y sin rumbo, carente de talento, derrotada en todas las elecciones realizadas y en todas las fechorías emprendidas, como la huelga petrolera y el golpe de Estado, por dirigentes políticos fracasados y por quienes aspiran acariciar nuevamente el poder, como los argonautas, el vellocino de oro, se puede comprender, también, el odio enfermizo de esa facción oposicionista.
Abogado