P: Tengo un mes en paro. Decidí declararme en paro cívico en mi hogar. Mi esposa estaba tan antipática conmigo que sentí que me iba a imponer una dictadura. Me tenía de muchacho de mandado y no me daba nada a cambio. Ahora sucede que desde que declaré el paro cívico, la veo cada día más feliz y siento que ella sigue en el poder de la casa. Confieso que estoy a punto de flexibilizar el paro. ¿Qué hago?
R: Amigo, a usted ese paro se le fue de las manos.
P: Me casé hace poco con una mujer que ya tiene un divorcio encima, es decir, que yo soy su segundo marido. Sucede que he ido descubriendo que esta mujer me saca el dinero de la cartera, habla mal de mí con sus amigas, y parece que está saliendo con un tipo. ¿Qué le parece?
R: Échele la culpa al gobierno anterior.
P: Soy militante de Primero Justicia. Y me levanté un pavo que me tiene loca. Salimos juntos y tomaditos de la mano marchamos, caceroleamos, gritamos consignas, y cuando nos quedamos solos y estamos abrazaditos, él siempre me deja esperando. Ya no sé qué hacer para que se atreva a cruzar el Jordán. ¿Qué me recomienda?
R: La próxima vez lo abraza bien fuerte y le dice al oído: “Ni un paso atrás”.
P: Soy una chavista furibunda. Pero debo admitirlo, estoy amando locamente a un escuálido. El siempre viene buscando lo suyo, y yo sigo dura ahí. Ayer me dijo que viene dispuesto a todo. Así que ante esa amenaza no sé qué hacer. ¿Qué puedo hacer?
R: Prepárese y espérelo, y cuando intente hacer de las suyas, usted lo aguanta por el pecho y le dice: “No pasarás”.
P: Tengo una vecina que tiene un loro, o un perico, que me saca la piedra. Cada vez que llego del trabajo el perico empieza a cantar: “Chávez los tiene locos, Chávez los tiene locos”- Y lo peor es que cuando le grito: “Boten ese perico”. El perico comienza a cantar. “Uh, ah, Chávez no se va. Uh, ah, Chávez no se va”. Ya no sé qué hacer con ese perico chavista. Me levanta cantando y me acuesta cantando.
R: La verdad es que yo no me explico.
P: Cuando me casé, lo hice democráticamente. Elegí mi esposo y luego lo sometí a la consulta familiar, y más de veinte personas, votaron a favor de mi elección. Ahora sucede que este candidato se está portando tan mal que, llega cada tres días borracho y cantando, y despertando a todos los vecinos. Tiene más de tres meses en ese plan y le confieso que ya no sé qué hacer.
R: Comience a recoger firmas entre sus familiares y los vecinos y revóquele el mandato.
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