Es absolutamente cierto que en ningún país se elaboran los Presupuestos Nacionales, en su componente de Ingresos, con anuncios previos de la paridad cambiaria: ésta surge y se forma y reforma durante el proceso dinámico de la economía.
Porque eso sería, en la parte de Egresos, como prefijar los precios de las mercancías (salarios, bienes de consumo, etc.) que el Estado compraría, y a los que satisfaría con dichos ingresos; cosa, esta última, que no ocurre.
A todo presupuesto conviene hacerlo linealmente en términos de la moneda nacional, sin el recurso de las previas conversiones de las divisas que podrían entrar en el presupuesto de ingresos. Esta incertidumbre es la que mantiene en expectación a todos los ciudadanos, y es también el termómetro para demostrar que sus elaboradores han tenido acierto o desaciertos en sus estimaciones.
Porque prefijar un valor para los dólares que nos ingresen y que después estos se aparten de esos estimados, para justificar así por qué se incurre en déficit, es algo vulgar y empírico, que termina escondiendo contabilísticamente los pelones que se hayan cometido en los estimados de gastos ora en el destino, ora en el uso que se le haya hecho con ellos.
Cuando las estimaciones de ingreso/gasto responden a proyecciones productivas, de parte de nuestras empresas, y de la más sana y rendidora aplicación de los recursos financieros disponibles en cada año, la cuestión cambia de giro: demuestra un mayor manejo de las variables macroeconómicas y un mejor conocimiento y control de sus agentes y factores sociales.
Con esa manera clásica de presupuestar, que es más bien y paradójicamente: de fijar ingresos y gastos, estamos reafirmando que el estado venezolano sólo ha sabido gastar a cómo dé lugar los dólares que nos ingresan, sin importarle las implicaciones inflacionarias y deficitarias que siempre hemos sufridos.
De tal manera que, ese método alarmista y distorsionante de presupuestar, preanunciando paridades cambiarias, es un método que presupuesta la inflación, presupuesta el consumo indiscriminado y se mantiene al margen de la verdadera dinámica interior que subyace en toda economía.
Por el contrario, con semejantes presupuestos se está introduciendo elementos distorsionantes y no correctivos ni directivos en nuestra Economía. Ojalá que los ministros económicos involucrados reflexionen y logren salirse de ese obtuso esquema que hemos heredado de gobiernos inescrupulosos y empíricos en materia financiera y macroeconómica.
Después que afloran esos desaciertos fiscales es fácil achacárleselos a los economistas o a la corrupción, o a tantos <
Y es que (esta es mi propuesta) el Presupuesto Nacional de Ingresos y Gastos puede perfectamente hacerse en términos de la paridad vigente, o a menos. Si surgiere déficit a lo largo de la ejecución del presupuesto del 2004, se acudiría a los famosos créditos adicionales, a la búsqueda de nuevos recursos, a la liquidación de inventarios varios ociosos, a la gradación de los proyectos planeados, al incentivo generador de valor agregado etc.; en fin, que la economía no puede sujetarse con parámetros tiesos.
De allí los errores cometidos por los ex ministros de finanzas, por ex planificadores y por la directiva del Banco Central de Venezuela donde lo primero que han hecho es estimar y pretasar la paridad cambiaria, con lo cual los mismos planes desarrollistas que pudieran proponerse con ese presupuesto, ya de partida, se ven afectado.
En beneficio de los analistas que cuestionan esa política de divisas inducidas, Lóbrega y Giordani se equivocan, ya que el Estado sólo conseguiría aumentar el circulante de moneda nacional, habida cuenta que con devaluaciones disminuye la disponibilidad en bolívares del Banco Central. Recordemos que en esos excedentes circulatorios descansa buena parte de las alzas de precio. De aquí que la medida de un incremento de la paridad, por moderado que sea, sólo podría tener efectos negativos y contraeconómicos a la vez.
Convengo también en que en su exposición de motivos previa al anteproyecto de ingresos y gastos que irá a la Asamblea Nacional, se les ha dado demasiada importancia a los cuatro gatos exportadores de cuatro unidades de exportación. Los dólares debemos usarlos fundamentalmente a manera de reserva y aval para las emisiones de dinero fiduciario, y de esta manera ir ganando una mayor solidez para nuestros bolívares, frente a un dólar que cada día, por cierto, se devalúa en la Economía mundial.
De lo contrario, deberíamos sincerarnos y llamar a Nuestro Presupuesto Nacional de Ingresos y Gastos: Balance de Ingresos y Gastos Inducidos
marmac@cantv.net