Llega a la mesa, despampanante y sensual, con una laptop en su mano derecha. La coloca sobre la mesa, me da un beso y se sienta.
Cynthia Machado Zuloaga está, como siempre, bella en una tarde tan linda como esta.
Abre la laptop, y mientras la enciende me dice: –Ocurre, amigo, que nos enteramos que, cuando Ortega se fugó de la cárcel, dejó abandonada una computadora donde todas las noches jugaba en un casino, pero no sólo eso, sino que además se comunicaba con mucha gente. Lo supimos gracias a Manuel Cova, quien se presentó con la computadora en mi casa y nos dijo que tuvo que pagar duro a un vigilante para que se la entregara.
El mesonero se acerca con su botellita de agua Evian y mi café negro y ella me explica: –Mi padre llamó a un experto y logramos abrir la computadora, y luego el hombre me hizo una copia y aquí te voy a hacer una presentación de lo que tenía Ortega en sus archivos. En su carpeta de correo, tenía cartas de Pedro Carmona, de Nitú Pérez, de Marta Colomina, de Carlos Andrés Pérez, de Guaicaipuro Lameda, de Carlos Fernández, del padre Luis Ugalde, y todos hablaban del inicio del paro y de hacer lo posible porque no se les fuera de las manos. También hay unos anteriores, que hablan del golpe del 11 de abril. Está un correo donde le dicen que cuando la concentración esté en plena efervescencia, debe llamar a la gente a marchar hacia Miraflores.
Suspira Cynthia. Mira a su alrededor cuidando la confiabilidad de los documentos de Carlos Ortega, y descubre al mesonero que la observa con la lengua afuera, porque hoy trajo una minifalda que mejor no digo.
–En la carpeta de imágenes están las fotos donde aparece levantando las manos a Luis Ugalde y Pedro Carmona, hay varias fotos con Nitú, aquí en el Centro San Ignacio, fotos con Carlos Andrés, fotos de las ruedas de prensa en la tarde, cuando el paro. También tiene unos videos donde aparece diciendo que el "paro se nos fue de las manos", y vamos a volvernos todos brutos para ver si nos entendemos. En fin, aquí hay toda una vida dedicada al heroísmo. También tiene unos correos donde dice que paró un bingo en la Hawai Kay, donde se ganó varios millones de bolívares, ese debe ser uno de los últimos.
Sigue sonriendo y, con esa carita, carita mimada, que todo lo pide y no quiere nada, me dice: "Mejor te llevas una copia para que te diviertas".
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