¿Qué pasó con los asesinos de Delgado Chalbaud?

El magnicidio en la persona de Carlos Román Delgado Chalbaud, en ejercicio de la Presidencia de la Junta Militar de Gobierno, sucede el 13 de Noviembre de 1.950 y casi 6 años después, 15 de Agosto de 1.956, el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Penal de Caracas dicta sentencia a 23 implicados en el horrendo crimen, el Juez es el doctor José Vicente Moreno. Se imponen 20 años de presidio para los autores materiales del asesinato: Domingo José Urbina Rojas, Carlos Mijares y Pedro Antonio Díaz. Sancionan a 14 años de prisión a: Luis Antonio Martínez, Natividad Laya, Osorio de Jesús Olivares, Pedro José Saravia, Nicasio Pereira, Prospero Guillermo Torres Mijares, Alberto Enrique Castro, Angel Daniel Medina Medina, Antonio Paulino Reyes, Pedro José Medina Tua, José Fermín Ledesma, Antonio José Medina, Honorio Gutiérrez Betancourt, Matías Muro y Máximo Paz Colina. A 12 y medio años de arresto en cárcel a Jesús Rafael Acosta, Antonio Ylarraza, Pedro Tomás Guía, Alfredo Mendoza y María Isabel Caldera de Urbina.

La sentencia sobresee la causa a Pablo Emilio Aponte, el motorizado que fuera acusado por encubrimiento, por haber prescrito la acción penal; por el mismo motivo sobresee la causa a Juan Bautista Morillo Romero acusado por retención de información. Estos 2 sobreseimientos unidos al que se dicta a favor de Pedro Ramón Ledesma, fallecido, y al doctor Francisco Franco Quijano, por prescripción de la acción penal, completa la decisión con relación a todos los sindicados. También la sentencia declara sin lugar las reclamaciones de la ciudadana Luisa Elena Gómez Velutini de Aubine, Madre del Coronel Delgado Chalbaud y del ciudadano Vicente Ferrino. La señora Gómez Velutini pedía Bs. 5.000.000 por daños morales y el señor Ferrino Bs. 330.590 por daños materiales y morales, por el deterioro total de sus vehículos y grave ofensa a su nombre. El Juez Moreno desecha la petición de la acusación privada para que el juicio se reponga al estado de lectura de cargos por no haber asistido al mismo el procesado Juan Bautista Morillo Romero, por cuanto la pena a este indiciado estaba prescrita para el momento en que se realizó la lectura de cargos el 22 de Diciembre de 1.951.

El Juez y el Fiscal coinciden en opinar que la mano ejecutora del asesinato de Delgado Chalbaud fue la de Rafael Simón Urbina, muerto el mismo día que aquel. Su auxiliar inmediato y hombre de entera confianza, Domingo José Urbina, pariente lejano, fue el encargado de reclutar a la gente, se le ordenó mantener en secreto la acción que llevarían a cabo, pero según se comprobó, este señor impone a cada uno de aquellos hombres cual sería la misión; les dice que se trata de deponer al Presidente de la Junta Militar de Gobierno. El plan comienza a ponerse en práctica en el momento en que Chalbaud sale de su casa, fue la señora de Simón Urbina la que da este aviso con tres cornetazos; es de esta manera que comienza la acción para el asalto del vehículo del Presidente. Un carro conducido por Mijares maniobra con el fin de interrumpir la circulación por la vía, otro carro se coloca más adelante y otro atrás, ello previendo cualquier evasión y escape del vehículo presidencial, al detenerse el carro presidencial por el obstáculo encontrado en su camino aparece Rafael Simón Urbina pistola en mano y con su gente hacen bajar al coronel y a su edecán, son desarmados y obligados a subir al vehículo conducido por Mijares, sube también Simón Urbina y comienza a insultar a Chalbaud; velozmente se dirigen a la Quinta Maritza de la urbanización Las Mercedes propiedad de Antonio Aranguren.

Llegados a la Quinta, Urbina, que en el carro le había gritado a Chalbaud que ya no era presidente ni comandante, le había arrancado las presillas del uniforme, al no más salir del automóvil es herido accidentalmente en el tobillo por un disparo que se le escapa a Pedro Antonio Díaz. El coronel y su edecán tratan de aprovechar aquella situación para convencer y hacer se abandone la acción delictiva, pero Mijares, Domingo Urbina y Díaz reaccionan con violencia y precipitan los acontecimientos. El Coronel y su edecán son empujados para que entraran rápidamente a la vivienda y allí son victimas de numerosos disparos; son las nueve y media de la mañana de aquel fatídico día.


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José Manuel Ameliach Nuñez


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