En nuestro anterior artículo describíamos las posiciones que desde el campo de la izquierda revolucionaria han surgido contra el llamado “Plan Estratégico Nacional Productivo”, anunciado al país por el Comandante Presidente el pasado 11 de junio. No compartimos, de parte de algunos camaradas ubicados en esta corriente de opinión, la búsqueda de descalificar al contrincante mediante epítetos que no vienen al caso, es ruin la postura del camarada Eleazar Díaz Rangel en tratar de ubicar a los camaradas del Colectivo Trabajadores en Revolución en la misma posición del MIR chileno en época de Allende en los siguientes términos: “...las posiciones de la ultraizquierda que apoyaban la Unidad Popular fueron factores que incidieron en la derrota de ese proceso, como quedó claro no solo en los posteriores análisis de esos hechos, sino en los documentos desclasificados de la CIA y del Departamento de Estado...”, queremos en todo caso, conocer sus motivaciones que lo llevan a apoyar este plan económico y la alianza en el propuesta. José Vicente Rangel es más claro y sin ambages expresa, sin tapujos, su apoyo al mismo, en los siguientes términos: “...me pareció excelente el llamado que el presidente Chávez le hizo al país y a un grupo importante de empresarios el 11 de este mes en el Alba Caracas, acerca de la necesidad de conformar una “gran alianza nacional productiva”. Sin duda se trata de una estrategia trazada a partir del reconocimiento de una economía mixta y de un empresariado cuya participación en el esfuerzo de producir es determinante (...) lo que Chávez propone no desnaturaliza su proyecto. No está retrocediendo (...) En materia económica, no le está mintiendo a los venezolanos: auspicia el socialismo y enfatiza que estamos en la etapa de transición. Al empresario, le ha dicho, repetidas veces, que reconoce su existencia, y que aún cuando rechaza la sacralización del mercado está consciente del carácter mixto de la economía venezolana...”, está claro la concepción etapista de la revolución que maneja el camarada José Vicente Rangel, y consecuente con ello, es que está convencido de la alianza con la burguesía en esta transición.
Desde el campo obrero no podían faltar opiniones, tan divida como están los factores que se proclaman afines al Proceso, es así que el camarada y amigo Orlando Castillo, coordinador de Autonomía Sindical y Diputado, afirma su postura en los siguientes términos: “Los trabajadores solo no garantizamos la revolución...” En referencia a la Alianza Productiva señala: “...es un movimiento táctico dentro de la transición revolucionaria al socialismo, pues el planteamiento estratégico sigue orientado hacia el socialismo (...) esa alianza significa la posibilidad de fortalecer el mercado interno y de crear capital nacional, una mayor productividad y el desarrollo de las fuerzas productivas...”, es evidente que los trabajadores solos no lograremos la construcción del socialismo, pero no será con las clases que dieron el golpe de abril, el paro petrolero, que ejecutan las guarimbas y la guerra mediática, que sabotean las misiones, con las que avanzaremos hacia el socialismo. Tampoco será fortaleciendo el mercado que avanzaremos hacia la nueva sociedad, el mercado niega las formas de producción social, en la concepción del camarada y amigo Castillo está clara su visión etapista de la Revolución, coincidiendo con José Vicente Rangel. En la misma orientación, se enmarca el camarada Oswaldo Vera de la Fuerza Socialista Bolivariana de Trabajadores, pero de una manera ruin como Díaz Rangel, buscando descalificar al contrincante ideológico: “...puede ser una política o un plan donde la Únete –porque todos hablan en su nombre- sea ahora un factor de oposición aparentemente de izquierda...”, enfatizando más adelante: “Las medidas del 11 de junio, no significan un retroceso, ni un cambio de política, sino una necesidad táctica en la actual etapa de transición, dado el momento político...”, primero descalifica al adversario, luego concluye justificando las medidas por la “etapa de transición”, evidentemente, al leer al camarada Vera uno se explica por qué los factores revolucionarios dentro de la Clase Obrera no se han unido, y lo difícil que será lograr esta ansiada meta.
Pues bien, al analizar las posiciones de estos camaradas y al buscar su analogía en otras revoluciones, nos trasladamos a la Rusia en que se planteó este debate y observamos que el primero en plantear este tema en los términos que lo plantean estos camaradas fue Plejanov, fundador de la socialdemocracia rusa, en 1880. Así, en la lucha contra el llamado populismo, variante del socialismo utópico, Plejanov estableció que no había razón para creer que Rusia conocería un curso privilegiado de desarrollo, que tendría que atravesar la etapa capitalista y que, en esta senda, adquiriría el régimen de democracia burguesa indispensable para la lucha posterior del proletariado por el socialismo. Plejanov no solo separó la revolución burguesa como tarea diferenciada de la revolución socialista, relegándolo a un futuro indeterminado, sino que pintó una combinación de fuerzas completamente distintas. La revolución burguesa iba a ser realizada por el proletariado, en alianza con la burguesía liberal, y así se abriría el camino al progreso capitalista; después de unas décadas, alcanzado cierto nivel de desarrollo capitalista, el proletariado realizaría la revolución socialista en lucha directa contra la burguesía. Esta misma postura es hoy enarbolada por estos camaradas en plena Revolución Bolivariana. El proceso de desarrollo del pensamiento de Lenin, es clave para comprender el momento presente y el posible desenvolvimiento de este debate, pero dejémoslo para una tercera y última parte.
henryesc@yahoo.es