Astromoda

Cada vez que un abogado cruzaba la entrada de Astromodas, la boutique de mi madre, cundía el pánico. Había desmayos, no faltaban unas carreritas, murmullos, cruce de miradas entre las costureras, que se preguntaban si iban a cobrar o no la próxima quincena. Carreritas de un extremo a otro de la tienda, carreritas en el taller.

–Afuera está el Doctor Sosa.

El Doctor Sosa era el abogado del vendedor de telas importadas, que fascinaban el exquisito gusto de la dueña de Astromodas (nombre visionario contando, que para ese entonces el hombre no había llegado a la Luna). Una deuda, enorme, impagable diría yo que era una niña y escuchaba los alegatos y las amenazas de embargo inminente que hacía el Doctor Sosa, mientras señalaba a la juez y al notario que lo custodiaban.

Los doctores de la justicia producían miedo, terror, en este pequeño lugar de la avenida Francisco de Miranda, donde sin ser vistos amanecían los cadáveres de las primeras víctimas de la democracia puntofijista.

Un abogado en Venezuela sabe de todo, te lo ofrece por tanto.., siempre el vil dinero de por medio, aunque sea frente a la palabra justicia y su ciega alegoría. Un pasaporte, una visa para entrar a USA, un negociado y mil y una estrategias para evadir impuestos, controles de cambio, controles de precios, cualquier cosa, divorcio express y herencia simuladas.

Argumentaciones, trámites, ocurrencias, y creatividad del abogado para lograr evadir impuestos y escabullir el bulto del Estado Institucional. Esta corrosión en el ejercicio del Derecho ha hecho de los tribunales laberintos de diverso tipo de matracas para que prosperen los procedimientos, desde la fecha de mi boda hasta el nombramiento del síndico por la quiebra (seguramente fraudulenta) de su empresa.

Ahora, si usted necesita un abogado común, que pueda demandar al padre de su hija por ejercicio irresponsable de su paternidad, sacar una nueva copia de su registro de propiedad, su partida de matrimonio, defunción o divorcio; si usted solamente necesita un trámite, entonces usted necesita de un simple abogado y no al Doctor Sosa que hacía temblar las sensuales piernas de la dueña de Astromodas.

Los abogados de Leopoldo López, por ejemplo, pretenden copar de controversiales e infundados titulares los medios de comunicación en Venezuela y el mundo. Condenan las inhabilitaciones dictadas por la Contraloría de la República y otras inconsistencias que son utilizadas mediáticamente. La confusión no es sólo culpa del abogado, sino del sistema de justicia, que lento o presto, está corroído por los profesionales que llegan antes a los requerimientos de sus clientes a través de mordidas y mordiditas que del ejercicio llano de su profesión y la práctica proba de sus conocimientos. Pero, ¿debe tener conocimientos un abogado, Doctor de la República, o sólo saberse mover en los tribunales, sentarse en su despacho cómodamente, y hacerse de los asociados, cuyos apellidos le resultaban inalcanzables antes de que consiguiera su título de abogado, antes de que hasta su mamá lo llamara Doctor? Ser abogado, hacer justicia, qué noble tarea, dista mucho de una práctica transparente y equitativa. Allá van los inhabilitados con dientes nuevos, cambio de gorra, alegando desde sus afiches recién impresos que ellos, que son el pasado, pueden ser la esperanza de los venezolanos. Tamaña patraña invade con dramas menores la atmósfera de las próximas elecciones en Venezuela. Ante la incertidumbre por el resultado de las encuestas, vuelve a aparecer en la oposición, como anunciara en sus Confidenciales José Vicente Rangel, el fantasma de la violencia, el requerimiento de la muerte en escena para ver si de una buena vez salimos de Chávez...



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Stefania Mosca S


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