La derecha contrarrevolucionaria, fascista y golpista definitivamente no aprende ni de sus errores ni de las terribles derrotas que sistemática e ininterrumpidamente le propina el pueblo venezolano y la revolución bolivariana. Eso es comprensible, la decadencia y la descomposición acelerada que vive la oligarquía y la pequeña burguesía definitivamente no dan para más, tantas torpezas y estupideces juntas, seguidas, consuetudinarias sólo se explican no sólo por el trastorno emocional y mental sino por su auto destrucción como clases.
No habían salido de la “dura jornada” del mega fraude de las firmas del proyecto de revocatorio presidencial, donde apelaron a las más bajas, sucias y viles prácticas del fraude y los ilícitos electorales, en el más depurado estilo adecopeyano de la cuarta república, para inflar el raquítico millón de firmas, se abría paso una nueva y siniestra política diseñada en los torvos cerebros de la mafia que dirige la iglesia católica, el decadente y podrido empresariado fedecamartista y del oscuro bodrio que es la siniestra coordinadora seudo democrática y la colcha de retazos políticos que la componen.
El momento oportuno fue con la multitudinaria y masiva manifestación que partió desde Petare hasta la avenida Bolívar. Mezclando mercenarios entre el pueblo chavista, cuando éste pasó por la devaluada plaza Altamira, sicarios fascistas dañaron la imagen de la virgen cortándole la cabeza. A partir de allí, con esa acción vandálica, se puso en práctica la operación virgen rescatada, burda estrategia donde altos prelados de la Iglesia Católica, encabezados por el monseñor Porras, abrieron los fuegos contra el presidente Chávez acusándolo de persecución religiosa. El soporte mediático no se hizo esperar, mejor dicho, jugó su papel en la siniestra política, así el panfleto El Nacional, y televisoras como Globovisión, Venenovisión, RCTV, Canal 10, le dieron cobertura a la inconsistente maniobra.
Vinieron agresiones terroristas a iglesias en Los Teques y en Coro, pero pronto se descubrió que sectores del lumpen, ex policías, la hez social fue contratada y utilizada por AD y COPEI, PJ y otros grupúsculos para tan viles acciones, queriéndole endosar al gobierno y al pueblo bolivariano la responsabilidad, buscando enfrentar al pueblo creyente con el liderazgo revolucionario, separarlo y enfrentarlo. Pero todo en vano, de nada servirá esas tácticas siniestras.
Sin dudas el bloque que integran la oligarquía, un sector de la clase media de origen extranjero, ultra derechizado, los restos de los partidos, hoy grupos políticos insignificantes: AD, Copei, PJ, PV, BR, Causa R, Unión, la CD, ex militares gorilas, ONGs fachadas de grupos políticos, sectores del alto clero católico, no han vacilado en utilizar a la religión y sus símbolos más significativos como comodines para sus perversos fines políticos. Resulta risible la campañita de la virgen que ellos mismos descabezaron en la plaza Altamira, cuando durante más de dos años han utilizado a todas las vírgenes y a los santos más conocidos como banderas para el derrocamiento de Chávez. Baste preguntarse ¿qué hace la imagen sagrada de la virgen en la plaza Altamira, centro de conspiración, terrorismo, corrupción, drogadicción, pequeña Sodoma y Gomorra del Este de Caracas?
Si hay algo que niega la muerte y el crimen es la religión, la católica y todas las demás, ese es un principio ético de toda creencia y de todo libre pensamiento, pero ¿no se fraguó allí el crimen que cometió Goveia o los asesinatos de los tres soldados y la dama? ¿No se fraguó allí la oleada terrorista contra embajadas, edificaciones, cuarteles y otros crímenes? ¿Se justifica la utilización de símbolos religiosos en lugares de subversión, degeneración sexual, golpismo y terrorismo?
Pero si ello es grave, ¿cómo es que la alta dirección de la Iglesia Católica nunca condenó la utilización de los símbolos religiosos con fines reiteradamente políticos por la contrarrevolución en su afán por derrocar al gobierno legítimo y constitucional, libérrimamente electo de Hugo Chávez?
¿Cómo se puede catalogar, si forma parte de un plan conspirativo, la arremetida de Porras y la dirección de la Iglesia Católica contra el Gobierno?
Pero, por si fuera poco, ¿no participó, acaso, la cúpula eclesiástica en el golpe del 11 de abril de 2003? ¿No quedó registrado para la historia la presencia del Cardenal Velazco en el palacio de Miraflores apoyando al tirano Carmona y firmando el acta de defunción de la V República, y después su presencia en la isla de la Orchila, donde tenían confinado al secuestrado presidente Chávez, pretendiendo persuadirlo para que firmara la renuncia?
La iglesia católica venezolana vive su peor momento, su liderazgo evidentemente no ha estado a la altura de su misión espiritual y ha comprometido a la institución en un derrotero tortuoso de subversión y golpismo, desnaturalizando los altos fines que en una sociedad como la venezolana le corresponde, más ante un pueblo que como el nuestro tiene necesidad de la fe. Se han puesto los altos prelados abiertamente al lado de la oligarquía opresora y el pueblo no les perdonará nunca tamaños errores, quién sufrirá las consecuencias no serán las creencias, será la institución que decaerá aún más de lo que ya ha decaído, los creyentes buscarán otras opciones espirituales en otras iglesias que no golpeen o ataquen su revolución, porque el colectivo sabe que lo que está en juego es su destino y su porvenir.
¡Basta de hipocresía y cinismo por parte de la cúpula eclesiástica venezolana! Ya el pueblo los ha descubierto y desenmascarado. Los revolucionarios no tienen necesidad de esas prácticas deleznables y viles como agredir íconos religiosos o utilizar los símbolos de la fe, para afirmar su razón y su verdad. La lucha revolucionaria, el movimiento popular está por encima de tales artimañas, ya el pueblo se dio el derecho a la libertad de cultos o de libre pensamiento, está refrendado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ¿para que más?
¿A quienes van a engatusar con eso de atribuirle al gobierno de Chávez o a los revolucionarios bolivarianos una conducta o una actitud agresiva contra los símbolos de la idolatría o contra las iglesias?
El golpismo de las oligarquías económicas, políticas y religiosas ¡no pasará! (20-12-03)