Se está cumpliendo un año de la liberación del buque pirateado que por años llevó inadecuadamente de Pilín León, inmerecido regalo para una mujer que no estuvo ni está a la altura de merecer tan alta distinción de la Patria, menos cuando se prestó de instrumento para la vil conspiración y destrucción de la industria petrolera y de un daño mortal al país y al pueblo donde nació. Pocas veces había sido más triste e indigna la posición de un sector de la mujer venezolana, esa clase media de origen extranjero, conspirando contra el país, mayor mercenarismo y traición no pudo ser posible.
Y es que todo lo que giró en torno a ese buque se convirtió en emblemático, en simbólico, pues quisieron las circunstancias que en torno a ese barco convergieran sinérgicamente todas las estrategias, las del campo de la revolución y las de la contrarrevolución, las transnacionales y el imperialismo norteamericano quienes trazaron la estrategia de destrucción de la industria petrolera, la búsqueda de la caída de Chávez y su gobierno para tomar, por usurpación y despojo posteriormente el control total de esa empresa, privatizarla y continuar el saqueo de nuestra principal riqueza.
El buque 'Pilín León' fue el mayor símbolo, en parte gracias a la propaganda de la subversión mediática, en parte por esa convergencia de estrategias, porque fue la síntesis de la política conspirativa en donde la toma de los buques petroleros por parte de una oficialidad indigna y que fue la carta más importante de esa estrategia conspirativa. La toma de los buques tanqueros de petróleo, el cierre del canal de navegación y el bloqueo marítimo para que no entraran ni salieran buques con gasolina no sólo por el lago de Maracaibo, sino tampoco a ningún puerto del país, todos fueron tomados por la contrarrevolución golpista que vestía indignamente el traje de la marina mercante.
Porque dentro de los planes de la contrarrevolución estaba contemplado -se supo entonces, y algún periódico alternativo lo reseñó- la posibilidad de la voladura de alguno de aquellos buques, centrándose en el 'Pilín León'. Ya habían saboteado el barco echándole agua a los tanques para buscar que el barco se parara precisamente cuando estuviera pasando por debajo del puente sobre el lago de Maracaibo y chocara con una de sus bases, desmoronando el puente con la consiguiente catástrofe y mil millonarias pérdidas económicas.
A nivel internacional, como señalamos, se movió el submundo del terrorismo internacional, a ese que no alcanza el brazo 'justiciero' del presidente Bush y del gobierno norteamericano porque de alguna manera lo amamanta y alimenta. De la Miami gusaneril, epicentro del terrorismo anti cubano, de Israel, de Alemania, de España... se movieron las redes del crimen y 'especialistas' en el terror tenían como misión acceder al barco y colocarle explosivos para buscar una explosión o en alta mar o cuando estuviese atracado en el puerto de Bajo Grande. Pero, señaló la prensa revolucionaria, el gobierno detectó el intento y lo frustró.
¿Qué hubiese pasado si ese barco hubiese estallado estando atracado en el puerto? ¿Qué venía después de aquel horrendo crimen, una insurrección con grupos mercenarios, algún alzamiento de minorías militares anti bolivarianos para ser manejado mediáticamente como una fractura dentro del Ejército, incluso provocar una invasión extranjera con mercenarios de varias nacionalidades y del propio ejército norteamericano?
La voladura de barcos por sabotaje terrorista tiene antecedentes, recordemos dos casos ocurridos en Cuba, el primero fue en el puerto de La Habana, cuando el gobierno norteamericano del presidente Mc Kinley buscando un pretexto para intervenir en la Isla, arrebatarle el triunfo a los patriotas cubanos que estaban derrotando a España. El 16 de febrero de 1898 es volado el barco norteamericano Maine y mueren 266 marineros norteamericanos. Sus mismos compatriotas le pusieron una bomba en el casco para achacarle el siniestro a España y justificar la invasión como en efecto se produjo. Otro barco fue volado en 1960 por terroristas norteamericanos de la CIA, en el puerto de La Habana, el barco belga La Coubre, cargado de armas y pertrechos para Cuba.
Pero hoy, un año después, la situación es otra, PDVSA no está en manos de la contrarrevolución mercenaria y pro yanqui, de esa gentuza de PDVSA que le hizo un daño mortal a la industria, al pueblo, al país, y no pudieron volar o sabotear barco alguno.
Ya el barco 'Pilín León' no se llama así; el cambio de nombre significó un acertado golpe a una concepción frívola y superficial de los Giusti o similares, quienes en su anti patriotismo le ponían no el nombre de las heroínas de la patria sino de muchachas vacías que representaban -y representan- a las compañías trasnacionales de cosméticos, a la industria internacional que comercia con la belleza y utiliza a la mujer de instrumento y mercancía y ésta, como Pilín León se prestan para ser objeto del placer y creer que están representando al país y no a los comerciantes de la belleza.
Hoy la situación es otra, los barcos tanqueros de petróleo y gasolina llevan nombres de mujeres patriotas: Negra Matea, Hipólita, Manuelita Saenz, Luisa Cáceres de Arismendi y otras más, así debió ser desde un principio, pero una concepción anti nacional, que quiso vender que una frívola miss mundo o miss Venezuela representaba, por el hecho de un rostro hermoso pero vacío, a la mujer venezolana y al país, fue la que se impuso hasta que vino la revolución y cambió, en dura batalla de pueblo-nación venezolana contra oligarquía-imperialismo yanqui, la situación y salieron casi 20 mil indignos y traidores trabajadores quienes participaron de manera activa en todo el proceso de terrorismo y conspiración y destrucción de la principal industria económica de Venezuela. Aún sus líderes no han sido castigados por la Ley, pero los delitos contra la Patria no prescriben y llegará el momento en que pagarán su crimen, ese día no esta lejos, sólo un año pasó para el cambio de nombre de los barcos, para la justicia contra los terroristas, traidores, mercenarios no deberá pasar mucho tiempo.