En el periódico “Reporte de
la Economía”,
edición del 26/06/02, semanario ese que no ha dejado de ser parte de la
conspiración, el historiador Guillermo Morón, hombre de derecha, cuya voz jamás
se la escuchó para protestar o, al menos, solicitar que se investigaran los
atropellos y crímenes cometidos durante la Cuarta República, escribió
esto: "Es lícito matar a un gobernante cuando éste
incumple las leyes, comete injusticias y deja de gobernar. Eso es lo que sería
pertinente aplicar hoy en Venezuela".
En el diario El Universal
del 13/01/03, el abogado Omar Estacio, abogado y militante del partido Acción
Democrática, quien durante los gobiernos de esa mafia corrupta y responsable de
al menos tres mil venezolanos asesinados y desaparecidos durante los cuarenta
años del puntofijismo, ocupó la presidencia del Centro Simón Bolívar, en
donde se le señala como responsable de decenas de hechos de corrupción, escribió
en su columna semanal: “Un gobernante corrupto, represivo,
empobrecedor de su pueblo (..) Es fácil prever la deposición de un gobernante.
En particular cuando es corrupto, inepto, homicida (..) afeminado (..) bocón,
ignaro (...) patán, chicanero (...)con inocultables taras físicas y mentales.
Cobardón (...) aguajero, mitómano, charlatán, mofletudo, con antropometría de
flatulento y corrupto".
A comienzos de 2003, luego de fracasado el paro terrorista contra la industria petrolera, el cual produjo las mayores angustias al pueblo porque se hizo muy aguda la falta de combustible para los autos y el gas doméstico por más de dos meses, así como notable el desabastecimiento de alimentos de primera necesidad, el presidente de la encuestadora Datanálisis, J.A. Gil Yépez, declaró para el diario Los Angeles Times (citado por el periodista Christian Miller, en artículo del 8 de julio de 2003), lo siguiente: "A Chávez hay que matarlo”, como la única vía para salir de "la crisis política que envuelve al presidente Hugo Chávez".
El 25/07/04 el expresidente Carlos
Andrés Pérez desde Miami declaró para el diario golpista El Nacional, sin
rodeos: “Yo estoy trabajando para sacar a Chávez.
La Vía violenta
permitirá sacarlo... Es la única que tenemos (..) Chávez debe morir como un
perro”.
En octubre de 2004
el actor Orlando Urdaneta, hizo un llamado desde el Canal 22 de Miami, en el
programa de la periodista María Elvira Salazar, a asesinar al primer mandatario
nacional con la mayor
premura y recomendó que se contratara a un comando israelí para que cumpliera
esa misión con rifles dotados de miras telescópicas de alta precisión, a lo que
la entrevistadora, una mujer parte de la mafia cubana mayamera, contestó, palabras mas,
palabras menos: “que eso ni mi Dios lo
condenaría.”
El 23 de agosto de 2005, el pastor evangélico, Pat Robertson, asesor espiritual de Bush, no tuvo empacho alguno para declarar a través de su cadena televisiva 700: "Si él (Chávez) piensa que estamos intentando asesinarlo, yo creo que en verdad deberíamos proceder y hacerlo. Es mucho más barato que empezar una guerra" y algunos meses después, el 2 de febrero de 2006, a través de la cadena Fox News, en el programa ABC Good Morning America, lanzó su demanda de acabar con Chávez, y textualmente dijo: “Nosotros tenemos la capacidad de sacarlo [a Chávez], y yo pienso que ha llegado el momento de ejecutar esa capacidad (..) Yo soy muy apasionado con relación a ciertos temas, y desafortunadamente mi pasión podría correr delante de mí. Y en el contexto de lo que estoy diciendo, no es tan justo como suena, pero yo soy apasionado acerca de ciertas cosas que no son políticamente correctas del todo.”
A esta relación de contundentes pruebas de que, efectivamente, ha habido demasiado interés en sectores de la oposición en alianza con Washington de asesinar a Chávez, no podemos dejar de agregar los hechos ocurridos en la finca Daktari del Hatillo, propiedad del también cubano mayamero Robert Alonso, en mayo de 2004, cuando son descubiertos en dicho predio cerca de 150 paramilitares colombianos, camuflajeados con uniformes del ejército venezolano, quienes en sus confesiones a las autoridades de la seguridad del país, dieron a conocer que al día siguiente de la detención tomarían por asalto el Palacio de Miraflores, generarían un gran caos en el centro de la ciudad y que su objetivo central estaba dirigido a capturar por sorpresa al presidente Chávez, asesinarlo sin pérdida de tiempo y luego cortarle la cabeza, la cual sería mostrada al país a través de la televisión. En sus propias palabras: “entrar al palacio de Miraflores (..) arrancarle la cabeza al señor Hugo Chávez y después nos fumaríamos un habano al lado de la cabeza".
Como decimos en criollo, para muestra basta un botón y aquí hay demasiados botones para venir a negar que ha habido y aún lo sigue estando en la agenda golpista de la oposición venezolana, el asesinato del presidente como única opción que tiene de recuperar los hilos del poder en Venezuela, tal y como lo aseguran sus líderes de manera abierta en cualquier escenario del país y del exterior.
En este tema del magnicidio, la oposición ha jugado muy peligrosamente a intentarlo y lo sigue haciendo de manera absolutamente irresponsable.
¡Cómo es posible que sus dirigentes no alcancen a advertir que el asesinato de Hugo Chávez convertiría al país en un inmenso y caudaloso río de sangre que nadie podría detenerlo…! ¿Será, acaso, que piensan que nada les ocurrirá?