Las notas discordantes del excelente concierto que dimos los venezolanas y venezolanos el 23 de noviembre de 2008, las pusieron un trío de chiflados que empezó a cantar fraude antes de contar un voto. La verdad, lo cierto es que por octava vez votamos, con el mismo sistema automatizado y el país durmió y amaneció tranquilo.
Pasado el domingo, comenzó titirimundi a sacar cuentas, a poner capas, a cruzar resultados, a comparar hasta la temperatura que hubo en años anteriores. Que si la población electoral, que si el PIB de los habitantes del Altagracia de Orituco, que si los tres meses de aguinaldo. Cualquiera se pierde entre tanto guarismo.
Y es que decir que la "oposición ganó en las Regionales venezolanas" cuando el chavismo tiene 17 gobernaciones y la oposición 5 es una cuenta muy rara. Y partir de ahí, de que 17 es menos que cinco, es partir de una cuenta a la cual es imposible dar una respuesta sensata.
Pero hay otras cuentas menos descabelladas. Porque donde sí ganó la oposición fue en el Distrito Metropolitano de Caracas. El batacazo, sin duda, fue el resultado de la Mayor. Nadie en su sano juicio político, apostó por el triunfo del compañero de andanzas del "Cabeza e motor". Fue un déjà vu tenebroso.
¿Y qué paso? La democracia se mide, entre otras cosas, por el número de votos y hay que verlos con detenimiento. Sobre todo cuando el resultado es adverso. Pero más allá de los números hay gestiones que analizar. El pueblo caraqueño castigó. Castigó la ineficiencia. Castigó el caos. Importa muy poco quien puso más votos. Los números que hay que ver, más que el poder adquisitivo de los votantes, son los de la inseguridad personal y los kilos de basura amontonada. Y es que los "datos duros" sirven para trazar estrategias pero también pueden invisibilizar las soluciones. Y lo peor: desaparecer responsabilidades.
No son los ceros de las cuentas corrientes de la clase media los que explican la "pérdida" de la capital y cinco gobernaciones. Al menos no sólo eso lo explica. Cuando dejen de convertirnos en porcentaje, cuando el resultado del 23N en Caracas deje ser un numerito, una resta y una suma de las clases A, B, C, D y E se encontrarán las verdaderas respuestas. Sólo hay que querer verlas.