La arremetida fascista de los candidatos opositores que ganaron las gobernaciones de Miranda, Táchira, Carabobo y Zulia, así como la alcaldías Metropolitana de Caracas, Sucre y Mérida, en contra de las organizaciones populares y en los espacios que a la fecha vienen ocupando con sus distintas misiones, como Barrio Adentro, Sucre, Rivas y Robinson, Casas de Cultura, Mercal, Pdval, Madres del Barrio, etc., en absoluto debe sorprender a nadie y menos a quienes estamos y estaremos defendiendo este proceso de cambios revolucionarios en el marco de la más absoluta democracia, pues jamás hemos olvidado, ni por un solo instante, los roles que esos sujetos jugaron en los eventos del golpe Estado de abril/02, en los actos de su preparación, entre los cuales se destaca la firma de lo que esa derecha cipaya y golpista llamó el “Pacto por la Unidad Democrática y Reconstrucción Nacional” (Iglesia, CTV y Fedecámaras), así como el atroz paro terrorista que nos impusieron desde diciembre/02 hasta febrero/03. No es posible olvidar sus manifestaciones de inmensa alegría, acompañadas de delirantes y nutridos aplausos cuando Carmona Estanga se auto juramentó como presidente y cuando el inefable Daniel Romero leyó el decreto que dio al traste con las instituciones de la democracia y se instauró una férrea dictadura a la que el mismo decreto le otorgó facultades ilimitadas para conducir el país y legislar a su libre albedrío, bodrio ese que, conforme lo escribe el propio Carmona en su libro, “Mi testimonio ante la historia”, fue producido y elaborado por los abogados expertos constitucionalistas, Allan Brewer Carías, Cecilia Sosa Gómez y Carlos Ayala Corao, quienes lo niegan, pues carecen del coraje y la valentía necesarios como para asumir con templanza su responsabilidad de ser los mentores y redactores de ese decreto que pasó a ser parte bien destacada de las páginas más negras de nuestra historia.
Era absolutamente previsible que donde obtuvieran el 23N algún triunfo electoral estos fascistas del viejo establecimiento y sus derivados, como Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, Alianza Bravo Pueblo, etc., vendrían no sólo a ponerle la mano a esos espacios que había conquistado el pueblo, sino a destruirlos, pues sus angustias para nada están centradas en las necesidades de los pobres y de los excluidos de siempre. Sus objetivos están colocados en la ruta del retorno al pasado reciente del neoliberalismo depredador, por lo que sus prioridades más inmediatas a dicho fin, son las de generar, a través de esa arremetida, focos de violencia, tantos como puedan activar, para crear condiciones que les permitan reeditar los sucesos de abril/02 y de esa forma darle un zarpazo contundente a la democracia y con ello llegar a consumar que lo que tanto han deseado, el asesinato del Comandante Presidente, Hugo Chávez.
Informaciones que nos han estado llegando de mil fuentes, las mismas que de seguro alimentan a muchos de nuestro pueblo, nos ratifican, cada vez con mayor fuerza, la convicción de que la estrategia electoral opositora estuvo orientada exclusivamente a convencer a sus adeptos y allegados que no se preocuparan por los antecedentes bastante cuestionados y la calidad moral de sus candidatos, que eso era lo menos importante que debería preocuparles, que lo supremo y necesario estaba en darles a esos personajes escogidos, los votos porque así se pudieran abrirse mejores y más seguras opciones para reventar con más facilidad al macaco mayor…
Es interesante señalar que esta directiva electoral no se manejó en la clandestinidad, el mensaje fue abierto y en muchos casos en voz alta, como se agrega en la información recibida y que algunos de nosotros mismos logramos escuchar de vecinos y hasta de algunos pocos parientes y amigos de muchos años, de manera que lo que estamos viendo con estos asaltos a los espacios conquistados por las comunidades es parte de una gestión de gobierno en esas entidades que ganaron los sectores de la oposición, que apenas comienza y que es parte del plan global de la derecha internacional para dar al traste con la democracia en Venezuela e instaurar una abierta dictadura, bajo el disfraz de un gobierno de transición para la “paz y la democracia” de claro corte neoliberal, con el asentimiento y el mayor apoyo de Washington.
De manera que habrá que estar muy alertas para impedir que tengan éxito en sus propósitos estos fascistas desbocados, los cuales pareciera que desconocen la fortaleza y decisión inquebrantable de un pueblo dispuesto a defender su revolución democrática, la cual ha venido conquistando, luego de grandes esfuerzos y sacrificios con el apoyo absoluto y decidido de un gobierno que hace mucho rato ha hecho suyo, para librar todas las batallas que sean indispensables en la vía única de garantizar no solamente estabilidad de la misma, sino el compromiso cierto de avanzar hacia la construcción del Socialismo a la Bolivariana.
Sería una locura que de nuevo se intentara otro zarpazo contra la democracia, pues el pueblo jamás lo permitiría. El pueblo no está dispuesto a volver al pasado, camina decidido y dispuesto a dar la vida, si fuese necesario, si se atrevieran a desviarle su rumbo...