Se consumó el desinfle de la contrarrevolución

En nuestro trabajo de opinión del 13-02-04 finalizamos diciendo: “De algo si podemos estar seguros, esas marchas anunciadas con trompetas apocalípticas, que irá sobre el centro de Caracas para presionar al CNE a que convalide el fraude, no pasarán del papel, de los deseos, de las fantasías de pobres conspiradores de pacotilla, de esos locos que en los pueblos se paran en la plaza Bolívar y nadie les hace caso. Mientras, el país, la revolución bolivariana y el pueblo avanzan hacia el mañana”.

Exactamente eso fue lo que ocurrió en Caracas el día de San Valentín, el Día de los Enamorados o Día de la Amistad, la contrarrevolución oligarca y anti patriótica, bocona y autosuficiente, miope y torpe, mentalmente estrecha y con un insoportable complejo de superioridad, se volvió a estrellar contra el muro de acero del pueblo bolivariano de Venezuela, del proceso revolucionario de cambios estructurales y contra la avasallante y telúrica personalidad del Presidente Hugo Chávez Frías, demostrando su agotamiento político y su incapacidad para mover grandes multitudes para manejarlas políticamente para sus fines políticos subversivos.

Varios eran los objetivos trazados por el alto mando golpista en el apocalíptico día D, todos frustrados y fracasados. En primer término deslegitimar a la directiva del Consejo Nacional Electoral (CNE) como uno de los cinco poderes del Estado; igualmente ejercer una mayor presión de la que hasta ahora ha ejercido, para obligar el Cuerpo Electoral a que, por encima de millones de firmas falsas y fraudulentas como las que consignaron, violando la normativa para la recolección de firmas y pasando por encima de la dignidad de cada uno de los tres Rectores y honorables Árbitros, llamen al referendo revocatorio presidencial para así quedar complacida la oligarquía y el imperialismo.

Otro objetivo, dentro del discurso de la extrema derecha neo nazi, es la prédica de la violencia, de la muerte, del derramamiento de sangre entre venezolanos. Una momia adeca, Carmelo Lauría, conspicuo representante del parque jurásico cuarto republicano; un delincuente petro espía, Juan Fernández, fueron portavoces del discurso apocalíptico. La parte más extremista de la contrarrevolución, los ex militares gorilas de Altamira, los grupos para militares de las policías de la PM, Chacao, Baruta y Miranda, el Alcalde Mayor, Alfredo Peña –quien compró armas sofisticadas, ametralladoras con silenciadores y otro armamento en Austria e introducidas clandestinamente al país– los grupúsculos paramilitares de Pérez Recao, Bandera Roja, terroristas de origen cubano y paramilitares colombianos ingresados clandestinamente, la gentuza del petróleo. Los canales-partidos políticos Globoterror, Venenovisión, Radio Caracas tv, Televen, CMT, CNN, todos, unos más, otros menos, llamaron a la insurrección, al golpe, a desconocer las instituciones y no sólo a desconocer al CNE sino a derrocar a Chávez. Todo ello con el apoyo institucional del gobierno norteamericano al plan terrorista, quien emitió una declaración atemorizadora de presuntos conflictos y violencia el 14 de febrero en Venezuela con el consabido llamado a sus naturales de que tuvieran prudencia, excusa torpe para velar la ingerencia.

¿Qué ocurrió el día 14 de febrero en Caracas en medio del clima de rumores, de bolas, de la ingerencia norteamericana una vez más en los asuntos venezolanos, de que ese día comenzaría la guerra, de volantes de los ex militares llamando a derrocar el gobierno, dejando de lado incluso al problema de las firmas?

Que las pretensiones de la contrarrevolución de movilizar medio millón de personas para asaltar al CNE y llegar al palacio presidencial de Miraflores, se redujo a unas 25 mil o 30 mil personas, básicamente militantes de AD, PJ y otros grupúsculos politiqueros quienes después de marchar varios kilómetros no encontraron a ninguno de los dirigentes que los convocaron, llegaron al Jardín Botánico y desconcertados, confundidos, indignados por el embarque, se regresaron cariacontecidos y desmoralizados y con una nueva derrota encima. La férrea muralla constitucional, la presencia masiva del pueblo bolivariano en las calles, la protección militar de las zonas y lugares más allá de la del Jardín Botánico, sitio hasta donde podían llegar los marchistas, los obligó al uso racional de sus derechos ciudadanos consagrados en la Constitución.

Una enorme derrota sufrió la llamada Coordinadora Democrática, centro de conspiración y subversión, sobre todo los grupos talibanes quienes no admiten la más mínima posibilidad de reconocer el proceso revolucionario, la democracia participativa y la constitución bolivariana. Pero no porque los otros sectores no sean igualmente extremistas y subversivos, las luchas por el poder producen antagonismos que lucen insalvables, por ejemplo AD –organización de extrema derecha– está mortalmente enfrentada a Primero Justicia, grupo abiertamente fascista y con un grado más de derechismo extremo que AD, por la participación en las elecciones regionales a las que se opone PJ. AD, que tiene mucho más que perder que PJ y segura como está de que con referéndum o sin él, las elecciones para alcaldes y gobernadores se van a dar, y las fuerzas bolivarianas les llevan una enorme ventaja porque tienen sus candidatos en campaña y amenazan los pocos espacios políticos que aún le quedan a la disminuida AD.

Quedó evidenciada, igualmente, la incapacidad para movilizar gente en cantidades significativas como para ejercer una presión decisiva sobre el directorio CNE para que convoque al revocatorio presidencial ignorando que no alcanzaron el número de firmas, con la amenaza de un caos social, de una guerra civil, revela que la oposición contrarrevolucionaria perdió no sólo su capacidad de convocatoria sino que está disminuida hasta quedar reducida a una insignificancia política, con una CD que sólo falta enterrarla, donde pillos fascistas como el oligarca Salas Römer le está tirando a matar al también fascista y delincuente gobernador del Estado Miranda, Enrique Mendoza, por la nominación presidencial, que tendrán que posponer para el año 2006.

El fracasó contrarrevolucionario del 14-F, constituyó una derrota para la oligarquía dueña de los medios, quienes se emplearon a fondo, con el mismo lenguaje subversivo, anti nacional, golpista de los semanas previas al golpe del 11 de abril de 2002 o del paro patronal; de la manipulación mediática, de las mentiras, del odio hacia el pueblo pobre, la intolerancia hacia los oprimidos, del racismo entre nuestro mestizaje, de generar disociación sicótica. No se puede, naturalmente, dejar pasar la conducta criminal de las televisoras, sobre todo en canal 4 y el canal 33 quienes se sienten omnipotentes y están totalmente al margen de la legalidad y la Constitución. La Fiscalía General de la República debe proceder judicialmente contra estos canales delincuentes que tanto le hacen al país y hasta considerar su clausura. El gobierno debe cumplir y hace cumplir las leyes y reglamentos de telecomunicaciones y ser menos tolerante con esta subversión descarada, considerar la posibilidad de quitarles a estos dos canales la señal televisiva que es del Estado.

En suma, no fueron en vano las descomunales derrotas del 13 de abril de 2002, la derrota del paro patronal y petrolero de dos meses, la derrota del firmazo, la derrota del show siniestro de la plaza Altamira y de los militares gorilas . Otro gran derrotado en esta jornada fue el gobierno norteamericano, la CIA, la resaca de cubanos terroristas enchufados en el gobierno fascista de Bush, Otto Reich, Noriega entre otros, el embajador Shapiro quienes coordinan la subversión en Venezuela. Sin subestimar al enemigo puede señalarse que la contrarrevolución está reducida a su mínima expresión, y el camino para el avance de la revolución está mucho más despejado que antes. (15-02-04) (caracola@cantv.net)


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Humberto Gómez García / Trincheras de Ideas

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

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