Filosofía i vida

Gastón Parra Luzardo, excepcional i único

Conocí a Gastón Parra desde los tiempos de profesorado en la Universidad del Zulia, como un profesor de una facultad distinta a las mías, Medicina i Humanidades, cuando hacíamos encuentros casuales en los distintos ambientes o cuando estábamos en asambleas plenarias, donde a veces las posiciones políticas propiciaban enfrentamientos, no propiamente o genuinamente universitarios; ambos nos sabíamos en posiciones de izquierda, pero mientras muchos estaban en grupos o partidos pequeños, algunos eran mui radicales i otros moderados, sensatos i realmente profesores universitarios primero que todo i, especialmente conscientes de nuestra posición i labor. Por eso choqué con muchos radicales que con el tiempo han resultado trásfugas políticos; otros, como Luis Hómez Martínez o Gastón Parra, personajes insignes que no mancillaban la amistad por la política. Empero, nuestros campos en la docencia eran distintos; Gastón en la Facultad de Economía, donde era un profesor brillante en constante ascenso, hasta llegar a ser Profesor Titular por ascensos correctos según la Ley de Universidades i los Reglamentos, i finalmente Decano. Luego muchos otros cargos importantes, entre ellos Vice-Rector Académico de L.U.Z. Compré varios de sus libros porque como filósofo me interesaba el problema petrolero i muchos otros como el fronterizo, i además me incomodaba la posición siempre antivenezolana de uno que fue mi alumno en bachillerato, como el Ing. Luis Giusti, con genes puramente italianos i del norte, i uno de los ladrones más grandes que haya pasado por PDEVSA. En 1996, en unos de los encuentros universitarios, Gastón me regaló su libro De la Nacionalización a la Apertura Petrolera, con una dedicatoria en la que me distinguía como para mi buen amigo y compañero de luchas, porque en mis escritos de prensa siempre le respaldé i hasta denunciaba a la Dictadura de Partidos (AD-COPEI) como autores de “VENEZUELA PAÍS FALSIFICADO” que fueron como una serie de 10 ó 12 artículos por PANORAMA, el periódico de Maracaibo al cual ofrecí más de 45 años de labor intelectual. Sin embargo, sin tratarnos con una amistad cercana, cuando se aproximaron los tiempos de seguir a un líder excepcional, dinámico e inteligente, con un sentimiento bolivariano de patria soberana, como lo representó desde el 4 de febrero, Hugo Chávez Frías, Gastón i yo empezamos a coincidir con los grupos afectos a la grande personalidad del Comandante Chávez, hasta que el tiempo nos llevó a unirnos entre los hombre que luego seríamos escogidos para ser miembros de la Asamblea Nacional Constituyente. Fue entonces, en reuniones previas en distintos sitios del Comando Organizador, cuando intimé más con Gastón; conversando personal i largamente; cuando en varias ocasione me dio transporte en su automóvil ya de años de uso; cuando pude valorar sus sentimientos patrios, su vida personal de familia, su sencillez o humildad de hombre grande i de principios éticos i su hablar pausado defendiendo sus ideas o ideales. Era para entonces, ya uno de los hombres más preparados en el problema petrolero venezolano, en su historia, en sus mecanismos técnicos i económicos, en contraste con una serie de figurones pantalleros i audaces, como Montiel Ortega, Calderón Berti o el peor de todos; Luis Giusti, el hombre sin patria, a no ser Norteamérica. Gastón Parra Luzardo, con su recio caudal de conocimientos i una larga docencia universitaria, había publicado para entonces creo que más de siete libros sobre Petróleo, colaborado con muchos otros, i además artículos de prensa, de revistas especializadas i de otra índole, con reconocimiento internacional. Lavábamos a la Constituyente, a un verdadero maestros en Economía Petrolera, i al mismo tiempo a un hombre que sobresalía por su decencia, compostura i modales de caballero i ciudadano ejemplar. Empecé a admirarle como nunca; sin embargo admitió que mis compañeros me escogieran para el discurso de presentación de la Delegación Constituyente del Zulia, en gran acto público efectuado en el Palacio de Eventos del Hotel Maruma. Fuimos 14 con inclusión de la representante indígena, i lamento que no todos hayan valorado, comprendido i seguido con el proceso revolucionario. Esas bajas, merecen no nombrarse aquí.

Gastón, en defensa de nuestra riqueza petrolera, no solamente con sus libros i escritos, no solamente multiplicó su voz, sino que la ha perpetuado como expresa Ruskin. Gastón creía que la llamada Apertura Petrolera, fraude para regalar el petróleo al imperio, debilitar nuestra empresa i preparar para la entrega a precio de gallina flaca a las Transnacionales, era el Derrumbe de una Esperanza como subtitula a su libro citado. Ello proporcionaría ganancias solamente a los traidores a la patria, entre ellos Luis Giusti, quien después de exprimir su cargo i sus negocios, se jubiló de la empresa con más de mil millones i pasó a ser asesor del gobierno de Washington al sobaco del presidente Bush.

Por eso, cuando Gastón llega a la Constituyente, lo que trae en mente es salvar a PDVSA, acabar con la fatídica apertura petrolera i por sobre todo buscar la soberanía económica de la patria. En sus obras había analizado los problemas de la nacionalización petrolera, de modo que el petróleo fuera realmente para los venezolanos; pero las modificaciones que se hicieron al proyecto de 1974, durante el año 1976, le hicieron pensar i convencer de que, realmente, se había desvirtuado totalmente el proceso de nacionalización. Si más adelante la vida me concede tiempo, voi a ponerme a buscar en los tres tomos que se publicaron sobre la intervenciones en la Asamblea Nacional Constituyente (ya minada solapadamente, por presidirla un traidor a la patria preparado con tiempo para el engaño supremo: caso del analfabeto cultural Luis Miquilena), intervenciones que hizo mi amigo Gastón, especialmente para los artículos 302 i 303. De esos artículos, fue un abanderado defensor ( i hasta quería hacerlos más claros i específicos) de los más sagrados intereses del pueblo i de la patria soberana. Recuerdo que muchas veces, finalizada la sesión del día o en el reposo para almorzar, me decía debíamos posponer la comida, para asistir a otras reuniones extras con expertos nacionales o extranjeros, buscando luces i apoyo para sus argumento de defensa petrolera i le respaldé con gusto. Había continuado su lucha de más de dos décadas que había librado en defensa de PDVSA, creada por el Ejecutivo Nacional el 30 de agosto de 1975, pero que una mafia criolla, oligarca i traidora, había puesto todo su empeño en la privatización de la empresa petrolera. Eran hombres comprados o dolarizados. La abominable banda delincuente, autocalificada o bautizada de “meritocracia”, dueños del poder, -así lo dice Gastón en el prólogo- en nombre del nuevo dogma de la globalización. Eso fue tan nefasto i mundial, que en palabras del filósofo Bertrand Russell, recordadas por Gastón, “la sociedad de expertos…enseñarán lealtad para con el gobierno mundial y hará que el nacionalismo sea considerado como alta traición”. La “meritocracia” criolla i pervertida, entregaría entonces, incentivos, seguridades i privilegios cuanto solicitasen los inversores extranjeros i, en pocos años el país hubiese entregado a las trasnacionales del Imperio Yanki, la principal industria i primera fuente económica de la vida nacional. Por eso Gastón clamaba que “los venezolanos comprometidos con las transformaciones que se requieren para alcanzar el desarrollo del país, imbuidos de los valores transcendentales de la vida, de moral, debemos oponernos a tal envilecimiento y poner a prueba nuestra capacidad creadora para adueñarnos de nuestra destino”. Sería demasiado extenso seguir refiriéndonos a las palabras, los hechos i la lucha intelectual i material que Gastón desplegó como un titán, para el cuido, precisamente como él lo expresa, de adueñarnos verdaderamente de nuestro destino. Este es un venezolano excepcional i único i. sin saberlo muchos, la persona a la cual debemos en gran parte, el destino o el camino que ha tomado en lo económico, para bien de la patria, el Movimiento Socialista de la Revolución Bolivariana, liderizada por otro hombre excepcional i grande como el Presidente Hugo Rafael Chávez Frías. Por eso una de las razones más valederas para justificar la Enmienda Constitucional, que garantice el porvenir político, económico i social de este proceso en pleno desarrollo, como diría el intelectual, periodista i analista político que se llama Walter Martínez.

La PDVSA que en manos de improvisados, escogidos a dedo por la oligarquía, ladrones i traidores de oficio, contra la patria, la historia i el pueblo, se había convertido en un Estado dentro del Estado i llegó a hacer daños terribles a ella misma i al país con el paro petrolero, produciendo pérdidas mil millonarias, a pasado a ser, ahora en la década revolucionaria el fundamento económico social de la nueva Venezuela que estamos construyendo, i en los artículos 302 i 303 de la Constitución Bolivariana, yo evoco principalmente la figura de mi querido i admirado amigo Gastón Parra Luzardo, un hombre íntegro, honesto i ejemplar para muchas generaciones de venezolanos. Desde nuestra amistad, no solamente intuyo al hombre de talento, sencillo i estudioso, sino a un ser que reflejaba en su rostro, en sus gestos, en su palabra reposada i sincera, al hombre común como somos todos, aferrado a un hogar digno, donde el amor por su esposa e hijos, la fidelidad a la amistad i la entrega cotidiana al trabajo i a la actividad patriótica i creadora, le llevaron en última instancia a la presidencia del Banco Central de Venezuela, a la creación de la nueva moneda i los artísticos i formidable billetes, a reformas estupendas como el Fondem, al aumento maravilloso de las Reservas Internacionales i muchos otros logros que ameritan tratamiento especial, realizaciones sin espavientos ni propaganda personal indebida, siempre con un perfil discreto como cuando presidió brevemente a PDVSA, -rechazado por la jauría golpista- propio de quienes tienen sólidos principios morales i éticos. Pese a su penosa enfermedad que mostraba en él como en el Libertador, sombras del más allá en su rostro noble en los últimos días, murió como ha dicho el presidente Chávez: “Con las botas puestas”, dando cara i talento a los tiempos finales, i dejando entre los venezolanos en general i entre quienes le quisimos, un vacío existencial difícil de llenar.

Gastón, fuiste un ejemplo i una figura que pervivirá por siempre. No muere el que da la vida a la ciencia, o como decía nuestro Alí Primera, los que mueren por la vida, no pueden llamarse muertos. Te seguiremos viendo i sintiendo, al frente de tu pueblo, del ideal bolivariano i de tu patria amada: Venezuela.



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Roberto Jiménez Maggiolo


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