La prensa burguesa, trata de una y mil formas de manipular los sucesos históricos que vienen describiendo el camino que marca la Revolución Bolivariana de Liberación Nacional, orientada con el pensamiento y acción de su máximo Líder Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, y refrendada por la mayoría de los sectores patrióticos y revolucionarios del pueblo trabajador, base esencial del Poder Popular.
Ahora
bien, el fanatismo oscurantista de las y los manipuladores de oficio
pagados por los sectores reaccionarios del capital criollo rentista
comprometido con las transnacionales del capital parasitario del imperio
norteamericano, rebuscan expresiones tautológicas, es decir repiten
con desfachatez la idea que el socialismo pone en riesgo los intereses
colectivos de la patria y con estos el peligro de desaparecer la democracia,
esta idea la repiten de diferentes formas, como si fueran ideas distintas.
En el pasado reciente la tautología inquisidora de los señores y señoras
de la alta burguesía y sus siguises eclesiásticos rastreros repiten
con ofuscada posesión, como en los viejos tiempos de los
siglos XVII, XVIII, XIX y hasta el siglo XX; “lo maligno de
la innovación ejecutada por las mentes más lucidas de cada una de
esas épocas” lanzando al abismo de la descalificación colectiva
aquellos avances y, más aún llegándose al extremo de lanzar sus creadores
a las hogueras, tratando de no dejar huellas de lo que es posible el
desarrollo de la Inteligencia Humana liberada de la explotación del
hombre por hombre. Pareciese que esta clase social de la humanidad (Burguesía)
no ha superado esos traumas antagónicos y no terminan de aceptar la
concepción materialista de la humanidad y con ésta vislumbrar los
constantes cambios ejercidos por las fuerzas productivas de la Clase
Obrera manual e intelectual sobre los objetos de producción que la
prodigiosa naturaleza nos suministra. Si queremos cotejar estas reacciones
ambiguas de la burguesía de hoy con la del pasado, hagamos una retrospectiva
histórica con Nicolás Copérnico (1473-1543) cuando su inteligencia
le entrego a la humanidad el sistema heliocéntrico, es decir el sistema
solar. Donde afirmaba que “el
Sol inmóvil, es el centro del universo y la Tierra y los demás planetas
giran a su alrededor; la Tierra posee además un movimiento de rotación
alrededor de su propio eje”… esta afirmación casi le cuesta la vida,
en vista que las elites en conchupancia de los religiosos de aquella
época le exigieron que renunciara a ese sacrilegio, ya que esa aseveración
rompía con el sistema geocéntrico de otros filósofos de concepción
idealista y con éste los inconsistentes basamentos religiosos de que
la Tierra era elegida por la divinidad, situando al ser humano de forma
especial y privilegiada en el centro del universo.