Chávez Nacionalista, Antimperialista y Bolivariano

Desde los años iniciales de la revolución cubana, cuando el imperialismo norteamericano atacaba virulentamente a Cuba y el programa del Moncada comenzaba a materializarse en políticas nacionalistas y revolucionarias, y el verbo terrible y punzante de Fidel Castro, fustigaba sin piedad a los gobernantes norteamericanos y defendía a capa y espada el proceso de revolución popular. Con valentía inaudita, rompiendo absolutamente todos los esquemas políticos donde ningún gobernante antes, en Latinoamérica, había osado enfrentarse al poderoso vecino, potencia militar y económica mundial. Cuba prefirió el aislamiento y vivir con dignidad y decoro, a doblegarse ante las pretensiones y la hegemonía yanqui.

45 años después, aquí en Venezuela, la historias vuelve a repetirse en otro contexto, otras realidades pero con asombrosas similitudes en cuanto a las razones que llevaron al Presidente Hugo Chávez Frías a enfrentar, sin más medias tintas, al gobierno ingerencista, golpista y subversivo de George Bush, el presidente norteamericano que menos moral tiene para dirigirse a un presidente elegido democrática y mayoritariamente como lo fue Chávez, cuando el gobernante norteamericano llegó al poder producto de un burdo fraude electoral montado en su favor por la gusanera terrorista cubano-mayamera en La Florida, en desmedro de Al Gore y el partido demócrata que no supo defender con dignidad su triunfo.

Larga ha sido la política de ingerencia de los diferentes gobiernos norteamericanos en nuestro país; en los últimos 5 años una cadena interminable de políticas ingerencistas y diversas agresiones ha caracterizado las dos últimas administraciones norteamericanas, tanto la de Bill Clinton como la de George Bush, cada una con evidentes “intereses de estado”, que en todo momento ha lesionado nuestra soberanía y dignidad nacionales. Desde las pretensiones del ex presidente Clinton de que se autorizaran los sobrevuelos de aviones en labores de inteligencia por el espacio aéreo venezolano, hasta la abierta participación del presidente Bush en el financiamiento, organización y ejecución del cruento golpe de Estado del 11 de abril de 2002 que llevó, incluso, a la coordinación de push, de altos oficiales militares norteamericanos presentes en la sede del Fuerte Tiuna, punto neurálgico del ejército venezolano.

Paciente ha sido el gobierno venezolano al tener que soportar estoicamente la andanada de políticas ingerencistas de la actual administración norteamericana, que bajo la presencia de agentes de la CIA, de Charles Shapiro en la Embajada Norteamericana, el entrometimiento abierto se ha elevado a niveles verdaderamente insólitos e inadmisibles.

Porque no es sólo el protagonismo del Embajador yanqui, que actúa descaradamente como líder de la oposición contrarrevolucionaria, mete sus narices en todos lados, opina descaradamente sobre los asuntos exclusivos de los venezolanos e impulsa la creación de una “oficina para la transición” en la Embajada Norteamericana para después de la caída de Chávez; es la presencia de agentes de la CIA en Venezuela coordinando el terrorismo, en función de “maestros” de terrorismo y prácticas subversivas de algunas policías municipales y estadales (Miranda, Carabobo, Zulia, Chacao, Baruta, El Hatillo. Mucho tiene que ver ese repudiado personaje en todo el proceso subversivo contra Chávez, desde su infausto arribo a Venezuela en febrero de 2002. Pero es tan, pero tan malo como político, tan inculto, tan impolítico, tan burdo, tan negador con su conducta de lo que es un diplomático y la diplomacia, que sólo se ha ganado el repudio del pueblo venezolano hacia él como persona y hacia el gobierno fascista de los Estados Unidos del Norte.

Un estadista de la paciencia y tolerancia del Presidente Chávez, pese ha tener abundantes pruebas de la abierta, sistemática y reiterada intromisión del gobierno Norteamericano fue prudente, tolerante para evitar un choque frontal con una nación con gobernantes prepotentes, soberbios y con un definido sentido de dominación, autoritarismo y mentalidad fascista que subestima a los pueblos de naciones como la nuestra.

No resulta fácil para una nación de la dignidad y el sentido de libre autodeterminación como Venezuela, y un presidente telúrico como Chávez; que tiene una relación tan extremadamente importante en lo económico por ser el primer socio en el negocio petrolero, tener que enfrentar a sus gobernantes, denunciar sus pretensiones y acciones subversivas, golpistas que buscan el derrocamiento del presidente.

¿Estamos, acaso, en una encrucijada, en un peligro de intervención militar abierta, por la osadía de Chávez de denunciar a Bush, decirle unas cuantas verdades a él y al pueblo norteamericano, colmada como está la paciencia y la dignidad nacional de tan reiterada y larga acción no sólo de intromisión sino de reiterada subversión?

Los riesgos no son pocos, ciertamente, pero ¿vivir una libertad peligrosa, de dignidad y soberanía no es más honroso que vivir una tranquilidad indigna, con la cerviz inclinada ante los poderosos, entregando nuestras riquezas y nuestras honras?

Uno, como ciudadano de este país libre, que profesa una democracia participativa y protagónica, y que se siente parte del poder, que se identifica con el programa de justicia, soberanía y amor, no puede menos que identificarse con aquellos hermosos postulados y entender las razones que tuvo el Presidente y su equipo de gobierno para enfrentarse abiertamente al presidente genocida y criminal de los Estados Unidos del Norte, denunciar sus planes viejos y nuevos como una estrategia golpista que busca torcer el rumbo del país establecido en la Constitución Bolivariana; denunciar a Bush como responsable de los crímenes de Puente Llaguno el 11 de abril de 2002, y denunciar sus pretensiones de apoderarse nuevamente de nuestras riquezas, de nuestro petróleo, de nuestros minerales y de nuestro decoro y dignidad.

Denunciar el descubrimiento del financiamiento de grupos, grupúsculos, partidos y sectores de la extrema derecha neo fascista –aceptado sin escrúpulos por el Departamento de Estado norteamericano– fue la gota que rebasó el vaso, porque eso está unido a la estrategia de querer derrocar al gobierno a través de un golpe o fraude de firmas para solicitar el referéndum revocatorio del presidente. Descubierto como está el fraude de millones de firmas, Bush pretende deslegitimar el Consejo Nacional Electoral para que acepte como buenas las firmas falsas, de muertos, de extranjeros, de menores de edad, de personas que no firmaron pero utilizaron su identidad; aún más, tiene la pretensión de que el árbitro sea la OEA o el Centro Carter, es decir, un supra gobierno donde deciden por nosotros.

¿Quién pierde más, Venezuela que puede perder un cliente millonario o los Estados Unidos que pueden perder su primer proveedor de petróleo del hemisferio occidental, dependiendo, como dependen, de la energía petrolera?

Un presidente tan escaso de cerebro con Bush, políticamente torpe, que salta por encima de la ONU y la legalidad internacional y con la mentira de unas presuntas armas de destrucción masiva, invaden una nación más débil como Irak, arrasan con sus joyas arquitectónicas, asesinan miles de iraquíes e imponen un gobierno colonial, puede pensar que agredir a Venezuela es fácil, que por ser una nación pequeña, de tan sólo 24 millones de habitantes este país se va a asustar por una probable agresión, que cuenta con una legión de apátridas que claman por una invasión norteamericana al país.

Creo que Bush y su corte demente de imperialistas se van a equivocar si intentan una agresión militar contra Venezuela. Este es el país de los libertadores, de Simón Bolívar y el pueblo venezolano es hijo de ese gran hombre, y como ayer sabremos responder cualquier agresión, que no se equivoquen porque aquí, en esta tierra sufrida, va a encontrar la horma de su zapato.

Debemos admirar la valentía y la dignidad de Chávez; habló por todos nosotros, y sin aspavientos y con mucha firmeza apoyar las denuncias contra el indigno gobierno norteamericano, y prepararse para desarrollar una intensa y profunda campaña de solidaridad con Venezuela por toda América ante las agresiones del imperialismo yanqui. El momento es de unidad revolucionario, de firmeza, de valentía, de dignidad, de Patria.

Profundicemos los avances de la Revolución Bolivariana, afinemos la organización popular y preparémonos para todo en la defensa del proceso y de las conquistas alcanzadas. (20-02-04) caracola@cantv.net


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Humberto Gómez García / Trincheras de Ideas

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

 humbertocaracola@gmail.com      @hgcaracola

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