Gracias
a la iniciativa impulsada por este gobierno, bajo el liderazgo de Hugo
Chávez, todo ciudadano es capaz de enterarse de todo lo que pasa, en
cuestión de instantes, e inspirarse una sensibilidad aparente, sobre
los temas de la agenda pública y comunicacional.
En
los últimos diez años, el uso de internet y los avances en telemática
han logrado en Venezuela un repunte vanguardista en apertura de la comunicación
política. Es así como cada movimiento, pronunciamiento o actuación
de cualquier figura de gobierno u oposición puede ser captado y registrado
por aquellos intérpretes de la semiótica mediática cibernauta que
dedique su tiempo a tan crucial tarea estratégica.
No
resulta plausible los juicios atribuidos al primer mandatario como
dictador y tirano, todos lo somos en algún modo; quizá si habitáramos
otro país pueda que estuviésemos en contra, pero este adjetivo des-calificativo,
no es más que un símbolo discursivo de una falsa ética y moral en
el verbo de aquellos que asesoran a la generación de relevo, en lo
que a juicios políticos y vocería se refiere. Es lo que viven transmitiéndose,
en mensajes de textos y correos, aquellos que alienados por el tipo
de trabajo que desempeñan y por las exigencias capitalistas competitivas
de las personas que los dirigen no emiten un juicio racional; así es
parte de la política venezolana.
Aquellos
ciudadanos, se endiosan en sus delirios opináticos, contradictoriamente
a la falta de libertad de expresión que dicen tener a la ligera, para
sentirse compungidos y heridos, cuando no son capaces de esbozar un
análisis crítico serio, cuya causa principal merece otra explicación
más sesuda y especializada.
En
días pasados, el Presidente de Globovisión afirmó que le faltaron
el respeto con un adjetivo, que dadas las circunstancias y el esquema
competitivo mediático nadie escapa de él, pero ¿Si hasta la mamá
del presidente de la república ha sido objeto de mofa en correos y
fotos que circulan en la web, así como el programa Ají Picante ahora
se dedica a una mezcla tendenciosa entre farándula banal y política
radical, de cuál libertad carecen entonces? Pareciera que nos encontramos
ante un abuso del término, bien concebido por nuestra educación occidental
que traspasa la línea del respeto y la sindéresis ciudadana.
Pareciera
que la ecuación está dada por: A mayor democracia participativa, mayor
falta de respeto. Esto es demostrable por partes de quienes viven atacando
al gobierno.
Indagando
el espectro comunicacional venezolano y observando la angustia electorera
opositora, pareciera estar apuntando a una suerte de pesimismo antropológico
en los que deben caer periodistas, intelectuales, voceros y todo aquel
que se dedique a pararse frente a un micrófono, frente a unas cámaras,
porque esa es la primera lección que reciben los que aspiran cumplir
su sueño americano de figurar en la escena pública, y se han
encontrado que con este gobierno este oficio es más que un instrumento
de superación, una herramienta de participación popular.
O
es que acaso, se le permitiera a cualquier cristiano escribir ésta
y otro tipo de reflexiones que abundan en la web. En la cuarta república
la consecuencia infalible era la total censura y cómo causa la ausente
tecnología la cual era monopolizada de manera brutal a conveniencia
del gobierno de turno, blanco o verde, siempre bajo la sombra opositora
de Granier y Poleo que marcan una pauta entre los que no tienen criterio
propio.
Este
presidente es un hombre de avanzada comunicacional y están deseperad@s
por hacerse, a como dé lugar, de ese amplio margen de libertad, porque
pareciera que lo que interesa es difundir, difundir, y difundir, lo
más rancio del sector reaccionario de este país.