El proceso de revisión, de rectificación y de reimpulso, es decir el de las TRES ERRES que propuso el Comandante Presidente en diciembre/07, hay que estar recordándolo día a día, pues lamentablemente no son muchos los que en el gobierno han asumido el compromiso de llevarlo adelante como un mecanismo demasiado bueno para retomar el camino que pudiera haberse seguido de modo equivocado, quizás más como impulsos efectistas que es lo que menos ayuda a que las cosas se hagan bien, así como donde y con quien tienen hacerse, si el interés primero del Estado es favorecer a las grandes mayorías.
Intentemos explicarnos. Empecemos con lo de la participación. Aquí se falló mucho y se sigue fallando en ello. Con esta iniciativa o mandato de carácter constitucional, además, de evidente sabor y color revolucionario, comenzaron a desviarse no solamente los propósitos, sino los objetivos de hacer obra cierta y con alta calidad. Nacieron como la hierba y por doquier las cooperativas y asociaciones civiles para todo tipo de trabajo, en muchos casos sin que sus integrantes tuvieran claro para qué eran buenos sus esfuerzos y capacidades individuales y colectivas. Más privó en muchos de los casos, lo cual nos llegó a nuestros oídos por decenas de fuentes, el deseo de ganarse un dinero sin mayores complicaciones, que trabajar por el bien común.
Veamos un ejemplo: El caso de muchas de esas figuras jurídicas que se dedicaron a la construcción de obras públicas, ha sido patético. Se han asfaltado y se siguen asfaltando calles y avenidas aquí y acullá y no han transcurrido ni siquiera dos o tres meses, cuando aparecen de nuevo los huecos y socavones. No sabemos si la autopista a Higuerote, para referir un caso demasiado sorprendente, fue construida a través de cooperativas, pero vale la pena traerla a colación por esto de las "tres erres", porque es bueno recordarlo que cuando se inauguró hace un poco menos de año y medio (noviembre/07), la obra tenía tramos que eran unos verdaderos desastres (bateas en ambos canales, sobre todo en el tramo de los doce 12 a 15 kilómetros antes de llegar a Higuerote) que la hacían sumamente peligrosa, pues un pequeño descuido podía provocar volcamientos trágicos, como de hecho ocurrieron. El Minfra tomó cartas en el asunto, ordenó la remoción no solamente de su capa asfáltica, sino de las mismas bases y restituido el pavimento en ese tramo, pero es lamentable tener que decirlo, que todo sigue exactamente igual a como estaba antes.
¿Pero, por qué eso ocurre? Simplemente porque quienes fueron contratados para hacer la obra no tienen experiencia, pero más allá de ello consideramos que eso ocurre por la desidia absoluta de los ingenieros inspectores a los cuales el despacho ministerial les asignó la tarea de su inspección, quienes si hubieran cumplido satisfactoriamente con esa inmensa responsabilidad de haber estado atentos al desarrollo de la construcción de la vía, con mediciones, revisión de especificaciones, análisis de laboratorio de los materiales de relleno, etcétera, etcétera, nada de eso hubiera ocurrido, pues la misma fiscalización hubiera garantizado que la autopista no solamente se hubiera hecho con la calidad debida, sino que, además, las inexperiencias o vivezas de las empresas o las cooperativas que fue contratadas para hacerla, se habrían podido detectar a tiempo.
De manera que el proceso de las tres erres funciona siempre y cuando se le haga un seguimiento a ese mandato presidencial. En tanto se quede como una simple declaración, no será posible retomar los rumbos apropiados. El caso de los pasaportes y la cedulación es otro ejemplo en donde vemos que se impone que el alto gobierno y no me refiero al presidente Chávez, sino a sus mas cercanos colaboradores, tome cartas en el asunto de manera seria y responsable. Para muchos este asunto ya estaba a punto de ser solucionado estructuralmente y resulta que no ha sido así. Bastó que Chávez en una sus constantes comparecencias en tv, creo que fue en su programa Aló Presidente del 8 de marzo último, reclamó que la Onidex no estaba haciendo su trabajo con eficiencia y que no podía entender la excesiva demora que había en atender las solicitudes de tan importantes documentos, para que en menos de tres a cinco días se implementaran operativos dizque para solventar la situación. ¿Eso puede, acaso, entenderse desde una óptica revolucionaria? En absoluto, nadie pudiera digerir que las responsabilidades de la Diex con el país es imposible cumplirlas a cabalidad, sin tener que recurrir a los operativos y/o planes espasmódicos. Han pasado por esa dependencia unos cuantos compatriotas y cada uno ha dicho que va arreglar la situación y resulta que nada ocurre y todo sigue igual…
Y así hay otra muchos asuntos que marchan, pero a paso muy lento. Los mercales son una maravilla, pero casi siempre están desabastecidos. No se les dota de mercancía de forma oportuna. La gente, de manera general, no sabe cuando le llegan a esos establecimientos de su sector, los productos esenciales. Tiene que estar siempre en estado de alerta y no creemos que eso esté bien, pues ello le genera, si duda alguna, angustia y desasosiego, sobre todo si sabemos que los ingresos que percibe le rinden siempre y cuando compre en Mercal. Hay que buscarle una pronta solución para que la logística funcione en estos centros abastecimientos, de manera que funcionen de modo mucho más eficientes… Es asunto de que allí se apliquen, con el mayor rigor, las “tres erres”…
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