La economía no es la matemática, la suma de dos factores no siempre dan el mismo resultado. El control y fijación de precios de bienes comerciales no necesariamente consolidan los niveles de esos precios, porque pueden tener efectos contrarios al desestimular la producción y favorecer la escasez y las importaciones, distorsionando así la economía.
Estos sistemas requieren, como complemento, si se quiere proteger la producción, una política de subsidio y una de revisión periódica -a corto plazo- de las cotas de precios fijados, políticas que generalmente no aplican las autoridades.
La inflación, es sumamente difícil de controlar, particularmente en Venezuela donde ha variado desde más de 100% en la Cuarta República, hasta hoy que merodea en el 30% y en donde subyace una alarmante especulación irredenta. Pero, ¿cómo enfrentársele a este delito? El Indepabis podría levantarle un expediente a cada negocio que se obligaría a informar a ese organismo las razones para el aumento de precios y su justificación, a fin de hacerlos conocer al público, de ser necesario y sobre todo al Seniat, para que sancione a las empresas especuladoras, cerrándolas temporalmente por violaciones a la ley, muy común en el comercio; por ejemplo, el reintegro del IVA al fisco, es una fuente permanente de delito. Esas sanciones serían más efectivas que los controles. Cada quien debe utilizar el arma con la que se es más diestro: los comerciantes especulando y el Seniat cerrándoles el negocio.
Está en puertas el control de precios para las areperas, donde ha habido un aumento de precio desmedido, en los últimos dos meses de casi el 100%.
Sin embargo, vale la pena invitar a las autoridades a que estudien el resultado de esa misma medida en 1977-78, durante el gobierno del presidente Pérez, cuando prácticamente desaparecieron y en algunos pocos negocios ofrecían las llamadas "tostadas," escuálidas, prácticamente sin relleno. Cuando ocupé la cartera de Fomento, la primera medida que tomé fue restituirle un precio adecuado, no controlado, por cuanto se trata de un alimento básico para la dieta del venezolano y su bolsillo, pero sí fiscalizada.
Abogado