El concepto de Matrimonio. (Del gr. “mater”, madre). Unión de dos personas mediante de distinto sexo por determinados ritos—sociales, religiosos o legales—para la convivencia y con la finalidad de procrear y de criar hijos. Esencialmente el concepto deriva de “matriz, la femenina, por supuesto, capaz de concebir y reproducir la vida humana y asegurar la continuidad de la especie.
Hablar de “legalizar” la unión homosexual en “matrimonio” es de entrada la negación misma del fin primordial del “matrimonio” que no es otro que de “procrear, desarrollar y conservar la vida humana” es decir: proteger el vinculo básico de una pareja que se une para engendrar hijos, y criarlos bajo la protección del estado y las leyes, este es el fin esencial de la institución del matrimonio.
Quienes promueven la “legalización del matrimonio (¿?) entre homosexuales o personas de un mismo sexo, sustentan sus razones con argumentos de libertad, igualdad y no discriminación, argumentos que no tienen nada que ver con la legalización o no de la unión entre parejas del mismo sexo bajo la figura del matrimonio. El hombre o la mujer homosexuales gozan de todos los derechos que el estado venezolano establece para todos los ciudadanos y ciudadanas y establece hacer su vida como mejor les parezca.
No son las leyes, ni la voluntad de gobierno o diputado alguno lo que ha determinado la imposibilidad de que la pareja homosexual cumpla con el requisito básico de la pareja heterosexual, como lo es la procreación y crianza de las nuevas generaciones de la sociedad humana.
Aun y cuando se “legalice” la unión entre homosexuales no podrá nunca ser un "matrimonio", ni siquiera en un ejercicio de llevar el concepto de matrimonio a los limites extremos de la extravagancia jurídica. Extravagancia que solo abriría, sin remedio, la falsa puerta de la permisividad desbocada, por parte de las instituciones de un estado que tendrá que seguir legalizando todo tipo de “uniones”, de acuerdo a intereses de grupos particulares de la sociedad. Así, mañana estaremos ante la “necesidad” de “legalizar” la poligamia (unión familiar valida en algunos países y sociedades humanas), o el matrimonio obligado de niños con adultos (también legal en otros países) o el matrimonio que se realiza por la compra de las mujeres vírgenes, cuyo precio se calcula en especie o dinero en efectivo, sustentada la legalidad de esta “unión” en las practicas ancestrales de algunas etnias aborígenes.
Los diputados de la Asamblea Nacional de Venezuela deben meditar muy bien con lo que están proponiendo, alegando complacer la voluntad de un determinado numero de personas, posiblemente están yendo en contra de las creencias y valores de la mayoría de los venezolanos. La legalización del “matrimonio entre homosexuales” no es solo que el estado la convalida y ya, sino que, tal convalidación implica otros derechos como el de la adopción y muchísimos otros aspectos que deben ser tomados en cuenta por los legisladores.
La “legalización del matrimonio entre homosexuales” es una cosa y la legalidad de la pareja homosexual es otra muy distinta.
La “legalización de la unión homosexual” se puede establecer en otra figura ajena al matrimonio, sobre la que tendrá que legislarse y someterse a referéndum popular puesto que nuestra constitución no contempla este tipo de uniones.
La Asamblea Nacional tendría que reformar el articulo 77 de la Constitución de La República Bolivariana De Venezuela, según el cual: “Se protege el matrimonio entre un HOMBRE Y UNA MUJER, fundado en el libre consentimiento y en la igualdad absoluta de los derechos y deberes de los cónyuges. Las uniones estables de hecho entre un HOMBRE Y UNA MUJER que cumplan los requisitos establecidos por la ley producirán los mismos efectos que el matrimonio” y para hacer esto tiene obligatoriamente que llamar a referéndum popular.
Otro aspecto a tomar en cuenta es, lo inconveniente del tema planteado en la Asamblea Nacional, precisamente en momentos en que se acaba de obtener el triunfo del SI y el Presidente enfila los motores hacia la profundización del proceso, la construcción del Poder Popular, se va de manera frontal contra la corrupción de los iconos opositores y se comienza el proceso de “revisión, rectificación y reimpulso” dentro de las instituciones del gobierno revolucionario para su depuración
En estas precisas circunstancias a la Asamblea Nacional no se le ocurre mejor idea que la de provocar al avispero y promover la animadversión de millones de personas que afectas al proceso no comparten la “moderna” visión del mundo de nuestros legisladores.
Es la propia naturaleza la que se impone absolutamente sobre la condición humana y no es la ley de los hombres la que va a determinar la procedencia o no de la ley natural. La humanidad debe adaptarse a las leyes de su propia naturaleza o resignarse a desaparecer como especie, hundiéndose estrepitosamente con la decadencia del sistema capitalista