El Centro Comercial San Ignacio
es una metáfora al capitalismo. Allí, mucha gente se exhibe como detrás
de las vidrieras se exhiben las mercancías. Es decir, adentro, en las
tiendas, y afuera, en los pasillos, la vida es igual. Parece que la
crisis no ha llegado aquí. Las marcas internacionales y nacionales
están allí, en la danza del consumismo.
Y allá se está estacionando
el Mercedes Benz que trae a Cinthya Machado Zuloaga. Desde aquí, desde
el café donde casi todas las tardes nos encontramos, se puede ver cómo
el chofer se baja a abrirle la puerta trasera al vehículo para que
desde allí baje al mundo la criatura más bella del país. Viene
caminando como una diosa. En su camino va dejando asombros femeninos
y suspiros masculinos. Antes de que llegue a la mesa, me vuelvo y veo
al mesonero con la boca abierta, él me descubre y se acerca y me dice:
“Esa mujer viene hoy a exceso de belleza”.
Me pongo de pie y estoy de
aplaudirla cuando llega a la mesa, pero me contengo. Ella me da un beso
y toma asiento. El mesonero viene loco de contento con su botellita
de agua Evian y el café negro y los pone sobre la mesa. Ella sonríe
y el mesonero está a punto de desmayarse. Se va de lado, me coloca
su mano derecha sobre el hombro y espera. Luego se marcha, como siempre,
de espaldas, para seguir viendo con la boca abierta a la mujer más
linda del mundo.
“Otro cerebro se ha fugado
del país”.- me dice. “Si es cierto que Manuel Rosales se fugó,
el país ha perdido uno de los hombres más preclaros, un candidatazo,
como dijo tu amigo Teodoro Petkoff, quien cada día se desprestigia
más. Los adecos no huían del país desde la dictadura de Marcos Pérez
Jiménez, ahora, después de muchos años, vuelven al exilio. Otro que
debe irse es Omar Barboza, el más grande representante de la cultura
adeca en Venezuela, cuando ese hombre habla, lo que dice es lo más
puro de lo que queda de esa cultura. Después de él está Henry Ramos
Allup, y más atrás viene dando pena, mucha pena, Antonio Ledezma”.
Se lleva la botellita de agua
a la boca y toma un sorbo. Desde la barra del café se escucha un suspiro.
Y ella sigue diciendo: “Lo peor es que hasta ahora nadie está persiguiendo
a Rosales, por el contrario, debe ser él la persona que persiga a la
justicia, buscarla donde quiera que esté y presentarse allí y decir:
“Aquí estoy para ser juzgado y la historia me absolverá”. Pero
a ese le falta mucho para hacer eso. Un amigo de mi padre dice que a
Rosales lo van a meter preso por bruto, no por corrupto. Y mi padre
le contestó que de ser así estaría preso desde hace muchos años.”
Después, viéndome de frente, me dice así, como profetizando: “Ya imagino los titulares de la prensa en Miami: Sigue la fuga de cerebros en Venezuela. El alcalde de Maracaibo, Manuel Rosales, decidió fugarse del país por temor a ser juzgado por corrupto por los tribunales del régimen. Un cerebro más que pierde el país.”.
robertomalaver@cantv.net