Escribo en Teherán, esta grande y milenaria ciudad, cuyos ruidos entran por mi ventana que amanece. Hoy es sábado 4 de abril y cuando me levantaba a las 6:00 de la mañana en Caracas eran las 9:00 de la noche del viernes 3… ¡todavía! ¡Qué cosas estas las del tiempo y el espacio con sus leyes y su relatividad!
Prendo el televisor, conectado directo al satélite, y ahí está Vanessa con su programa Contra Golpe, desde los espacios recuperados del Puerto de Maracaibo. El viento bate fuerte desde el lago y la Patria me llega de repente a través de la pantalla. Oigo la voz del pueblo, de los consejos comunales allí presentes. Oigo la voz de la Fuerza Armada en la persona del coronel presidente del puerto. Oigo pues, la voz de la Revolución que avanza.
Y desde aquí te digo, hombre, mujer, compatriota que me lees: ¡No desmayemos en la Ofensiva Revolucionaria a lo largo de todo el frente de Batalla!
Pudimos comunicarnos vía telefónica con Vanessa. Y luego con el Dossier de Walter Martínez. Hablamos varias horas, mientras seguía saliendo el sol más allá de las montañas nevadas de Teherán, aquí en el corazón del Oriente Medio.
Mientras tanto, todo el mundo ha estado pendiente de la Cumbre del G-20 en Londres, la capital del viejo imperio británico. Comenzó con bombos y platillos y podemos decir que terminó sin pena ni gloria, a pesar del optimismo desplegado en las declaraciones por algunos de sus protagonistas.
Ya lo había dicho en Caracas, en Doha, aquí en Teherán, recordando al gran caudillo José Gervasio Artigas: “No debemos esperar nada sino de nosotros mismos”. Y así es, en verdad.
¿A quién sino a los que no quieren ver la realidad se le puede ocurrir poner en manos de un incendiario la tarea de apagar el incendio?
Pero eso es exactamente lo que han decidido: darle de nuevo gigantescas cantidades de dólares al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial… ¡Válgame Dios!... Otorgarle mayores poderes a la Organización Mundial de Comercio y amenazar incluso a aquellos países del tercer mundo que caigan en “el pecado del proteccionismo”. ¡Sálvese quien pueda!
Sencillamente no quieren o no pueden escapar a la perversa lógica neoliberal y pretenden aferrarse a los principios del salvaje modelo capitalista. ¡Así son los fundamentalistas!
Nosotros, en cambio, continuamos construyendo nuestro camino y transitando por él, aportando nuestros modestos esfuerzos en la conformación del mundo pluripolar, multicéntrico, en el cual se logre llevar a la realidad aquel concepto bolivariano del “equilibrio del Universo”.
Hoy sábado concluye aquí en Teherán la Cumbre del G-2, Irán y Venezuela, con la firma de un conjunto de nuevos acuerdos que constituyen la línea de partida del nuevo mapa 2010-2020, sobre el cual navegaremos estas dos Repúblicas, sus pueblos hermanos y sus Revoluciones.
Ayer inauguramos la sede en Teherán del nuevo Banco Binacional Iraní-Venezolano (BBIV), para cuyo nacimiento trabajamos intensamente durante más de dos años y que desde ahora se constituye en un nuevo instrumento para liberarnos precisamente de la dictadura del dólar.
Esta creación de un Banco Binacional entre la nación persa y la nuestra nos recuerda aquellas palabras que Martin Luther King pronunciara en 1963: “Nos rehusamos a creer que el banco de la justicia está quebrado”. Mientras en el mundo entero, en especial en los grandes centros financieros, siguen quebrando y derrumbándose los grandes bancos, en nuestro Sur, es justicia, nacen nuevas instituciones financieras bajo un nuevo concepto que dista mucho del capitalismo en caída libre. Con Irán hemos comenzado a proyectar también la creación de una gran empresa Gran Nacional de medicamentos que contribuya al quiebre de las grandes transnacionales farmacéuticas de la muerte. El fortalecimiento de otros proyectos —agropecuarios, alimentarios, mineros, energéticos— fue parte importante de nuestra agenda dentro del propósito estratégico de convertir a nuestra nación en una potencia soberana e independiente, en la medida de lo posible.
La Cumbre del ASPA en Doha, y esta del G-2, Irán y Venezuela, son la prueba palpable de que otro mundo ya comienza a ser posible, ante el triste espectáculo observado también con atención de parte nuestra, en las antípodas: la cumbre del G-20.
Esta noche viajaremos a Japón. Será un largo viaje. Y luego iremos a Pekín, esa gigantesca ciudad capital de la nueva superpotencia mundial del siglo XXI.
Ahora no tengo casi ni tiempo para escribir. Por tanto, estas líneas de hoy son más cortas de lo normal. Así no se quejarán Jesse ni Eleazar.
Cuando ustedes estén leyendo mis letras, estaremos en el avión de Cubana que nos prestó Fidel, rumbo al Japón. Y ya será Domingo de Ramos. Pido desde estos mundos de Dios, que Cristo vuelva de verdad, sus valores, su pasión, su esperanza. Pido que resucite cada día en los corazones de todas y de todos. Y que se haga realidad hermosa el Reino que vino a anunciarnos: ¡el socialismo!-
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE
¡VENCEREMOS!