Este proceso revolucionario significa sin duda un profundo cambio político, pero, gran parte del andamiaje jurídico- político del país sigue siendo el mismo de antes. Sin duda alguna vivimos aún ese proceso contradictorio. A la Asamblea Nacional de alguna manera ha estado reproduciendo lo que fue el Congreso en el sentido de llevar adelante una política separada de la gente y por eso que es vital que tengamos parlamentarios que sepan muy bien para donde va el proceso revolucionario y un partido orientando esa discusión. Y no solo no se ha logrado todavía renovar el cuerpo legal, sino que tampoco se ha conseguido desmontar la estructura económica del viejo modelo, ni los mecanismos generadores de ideas y de valores: medios de comunicación, educación, absolutamente dominados por la derecha. El talón de Aquiles del proceso revolucionario es que no cuenta con los instrumentos políticos adecuados a las transcendentales tareas que se propone realizar. No existe una organización política que sepa comprender las necesidades del momento y que sea un espacio para que las personas que se identifiquen con el proceso puedan discutir para donde éste debe ir, que pasos ir dando. El Movimiento Quinta República (M.V.R.), fue creado por Chávez, con objetivos meramente electorales para participar en las elecciones de 1998. Este movimiento ha cumplido a cabalidad con su misión: ha ganado 7 elecciones en dos años, pero no se le puede pedir que se constituya en el instrumento político del proceso: una agrupación que potencie la organización popular. Una de las cosas que impide que el MVR se transforme en el instrumento requerido es la heterogeneidad de sus componentes. Muchas personas han entrado en él por razones meramente oportunistas, a otras las ha deslumbrado el poder. Hay crecientes contradicciones internas. El afán hegemonista de varios cuadros del MVR y el personalismo y la poca flexibilidad de algunos cuadros de la izquierda, han impedido consolidar una conducción política única a la altura de las circunstancias y potenciar el poder popular. En mi criterio, Chávez debe jugar un papel mucho más activo en este terreno pues solo él puede garantizar la organicidad y funcionalidad en un espacio tan heterogéneo. Por otra parte, al hundirse los viejos partidos AD y COPEI, arrastraron consigo lo que quedaba de organización popular: sindicatos, centros de estudiantes, asociaciones de vecinos. Hay una gran necesidad de reconstruir el tejido social y no hay fuerza política que éste desarrollando la tarea de la organización de la gente, del pueblo. Hay que organizar un verdadero movimiento popular con el objeto de que se aglutinen las fuerzas sociales que están con el proceso y que no necesariamente militan en partidos con el objetivo de organizar a la sociedad para la transformación, mientras el MVR gobierna. Así, pues, el llamado es a los Círculos Bolivarianos y a las distintas organizaciones sea cuales fueren a asumir este rol vital para este proceso revolucionario. Seguiremos profundizando acerca de estos temas y hasta una próxima oportunidad.
Miembro emisora comunitaria Llovizna 95.7 FM.