Héroes anónimos del proceso político venezolano....muchos!

El atardecer yacía sobre las montañas de Turiamo y sobre una brisa marina fragante de sales yodadas, corrían en diferentes sentidos los militares que se habían prestado a trasladar al presidente Chávez a ese paradisíaco lugar, como antesala de la muerte o de un viaje a un remoto país del África subsahariana. Todos tenían caras nerviosas y desorientadas, mucho desorden y en la brisa se mecían órdenes y contra órdenes sobre la suerte del prisionero. A la distancia, a un kilómetro de dudas estaba Juan Bautista, un pequeño cabo de la Guardia Nacional que miraba con asombro tan extraña movilización aérea y terrestre.

Su noche fue difícil. No podía conciliar el sueño, pero se propuso enterarse de los acontecimientos fingiendo que debía dotar de gas combustible al comando, asunto que era su obligación. En la mañana, muy temprano, recorrió en un vehículo militar la distancia entre su aposento y el comando general de la Base Militar de Turiamo. Allí se enteró que el Presidente Chávez era cautivo de los golpistas pagados desde los Estados Unidos y que su suerte no era previsible. Preparó la forma de obtener del Presidente una escueto papel en el cual se demostraba que no había renunciado y se marchó a entregarlo a las fuerzas leales situadas en Maracay. Nunca la carretera de Turiamo a Maracay fue tan corta, Las curvas desaparecieron ante el intrépido y valiente Juan Bautista y finalmente al consignar la carta manuscrita de Chávez se percató que había salvado a todo el país de una cruel guerra civil....

Dos años mas tarde, una señora regordeta se pasea entre los caminantes de una localidad aragüeña con un cuaderno debajo de su axila izquierda. Su sonrisa es ingenua pero denota al mismo tiempo un aire de felicidad jamás vivida. Se dirige al encuentro con sus colegas participantes en la Misión Vuelvan Caras. Camina bajo ese sol mañanero que no quema pero sofoca. No tiene otro remedio, carece de recursos para pagarse su ruta en autobús todos los días. A veces hace el sacrificio y le quita a los gastos de harina de maíz algo para aligerar su esfuerzo por estudiar. Teresa - si así se llama- es una de esas estrellas escondidas por los medios de comunicación privados del país, que cada día lucha por tener un mejor destino que el que le deparó la falsa democracia representativa. Está aprendiendo a preparar derivados lácteos, pero sabe y está muy clara que si Juan Bautista no hubiera llevado ese manuscrito a Maracay, sus sueños y esperanzas estarían enterradas o desaparecidas como querían hacer con Chávez.


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Miguel Mora

Profesor Titular Jubilado de la UNESR, Asesor Agrícola, ex-asesor de la UBV. Durante más de 15 años estuvo encargado de la Cátedra de Geopolítica Alimentaria, en la UNESR.

 mmora170@yahoo.com

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