Contexto político e histórico de las Comunas

La Comuna, posibilidad de integración en el Socialismo

Para comprender de dónde viene la idea de la organización en Comunas, tenemos que hacer una revisión de la historia de la población y organización de nuestro territorio. Tradicionalmente, la organización y la población del territorio respondía a las necesidades del sistema económico mundial, que ubicaba a nuestro país como productor de materia prima. Esto originaba un patrón de población basado en la extracción de recursos y su transporte hacia las zonas de puertos, además de dinámicas internas (economía, construcción, vialidad, etc.) subordinada a la actividad de explotación de recursos (agrícolas o mineros). La división internacional del trabajo nos asignó el papel de exportadores de materia prima, y de recibir de las potencias hegemónicas los productos manufacturados, al tiempo que éstas tomaban recias medidas proteccionistas para sus economías, mientras que nos proponían la adopción del “libre comercio”. De este modo, el capitalismo internacional, enraizado en condiciones históricas de coloniaje, originó desordenes en la distribución de población del territorio y, con ello, en lo interno, aparecieron desigualdades, como en cuanto a la inversión pública y las oportunidades de crecimiento.

La influencia de las fuerzas colonizadoras no termina allí. Como parte del sistema colonial-imperial, las elites minoritarias nacionales se volvieron aliadas de las elites internacionales, lo cual influyo en la configuración de la vida nacional. El Pacto de Punto Fijo (primero Pacto de Nueva York), apadrinado por los Estados Unidos, y con la exclusión explícita de la alternativa comunista, aparece en este contexto como una forma de garantizar la explotación de recursos energéticos. Por ello, la democracia representativa de Venezuela, típicamente partidocrática y clientelar, se consolida a la sombra de las expectativas de las potencias por asegurarse el suministro de combustible a través de aspectos la manipulación de las demandas de los trabajadores a través de partidos y sindicatos

En este sentido, la democracia representativa nos heredó un sistema que sirvió más al secuestro de las capacidades del Pueblo antes que a su desarrollo, a través de la concentración de competencias y de recursos en instancias burocráticas representadas principalmente por Alcaldías y Gobernaciones. En contraste, el impulso de las Comunas se inscribe en las directrices de instauración de una Democracia Protagónica Revolucionaria y de la Nueva Geopolítica Nacional (Primer Plan Socialista de la Nación), como medio para proporcionarle herramientas al Pueblo para el ejercicio de la soberanía.

La propuesta de un mundo multipolar, reforzado por la reacción obligatoria al unilateralismo y al militarismo estadounidense son elementos que refuerzan la necesidad de encontrar un orden alternativo al expresado por las relaciones coloniales que históricamente se nos impusieron. En tiempos recientes, surgen propuestas basadas en la idea de desarrollo endógeno, que no es otra cosa que el despliegue de capacidades internas para la producción y la generación de cultura, durante tanto tiempo subordinada a la voluntad hegemónica y los intereses de las grandes potencias. Hoy la propuesta avanza hacia la construcción del Socialismo Bolivariano, el cual, como señalaba el Comandante Chávez, el 29 de abril, debe construirse desde las bases: “amasando en el territorio la transformación del espacio, de la sociedad, el surgimiento del hombre y de la mujer nuevos; del modelo socialista en lo económico, las unidades de producción en manos del pueblo, la propiedad social, la producción destinada a satisfacer las necesidades humanas y no para crear mercancías, ganancia, plusvalía, para enriquecer a una minoría y explotar a la mayoría”..

Caracterización de la Comuna.

Ya en el artículo 16 del Proyecto de Reforma Constitucional (2007), las Comunas eran definidas como las “células sociales del territorio”, conformadas por comunidades y constituidas en un espacio territorial propio, en el cual los ciudadanos pueden asumir su autodeterminación y planificar sobre el uso de sus recursos. De acuerdo con esto, las Comunas pueden verse como un conjunto de comunidades organizadas, que hacen vida en un territorio definido y que tienen el propósito de lograr el autogobierno y la autodependencia. Para ello, las organizaciones que conforman la Comuna se encuentran guiadas por un Plan de Desarrollo de la Comuna, el cual se elabora vía consenso activo, y se implementa con diversas dinámicas que sirven para la planificación y la ejecución colectiva. Este conjunto de organizaciones (comités de trabajo, movimientos sociales, asambleas populares, consejos comunales, etc.), bien articuladas entre sí, constituye lo que entendemos por Poder Popular.

La Comuna representa un espacio de integración de los grupos, movimientos sociales y comunidades, a través de áreas de interés común dentro de lo sociopolítico, lo territorial, lo socioproductivo y lo cultural. La preparación para la utilización de recursos públicos para el bien de la comunidad, a través de dinámicas de formulación y ejecución de proyectos (de infraestructura, socioproductivos o sociales), sirve para dar pie a los procesos de discusión colectiva, la cual se presta también para la consolidación de una identidad común. La base para considerar la formación de la Comuna está en la determinación de afinidades locales, como por ejemplo, en cuanto a la cultura, el territorio y las potencialidades de los habitantes. Esto permite establecer relaciones de complementariedad en el seno de la Comuna, así como forjar la aspiración de unidad.

En tanto que la Comuna debe funcionar como un órgano para el autogobierno, la discusión y la planificación debe ser colectiva (protagónica), y no únicamente centralizada. El Ciclo Comunal, que actualmente se utiliza en algunos consejos comunales como guía para la planificación, debe acompañar dinámicas que ayuden a consolidar la integración de la comunidad, de forma de lograr que la acción colectiva supere el límite de la gestión de recursos financieros, y de que se convierta en generadora de espacios de gestión colectiva y de formación para la participación. Lo que enunció el Che una vez, en Montevideo (Uruguay), puede aplicarse por igual a nuestras comunidades en consolidación: “nosotros llamamos solamente 'planificación', cuando todos los trabajadores, todos los obreros de las fábricas, los campesinos de las cooperativas, los trabajadores de todo tipo pueden discutir los planes, discutirlos una y otra vez, analizarlos, desmenuzarlos, y aprobarlos en asambleas de producción, en tal forma, que se podrá luego lograr un verdadero Plan de Desarrollo”.

Ejes para aproximarse a la Comuna.

La geopolítica tradicional, conformada en buena medida por las exigencias del sistema de producción dominante, y asumida por las viejas élites políticas de nuestro país, cede paso a una nueva forma de organización, orientada a la formación de instancias locales de autogobierno enlazadas entre sí, como alternativa a la administración de los recursos de nuestro país por parte del Estado tradicional y las burocracias dominantes. La organización, la capacitación y la planificación comunal son las vías iniciales para la sustitución de este Estado tradicional, liberal y capitalista, por un nuevo Estado Comunal, Socialista y Revolucionario.

Podemos decir que este proyecto se instaura en varios ámbitos.

- En primer lugar, como forma de organización político-territorial, la Comuna rescata las afinidades geográficas y ambientales entre espacios de población humana. Ahora, en los espacios comunes, anteriormente segregados debido a los imperativos de una modernidad periférica, se adopta la planificación colectiva para el desarrollo integral de la población. Esto representa la diferencia con los modelos de “desarrollo” basados en el capitalismo, que conciben que el poblamiento del territorio y la organización económica deben responder a las necesidades de reproducción del capital privado.

- En el ámbito sociopolítico, la Comuna se basa en los preceptos de una democracia directa, dado que facilita la instauración de dinámicas colectivas para la toma de decisiones, dirigidas al desarrollo comunal. Entre estas dinámicas tenemos el Ciclo Comunal, los procesos de conformación y adecuación de los Consejos Comunales, las asambleas comunitarias, la conformación de mesas técnicas y de comités de trabajo, e incluso las actividades cotidianas de discusión y de concientización. La Comuna debe instalar sus propios órganos de autogobierno, a través de figuras como las vocerías, los comités de trabajo y las asambleas comunales, para no reproducir las estructuras de la democracia representativa, que propician la centralización del poder local y el monopolio de recursos y competencias. La comunicación también es un área de importancia para el logro de la unidad comunitaria, por lo cual es necesario impulsar la apropiación social del proceso integral de comunicación.

- En cuanto a lo socioproductivo, las Comunas se proponen el despliegue de actividades productivas, dentro de un esquema de producción al servicio de las necesidades humanas, y no para la generación de capital ocioso. Esto significa reflexionar sobre las cadenas de producción actualmente dominantes (las cuales, puesto que nos encontramos en un contexto todavía capitalista, generan contradicciones en las unidades de la economía comunal), introducir activamente formas alternativas de intercambio solidario (el trueque, la moneda social, etc.) y proponer nuevas formas de propiedad que servirán para socializar la riqueza y lograr el bienestar a través del trabajo.

- El último ámbito principal que debe atenderse, aunque no menos importante, es el ético-cultural. Las Comunas intentarán rescatar afinidades culturales, no solamente con un propósito articulador, sino también como un medio para la crítica y la transformación de la cultura y de todo lo que abarca (como los valores, el conocimiento, la organización, la comunicación, la educación, el trabajo, la participación, etc.). La concientización, concebida como el proceso de reconocimiento de las relaciones sociales en las que nos encontramos envueltos y la toma de posición frente a éstas, es necesaria para generar criterios comunes para la movilización activa de las comunidades, así como para sembrar ideales de responsabilidad mutua y solidaridad, valores que tendrán que sustituir a los antivalores del capitalismo. Para promover este proceso de concientización, es necesario retomar a pensadores humanistas y socialistas de Nuestra América y del mundo; pero también se deben abrir espacios para el intercambio de conocimientos, de modo que el intercambio entre saberes doctrinarios y populares, entre la teoría y la práctica, sirvan para la apropiación comunitaria del Socialismo Bolivariano.

Aspectos para atender.

Basados en la experiencia de los Consejos Comunales, podemos delimitar algunos aspectos que deben ser revisados para el impulso de las Comunas Socialistas.

Uno de ellos, es la falta de protección jurídica de las organizaciones de base, sobre todo en cuanto a personalidad jurídica y la contraloría social. Esto no pocas veces imposibilita la ejecución de procesos internos, e incluso amenaza la propia constitución de los Consejos Comunales. La contraloría sobre los recursos debe reforzarse, moral y jurídicamente, como un medio ejercer la responsabilidad en la gestión comunal y para afianzar la credibilidad de estas organizaciones de base. También es necesario reformar los instrumentos jurídicos vigentes, tales como la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, de la Administración Pública, de Ordenación del Territorio y de Planificación, de manera que apoyen el desarrollo de este nuevo modo de organización.

La planificación debe ser integral, y no encontrarse orientada solamente por la necesidad de adquirir/invertir recursos financieros. Este aspecto representa la diferencia entre los Consejos Comunales como instancias permanentes o como grupos de existencia transitoria. Los espacios de discusión y planificación son propicios para el reconocimiento de las debilidades y fortalezas de la comunidad, así como para el aprendizaje en común. Unido a esto, debe impulsarse la asamblea popular como verdadero espacio de diálogo, más que la simple reunión de vecinos. En este contexto, las Salas de Batalla Social pueden servir como instancias de discusión y planificación que orienten nuevos procesos de discusión en las comunidades.

Adicionalmente, la formulación y ejecución de proyectos debe superar el límite de las obras de infraestructura, imprescindibles ciertamente, pero insuficientes para darle vida propia a una organización que no se extinga en el tiempo. Para ello, deben ensayarse proyectos de tipo social y socioproductivo, que sirvan para mejorar el estado de los habitantes de la Comuna. Se debe avanzar también en la adopción de sistemas y mecanismos que sirvan para el registro de territorio de la Comuna, su caracterización, el diagnóstico de necesidades sociales, inventarios de recursos, proyectos en ejecución, presupuestos, etc.

Para terminar, debe avanzarse en la capacitación técnica y la formación integral de las organizaciones sociales, de modo que se pueda facilitar el funcionamiento interno de los Consejos Comunales y de las Comunas, así como insistir en la progresiva transferencia de competencias hacia las comunidades. En resumen, como decía el Comandante (el 29 de abril) que “hay que transferirle a la comunidad poder, conocimiento, organización; capital, materia prima, maquinaria y luego la producción, destinada a satisfacer las necesidades más urgentes de esa comunidad y de las comunidades circundantes”. La capacitación técnica, la formación integral y la concientización de las comunidades, constituyen elementos fundamentales para la materialización de una nueva base social que sustente la consolidación del Gobierno Comunal.

santiago.roca@yahoo.com


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Santiago Roca


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