El 2 de junio se cumplirán 47 años de una de las rebeliones militares de mayor profundidad ocurrida en América Latina: El Porteñazo.
Historiadores, periodistas, escritores y políticos, han escrito sobre ese alzamiento, pero sin acercarse a la realidad de lo que aconteció y sobre todo, lo que perseguía a pesar de que otras dos rebeliones, las de 1992, reprodujeron el mismo esquema, tuvieron los mismos objetivos y provinieron de la misma cantera: las fuerzas militares.
Las características eran las mismas: orientación de izquierda; afianzamiento de una verdadera democracia y no la falsa democracia puntofijista; rescate de la soberanía y la independencia política comprometida con la obediencia a los designios de EEUU, y, por lo tanto, afirmación de la personalidad jurídica internacional; disponibilidad de las riquezas para un auténtico desarrollo; unidad de América Latina, en fin, todo lo que requiere un país libre y progresista.
El Carupanazo que se produjo 29 días antes y el Porteñazo eran una sola rebelión que debían estallar al mismo tiempo, pero la precipitación de algunos aliados la dividió en dos.
Las incidencias de estos acontecimientos las explicaré en una conferencia el 10 de junio, (4 pm. Ministerio de Finanzas).
Se debe reconocer el valor de los oficiales que dirigieron aquellas rebeliones, hombres íntegros que jamás colaboraron con los partidos políticos a los que se enfrentaron, como lo han hecho muchos de los líderes de la izquierda civil. Han vivido desde entonces con la más absoluta modestia, después de largas prisiones y exilios, sin reclamar consideraciones por haber iniciado el despertar de la rebeldía que llevan en el corazón los pueblos latinoamericanos y muy en particular el venezolano.
En 1996, un sociólogo extranjero mejustificósuestadíademesesen Venezuela, más o menos así: "Estoy observando la nueva política queseestádelineandoyloquepuedeocurrirenVenezuelaqueporsegunda vez podría cambiar a Latinoamérica, Venezuela es un país muy especial... en 1962 conoció los levantamientos militares de izquierda, el Carupanazo y el Porteñazo; en 1989 un levantamiento popular espontáneo de protesta, con miles de muertos; mantuvo sub júdicepor corrupción, al mismo tiempo, a dos presidentes de la República, Jaime Lusinchi, cuya sentencia dejaron envejecer hasta la prescripción y Carlos Andrés Pérez condenado por la Corte Suprema de Justicia; y finalmente, en 1992 dos alzamientos revolucionarios únicos en el Continente. Creo que es un problema de tiempo". Así sucedió.
Abogado