El terror, el miedo y un país destruido en su propuesta

La oposición venezolana tiene ya diez años intentando cumplir con la función que les asignó la sociedad venezolana. Se ganaron esa responsabilidad de ser opositores, después de haber metido al país en la pobreza extrema, pero asegurándose todos los líderes de la oposición, la opción de vivir en la riqueza extrema, producto del saqueo que realizaron a la nación. Los venezolanos todos fuimos muy solidarios y complacientes con estos atracadores y hoy, en función de esa responsabilidad, lo vemos comportarse y actuar como vagos y maleantes, pero echándole mano a la respectiva patente de corso que curiosamente les ofrece esta cruel dictadura.

Ser opositores no los obliga a ver a Venezuela como su país. Venezuela es simplemente un objeto codiciado y ahí están como depredadores, haciendo uso de su poder para imponer miedo y paralizar a toda la sociedad. No hay lugar ni motivo para idearla de otra forma, que no sea aquella de verla lo peor posible: desgarrada, destruida, desmoralizada y sin capacidad de sostenerse.

Una mirada no muy larga en el tiempo, reporta situaciones que no dejan lugar a dudas de las intenciones de toda la oposición. La hoja de ruta que le impusieron y que han transitado desde 1999, recoge sus actos y en cada uno de ellos; se hace evidente esa conducta de ver al país como un objeto útil en términos mercantiles o una cosa que sirve a ciertos propósitos. José Ignacio Cabrujas nos advirtió sobre esa percepción o visión que ha tenido la élite venezolana (léase oligarquía) sobre Venezuela y nos facilitó la explicación a través de la figura y función de un hotel. Dijo que Venezuela era como un hotel; se está ahí por momentos y ya. No hay nada o casi nada, que les permita a los usuarios identificarse o conectarse sentimentalmente a ese espacio.

¿En estos diez años qué actos “supremos” han hecho los medios y los líderes de la oposición para ratificarnos su proyecto? Si hacemos memoria, sólo pueden anotarse un Golpe y un paro petrolero para derrumbar el hotel y después irse a su país: “Miami”. Acuérdese de ese acto en el cual el malandro Ugalde les alzó los brazos al Carlos de Fedecámaras y al Carlos de la CTV. ¿Qué propuesta de país salió de ese acto en cadena? No hubo una idea, sólo la intención de acabar con el país.

Antonio Ledezma que activa como el líder del grupo, porque el otro huyó al Perú, estuvo recientemente por Brasil gestionando la no incorporación de Venezuela al MERCUSUR. Con tantos medios en su poder no ofrecieron ni colocaron una nota de prensa para que los venezolanos conociéramos las razones que justificaron irse a Brasil para evitar el ingreso de Venezuela al MERCOSUR.

No hay ni merecemos una explicación. Simplemente actúan a la sombra y utilizan situaciones para invadir con terror y miedo las mentes de los venezolanos. Ahora hacen uso de una nueva versión de “con mi hijo no te metas” para crear angustia y miedo en la sociedad venezolana.

Trataron de reinventarse con la mesa de la unidad y ya han transcurrido un tiempo prudencial para comunicarnos su sueño de país en una simple cuartilla, pero ese sueño (con tantos sabios y universidades aliadas) escrito en papel bond base 20 brilla por su ausencia. Su estrategia nada tiene que ver con lo posibilidad de soñar un país; por el contrario, su norte está puesto en derrumbar el hotel y para ello necesitan un campamento que le facilite continuar con su campaña de miedo y terror. Piensan que con esa campaña, además del hotel, pueden derrumbarle el ánimo a un pueblo que decidió hacerse sentir y darle contenido a un proyecto para que los excluidos de ayer tengan la posibilidad de una vida digna.

evaristomarcano@cantv.net



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Evaristo Marcano Marín


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