Cuando la parásita burguesía “venezolana” y su canalla clase política acusan a la Revolución Bolivariana de tener un “Preso Político” no se equivocan, están en lo correcto. Pues, el único y verdadero preso político de nuestra revolución no handa tras las rejas precisamente, coartado de su libertad de movilidad y expresión. No, nuestro preso puede hablar y decir todo lo que quiera, también puede moverse por donde quiera, claro está, siempre rodeados y perseguidos por la seguridad. El único preso político de la Revolución Bolivariana tiene nombre y apellido, se llama Hugo Rafael Chávez Frías. Los otros, a quienes las canallas no tienen pena en defender, son simples y vulgares presos por delitos de violación a los derechos humanos, corrupción, etc. El Comandante Chávez es un preso libre y feliz, pero colmado de mucho amor por su pueblo y reciproco amor, pero un preso al fin. Preso de su causa por la justa y la igualdad; de una gran responsabilidad con el país; de su titánico trabajo.
El Estado burgués es la cárcel del pueblo. Sus burócratas acomodados hacen de verdugos y sepultureros de la revolución. Los cuadros político-técnico ineficientes, corruptos y saboteadores que la dirigen son los llamados “5ta columnas de la revolución”. El Presidente Chávez no es el responsable de que aun ellos coexistan dentro de la administración del Estado. Chávez, al igual que el pueblo venezolano, somos victimas de una dirigencia oportunista heredera contraria a la revolución, que se disfraza de aliado y nos apuñalea por la espalda. Mientras el Comandante libra una batalla política exitosa en la esfera internacional, la canalla interna hace de las suyas bajo la anuencia de sus cómplices, los acomodados y los ineptos. Pocos se atreven a enfrentarse. Los valientes son aislados o tachados de “conflictivos”.
El camarada Ministro Eduardo Saman es un digno ejemplo de trabajo revolucionario. Nos costa, a Saman lo ven muy poco por las oficinas del ministerio, en cambio mucho se le ve recorriendo las calles de Venezuela, interactuando con su responsable equipo de trabajadores revolucionarios y enfrentándose a las mafias que desde hacía mucho tiempo se habían incrustado en esa importantísima trinchera que hábilmente ha sabido defender. El camarada Saman habla, propone y se caracteriza por ser consecuente entre lo que dice y hace. Saman en un digno hijo de la revolución y del Comandante.
¡Comandante, envíe a sus ministros a las calles y campos! Oblíguelos a salir de sus cómodas y finas oficinas, y que ellos hagan lo mismo con sus gerentes, directores y trabajadores. Oblíguelos a que hablen y se relacionen más con los funcionarios y trabajadores de todas las instituciones y empresas del Estado; a conformar talleres de formación ideológica. A que salgan de sus laureles y toquen al pueblo. Incítelos a que hagan lo mismo que usted; que se vistan de campaña. A que rompan sus círculos herméticos e impenetrables de amistades y aduladores. A que se olviden por un rato de las perfectas y bien diseñadas presentaciones en PowerPoint y vean con sus propios ojos la realidad. Incítelos a transformar sin temor al Estado burocrático y burgués y que contribuyan en crear un nuevo órgano articulador de las energías e ideas que hagan posible la participación verdadera de la sociedad. Incítelos a delegar y a romper con el burocratismo; a ser eficientes para que usted pueda ser un poco libre.
El Presidente Chávez no puede seguir siendo el Funcionario Público, Director, Gerente, Diputado, Alcalde, Gobernador y Ministro. Humanamente es imposible. ¡Liberen al verdadero preso político que es Chávez! No es precisamente eso lo que quiere la canalla. Lo exige el pueblo.
¡Chávez es consciencia socialista!
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