“A diferencia del criminal, posee (el traidor) conscientemente la intención dolosa de hacer el mal; a diferencia del estafador no lleva su máscara por el placer del juego y mimetismo, sino con un fin perverso” Elizabeth Frenzel
II
A este pensamiento de Elizabeth Frenzel, recurrí cuando expliqué con lujo de detalles, los aspectos sociales, políticos, jurídicos i psicológicos de lo que es un traidor radicalmente completo, cuando describí la triste i deplorable “personalidad” de quien he calificado como “el traidor mayor”, al referirme al “ente” o cosa Luis Miquilena, pues hasta el calificativo de “señor” le queda grande; i concluía ese artículo de seis páginas, refiriéndome a la traición del YO, cuando se es desertor de todo los ideales posibles que se tengan en la existencia; i al principio del escrito, alertaba que un traidor es hasta peor que un asesino, pues quien comete también un asesinato (delito condenable), lo puede hacer por diversas razones, incluyendo hasta la defensa propia, o puede ser por un mal momento de irracionalidad i pasión. En cambio, un traidor implica esa idea mal manejada por los juristas, del dolo. En la traición hai voluntad de dañar, premeditación, falsedad, alevosía i cuidadosos cálculos i buena cantidad de maldad, depravación i miseria espiritual. I cuando se traiciona a la patria, es obvio que hai deserción de todos los ideales posibles.
Cuando en la década de los años treinta, Hitler llegó al poder i había expresado en Mein Kampf las ideas que traía; en muchos países de Europa que eran cotos cerrados, con fronteras que los hacía individualidades i que autores como Herman Hesse (alemán), ya sentían que eran absurdos límites, cada estado solamente le interesaba egoístamente sus particulares intereses i negocios; la diplomacia era fingida o hipócrita, i las pequeñas guerras o rivalidades continuaban. Por eso, cuando la Primera Guerra Mundial da paso a los adelantos bélicos, especialmente en aviación, buques, blindados i bombas verdaderamente destructoras, la psicología de muchos hombres ven en ello la posibilidad de negocios i de riquezas, i el dinero es el gran fetiche de todas las humanidades. Entonces, así como florecen las ideologías oprimentes (nacional socialismo nazista alemán, i el fascismo italiano de Mussolini), de que el pez grande se come al pequeño i que la economía es poderosa, florecen los políticos negociantes, los déspotas, los tiranos i dictadores de nuevo cuño, de los cuales el principal es Adolfo Hitler quien cobrará la revancha de la primera gran guerra. I lo obsesionaba el Tratado de Versalles i el vagón del tren donde se firmó. Así empezó también la extensión silenciosa, las infiltraciones nocivas i el florecimiento en los países vecinos de esa casta de hombres sin noción de patria ni conciencia sana, los que se llamaron luego colaboracionistas, o mejor, traidores i vende patrias, como después de más de 60 años de terminada la segunda gran guerra, florecen en América, conquistadas sus mentes i sus bolsillos, por la deformada ideología capitalista del Imperio Yanqui. El primer gran traidor en Europa es precisamente Adolfo Hitler, al traicionar a su gran compañero i colaborador de partido, el Capitán Ernest Roehm.
Colaboracionistas hubo desde un principio del III Reich, iniciado según lo expuso el mismo Hitler el 30 de enero de 1933 i que duraría un milenio, en países como Dinamarca, Noruega, Holanda, Bélgica, Checoslovaquia, Austria (de donde era Hitler), Italia, países bálticos, balcánicos, Rusia, etc., etc., pero los más notables, en Francia, Inglaterra al comienzo, los Países Bajos i hasta en España, Grecia, Egipto, i otros sitios del África. Ahora bien; como ya expuse someramente la personalidad de traidor, ahora ampliaré algo con respecto a la misma miseria humana pero colectiva, cuando tratan de pensar igual, se contagias o se venden, i como en un escenario i tiempo distinto, en nuestro país i en los vecinos, muchos tienen interesantes similitudes: mencionaré los más “interesantes” en aquellos años catastróficos para Europa, i luego, en la República Bolivariana de Venezuela i su revolución bolivariana, donde los sapos i traidores,-los colaboracionistas- se les ha llamado saltadores de talanqueras (dentro de la revolución) o pitiyanquis en el resto de nuestra patria o territorio. Veamos a Europa, antes, durante i después de la guerra.
Según José Luis Calzada Puig, destaca el hecho de que “en muchas de estas naciones nacieron hombres y mujeres dispuestos a entregar su esfuerzo e incluso su vida a favor de la Alemania de Hitler. Fueron los colaboracionistas”. Países pequeños, o más débiles, como Dinamarca, Noruega, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Checoslovaquia, Austria, fueron infiltrados en primer lugar, para de cierta manera “reclutar” simpatizantes o convencidos del poderío i futuro grandioso del Tercer Reich, i mientras los altos funcionarios, o algunos políticos de prestigio era excelentes adquisiciones, en las clases populares era el incentivo de trabajo, privilegios menores i empleo i paga segura, lo que los llevaba a servir de trabajadores i soldados de ocasión, actuando en sus países o yendo de emergencia hacia algún frente de combate. La conquista de alguno de estos países fueron de días i hasta de horas; por ejemplo la invasión a Dinamarca comenzó a la 5:15 de la mañana i a las 2 de la tarde todo había terminado, a pesar de haber más bajas en la Wehrmacht que entre los daneses. Pondré este solo ejemplo para no extenderme, más cosas similares hubo en los otros, aunque se dieran batallas. En Copenhague, entonces, en 1940 durante el verano, se reclutaron unos 25 mil obreros que fueron a trabaja a Alemania, otros a una División “Wikinga” i de los partidos que ya existían de tendencia nazi-fascistas, algunos hasta alcanzaron puestos parlamentarios. De ese modo se “fabricaron” colaboradores i algunos, con menos sentimientos de patria, sirvieron para las más viles “hazañas” de delatos, traiciones i actividades fascistas. Lo que sucede entre nosotros actualmente a más de 60 años de aquellos tiempos, con los conspiradores, denunciantes, traidores o sapos, a favor del Imperio Yankee. Por cierto que, en ciertas películas como LA NOVICIA REBELDE, vimos una faceta de estas cosas, cuando los alemanes se adueñaban de Austria. Por eso hubo muchas personas que prefirieron apoyar a las fuerzas germanas, que irse a la lucha de resistencia, la cual fue verdaderamente sobre todo en Francia, pero donde no faltaron los colaboradores, algunos hasta sin voluntad de traicionar, sino de no exponer bienes, comodidades o hasta la misma vida, cediendo a las amenazas e invasiones, como sucedió con un meritorio General, héroe de la primera guerra mundial, como fue el Mariscar Philippe Petaín que curiosamente, impactó mucho a mi padre que lo admiraba, porque en sus años mozos de médico en Maracaibo, conocía de la vida del gran Mariscal Petain, héroe de Verdum.
La historia de estos problemas donde se mancilla la lealtad i el amor a la patria, se dieron en otros países, i en Noruega, el nombre d Vidkun Quisling, pasó a ser sinónimo de colaboracionista, o mejor, de traidor. Este hombre, que había fundado un partido de corte autoritario, ya debía haber tenido relación con Hitler, pues cuando Noruega fue invadida el mismo día que Dinamarca, Noruega fue tomada totalmente en unos 62 días; los reyes huyeron a Inglaterra en un destructor británico, i casi enseguida se firmó la capitulación. Entonces Quisling fue nombrado Primer >Ministro i muchos jóvenes noruegos sirvieron como voluntarios en la aviación (Luftwaffe) i en la marina (Kriegsmarine) alemana. Por cierto que, más adelante, cuando la guerra empezaba a ser difícil para el Reich, más de 300 expedicionarios noruegos fueron llamados a Alemania i destinados al sitio de Leningrado i con otros regimientos daneses i holandeses, perecieron en ese sitio famoso por su duración i crueldad, de fuego de guerra i frío de nieve, ambos en extremo mortal.
I el equivalente a Quisling en Bélgica, fue el belga León Degrelle, Jefe de la Legión Valona, quien fundó un movimiento llamado “Cristus Rex”, i en relación con partidos nazi fascista tanto en Flandes como en la Walonia. Este hombre aduló tanto a Hitler que fue condecorado por el Führer con la Cruz con Hojas de Roble i Medalla de Oro, en 1944, después de haber ido ascendiendo desde cabo i sargento, hasta un grado superior de primer teniente i creo que llegó hasta general, pues hasta fue herido en combate. I es notable porque, de todos los grandes traidores de la historia de esa guerra, fue el único sobreviviente que después vivió en Madrid, acompañado de una hija, muriendo a los 87 años. Pero la mayoría de los traidores como Quisling, después de la guerra fue detenido por la resistencia, juzgado i condenado a muerte, siendo ejecutado el 24 de octubre de 1945. En Holanda, se dieron casos similares de voluntarios, obreros para el Reich i el más notable colaborador o traidor, no fue holandés sino el austríaco, Arthur Seyss-Inquart que era el delegado de Hitler para los Países Bajos, quien fue considerado criminal de guerra en Nuremberg, declarado culpable i ejecutado en octubre de 1946.
En Francis, aunque hubo los mismos hombres o mujeres sin lealtad a la patria, quizá fueron menos, puesto que los franceses hasta entonces, había sido rivales acérrimos de los alemanes i se sintieron burlados cuando los alemanes, le sacaron el cuerpo a la línea Maginot, i violando la neutralidad de Bélgica, Luxemburgo i Holanda, dieron la vuelta hacia el norte e invadieron su territorio. El día 14 de junio de 1940, los soldados de la Wehrmacht desfilaban por los Campos Elíseos de París, la ciudad que un día estuvo a punto de ser incendiada, i que la admiración i el amor de un general alemán, desobedeció la orden del Führer. Sin embargo, ya dije algo sobre Petain; empero hubo otros colaboradores menores, aunque uno fue notable, entre los 2.000 galos que dicen algunos que sirvieron a los alemanes, por soplón i ayudar a la Gestapo: fue Louis Renault, presidente de la famosa firma automovilística. Fue detenido i murió en prisión esperando sentencia. A Petaín le conmutaron la pena de muerte por prisión perpetua, pero a Pierre Laval (Primer Ministro del gobierno de Petain en Vichy), que había logrado huir por España, Suiza i Austria; lo hicieron prisionero, declarado culpable i fusilado. La depuración en Francia fue rigurosa i se dictaron 39.000 condenas de prisión en diferentes grados. Era el destino que se habían trazado; es el destino que la historia, la justicia i la ética de los pueblos, tiene guardada para los traidores i vende patrias.
(Continuará)
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