Cuando me preguntan si soy chavista, suelo responder que no, porque aunque lo reconozco como el dirigente principal del proceso de cambios sociopolíticos que estamos experimentando, y como uno de los principales de la naciente UNASUR, no soy partidario del culto a la personalidad y –seguramente – él tampoco. Pero deseamos, hoy, analizar esa especie de matriz de opinión que vienen manejando a conveniencia, desde los plegados criollos, hasta quienes le sirven a ese imperio dentro de sus propias fauces, como lo dijera Martí, imperio cuyas características vamos a tratar de precisar.
Para muchas personas ese imperio, no sólo no existe, sino que es normalmente alabado en una de sus imágenes operadoras: la exrepública de los Estados Unidos, y decimos exrepública para citar la tesis del historiador estadounidense Dr. Richard Dolan, hay que repetirlo hasta la saciedad, quien sostiene que esa República, que alguna vez se autopresentó como el paladín de ciertos valores asociables al ideal democrático Occidental, de hecho no ha podido sobrevivir a la fase imperial en que su gobierno permanente, ese “petropoder insolente y perverso, capaz de perder a los hombres y a las naciones”, en palabras del escritor conservador Carlos Fuentes, trata de erigirse, siguiendo los lineamientos de la oligarquía angloparlante, para no hablar del aparato industrial-militar y financiero que concreta ese poder, de erigirse, repetimos, en una especie de controlador hegemónico de todos los países de la Tierra, evidentemente para beneficiarse geopolíticamente y controlando las fuentes de energía y los recursos, lo cual ha identificado, históricamente, todos los imperios conocidos.
Es bueno señalar, enfáticamente, que la tesis que sostiene que se trata de un imperio anglófono, involucrante, por razones obvias, de la Unión Europea (estudiar su presencia en Afganistán, por ejemplo), proviene de otro conservador y derechista, el economista y brillante analista Lyndon Larouche, ex candidadto a la presidencia de los EU por el partido Demócrtata. ¿Por qué insistir en que se trata del pensamiento proveniente de conservadores? Pues porque no es lo mismo que un izquierdista condene las matanzas sistemáticas realizadas por el frente imperial de la Unión Europea-Estados Unidos en Irak o Afganistán, a que lo haga, digamos, el Papa, quien – por cierto – calificó la invasión como un crimen contra la humanidad.
Pues bien, Esa oligarquía planetaria y neoliberal, sabe perfectamente que el gobierno de Venezuela lidera una proposición para reestructurar política y económicamente los países del Sur del mundo, uniéndolos en un solo frente de lucha por su verdadera autonomía e independencia, ante lo cual y como reacción, ha puesto en marcha su aparato mediático para desprestigiarlo, siendo una de las matrices de opinión la de que Hugo Chávez, su Presidente legítimamente elegido, es enemigo de los Estados Unidos.
Nadie que conozca verdaderamente lo que está sucediendo políticamente en el ámbito planetario puede pensar así, pues aunque ese pueblo pudiese tener, de alguna manera que no vamos a analizar en este contexto, un grado de culpabilidad por los desafueros de su gobierno es, a la final, una víctima del producto sociopolítico interno, resultante de lo que algunos denominan el gobierno permanente, es decir, del grupo que verdaderamente controla, nacional y trasnacionalmente, la política imperial.
Nos parece que la actitud del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, frente al verdadero pueblo de ese país, no sólo es constructiva, sino que ha dado muestras de querer ayudarlo, en alguna medida, como en el caso del combustible.
Una vez más es necesario
desmontar la manipulación que los medios tratan de imponer nacional
y trasnacionalmente, insistiendo en la verdad y denunciando sus manipulaciónes.
