En vista de los problemas de liquidez que está viviendo la población en estos momentos, queremos abrir este consultorio para ayudar a saciar la sed de conocimientos. Y ya hemos recibido las primeras preguntas a través de nuestra tubería principal: Pregunta: Tengo un novio que cada vez que me habla empiezo a mojarme. Sudo. Se me hace agua la boca y mi cuerpo es un desaguadero por todas partes. ¿Qué me recomienda? Respuesta: Pídale a su novio que le meta la llave y la tranque bien, para evitar esa pérdida de agua.
P: Estoy pensando seriamente en dejar a mi esposa.
Cada vez que le hago el amor comienza a gritar: "Trágame. Bébeme. Tómame". Y la verdad es que ya me está fastidiando un poco y estoy dejando de quererla. Sospecho que está saliendo con un trabajador de Hidrocapital. ¿Qué hago? R: Déjela. Recuerde que, agua que no has de beber, déjala correr...
P. Estoy desesperado. Mi hija Agua Luna se fugó con el malandro más malandro de la comarca. Mi madre se murió la semana pasada. Y anoche encontré a mi esposa con mi compadre haciendo el amor. ¿En qué situación me encuentro? R: Usted está con el agua al cuello.
P: Cada vez que llueve, mi novio Ramón llega corriendo y toca la puerta de mi casa, me lleva al cuarto y me hace el amor. Él dice que el médico le recomendó que hiciera el amor mientras esté lloviendo, porque eso lo mantiene saludable y le prolonga los años de vida. A mí me encanta. Lo malo es que puede venir una sequía -de esas bravas que vienen aquí, en Margarita- y Ramón se me puede morir. ¿Qué le parece? R: Aproveche. Si así llueve que no escampe.
P: Soy un viejo pescador de Margarita, de aquí, de Pedro González, cerquita pues, de donde vivía Augusto Hernández, y hace poco aproveché que la vecina, la señora Carmen Salazar, estaba un poco revuelta y me le metí en la cama.
Compai, qué cosa más buena.
¿Qué le parece? R: Me parece que es cierto eso de: en río revuelto ganancia de pescadores.
Recuerde que, si está montado en una nube, bájese de esa nube, porque las están bombardeando.
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